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Alimentación

¿Zumos naturales sí o zumos naturales no? Un nuevo estudio plantea la duda

Pediatras y expertos en nutrición aconsejan no dar a menudo zumo a los niños aunque se trate de fruta recién exprimida, pero un reciente estudio plantea lo contrario


19 de julio de 2024 - 11:32 CEST

Un reciente estudio de la Universidad de Swansea, en Reino Unido, del que se han hecho eco algunos medios de comunicación ha hecho que surgieran ciertas dudas acerca del consumo de zumo naturales por parte de los niños

El estudio en cuestión, titulado La exposición temprana a bebidas azucaradas o jugos de frutas, influye de manera diferencial en la adiposidad adulta, señala que un mayor consumo de zumo natural (en concreto, de manzana) en la infancia se asocia a una menor probabilidad de obesidad en la edad adulta en mujeres -no en hombres-. Sin embargo, esta afirmación es opuesta a lo que pediatras y expertos en nutrición llevan años recomendando. ¿Qué debemos hacer, entonces, las familias? ¿Es adecuado o no ofrecer zumo natural a los niños?

“Como nutricionista, no es algo que yo recomendaría”, responde con contundencia Laura Jorge, dietista-nutricionista y directora Centro de Nutrición y Psicología Laura Jorge. “Es cierto que siempre hay muchas dudas respecto a si es recomendable o no el consumo de zumos”, por lo que la especialista aclara la incertidumbre al respecto y explica por qué no es una opción adecuada que los niños ingieran a menudo zumo, aunque este sea natural y recién exprimido:  

“Tenemos que tener en cuenta que los zumos contienen el azúcar libre de la fruta, ya que habremos eliminado la fibra de la fruta en la elaboración del zumo. Además, si por ejemplo, nos hacemos un zumo de naranja, no solemos utilizar solo una, sino varias, por lo que el zumo contendría el azúcar de varias naranjas”, detalla. “Un niño puede beberse muy rápido un vaso de 3-4 naranjas, con todo su azúcar libre, lo cual le provocaría un pico de azúcar en sangre y no nos interesaría”.

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¿Qué es lo que dice el estudio?

La clave es, por tanto, tener más información acerca de los niños que han participado en el estudio. “Puede ser que los niños que han participado en ese estudio consuman zumos porque sus padres se preocupan de que tomen fruta y, por lo tanto, el resto de la dieta sea más o menos saludable en comparación con el grupo que no tomaba zumo, que puede que sus padres no le den mucha importancia a su alimentación”, comenta Laura Jorge.

De hecho, el propio estudio señala que se asocia un mayor consumo de zumo natural de manzana a una mayor ingesta de proteínas y una menor ingesta de grasas, así como a más consumo de frutas y verduras y menos alimentos fritos. Por lo tanto, la respuesta a por qué estos niños tienen menor obesidad cuando son adultos estaría en sus hábitos alimenticios en general.

Además, esta investigación lo que hace es comparar a los menores que consumen habitualmente zumo de manzana con aquellos que ingieren a menudo bebidas azucaradas (de cola, concretamente). En este caso, el consumo temprano de estas bebidas “se asocia con un patrón dietético menos saludable y una mayor adiposidad en la edad adulta”, según concluye el estudio. Es decir, que estos niños además de ingerir bebidas azucaradas (menos saludables de por sí que un zumo natural) tenían unos hábitos de alimentación en general menos adecuados que los de los niños acostumbrados a beber zumo de manzana: “a los tres años, el consumo de bebidas de cola se asoció con una mayor ingesta de energía, carbohidratos, proteínas, grasas y menos fruta y más alimentos fritos”, reza el estudio.

La conclusión es, por tanto, que no es en absoluto adecuado dejar que los niños ingieran bebidas de cola, pero tampoco es bueno que beban a menudo zumos naturales. En cuanto a estos últimos, “no hay que demonizar ningún alimento, pero optaría por ofrecerles siempre fruta como primera opción, y antes que un zumo optaría por un batido de fruta, ya que de esta forma por lo menos conservaríamos la fibra de la fruta”, recomienda la nutricionista.

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Recomendaciones generales para una adecuada alimentación en la infancia

El propio estudio subraya la importancia de sentar unos adecuados hábitos alimenticios en los niños y que, “dado que las causas dietéticas de la obesidad en adultos comienzan en la primera infancia, se debe prestar mayor atención a la dieta en los primeros años de vida”. Y, según señala Laura Jorge, hemos de seguir cuidando de esos hábitos alimenticios también en verano: “aunque en los meses de vacaciones todos nos relajamos, incluidos los niños, estos tienen que entender la importancia de seguir una alimentación saludable tanto dentro como fuera de casa”. Para ello, recomienda lo siguiente:

  • Comidas en familia y servir de ejemplo. Los padres son los referentes de sus hijos, de modo que si queremos que los niños sigan un estilo de vida saludable, los padres deben seguirlo también y servirles de ejemplo porque, de lo contrario, los niños tampoco lo harán. Es muy importante que las comidas se hagan en familia, así los más pequeños ven qué y como comen sus padres.
  • Comprar y cocinar juntos. Ir a la compra en familia ayuda a que los niños conozcan los alimentos y sepan escoger entre lo que es saludable y lo que no. Además, es una buena forma de que los más pequeños aprendan recetas saludables y los alimentos que necesitan para prepararlas. Es muy instructivo a la vez que divertido.
  • Tener la despensa llena de alimentos saludables. Debemos evitar contar con snacks ultraprocesados que les puedan llamar la atención. Si no los tenemos en casa, no tendrán opción de ingerirlos. Es preferente contar con frutas, yogures naturales y otras opciones que sea más saludables.
  • Jugar con los alimentos, en el buen sentido de la palabra. Una buena forma de que los niños interioricen ciertos alimentos es mediante el juego: hacer murales con legumbres, pintar con frutas cortadas y hacer formas, adivinar los alimentos por su textura y olor con los ojos tapados, etc.
  • Un caprichito. “Los pequeños placeres también forman parte de un estilo de vida saludable”, por lo que tomar algún que otro helado o también algún zumo, por ejemplo, no tiene por qué suponer un problema si saben que se trata de algo excepcional.