Sabemos que la alergia, o más bien la condición alérgica, es una característica que se transmite de generación en generación y que presenta una marcada familiaridad. Su origen genético no está demostrado, pero es evidente que de padres alérgicos suelen nacer hijos alérgicos. Al tratarse la alergia de una reacción anómala o exagerada de los mecanismos de defensa y una reacción de nuestro organismo ante estímulos externos, es más que probable que el aumento de esta patología y del aumento del número de niños alérgicos esté en relación con la cantidad de alérgenos del medio ambiente, potencialmente causantes de la enfermedad.
Por otra parte, no debemos olvidar que el organismo del niño está más expuesto a padecer problemas y trastornos alérgicos, ya sean respiratorios, digestivos o cutáneos, debido a la inmadurez de su sistema inmunológico durante las primeras semanas y sus primeros meses de vida.
Cómo podemos saber que se trata de una reacción alérgica
Aunque el mecanismo íntimo de la alergia es muy parecido en todos los casos, la forma de producirse y, sobre todo, de manifestar los síntomas, suele ser variable de unos niños a otros. Es evidente que la alergia respiratoria, la nasal, la conjuntival, digestiva o cutánea tienen diferentes causas y, como es lógico, manifestaciones y síntomas diferentes. La alergia respiratoria por bronco espasmo y asma, la alergia cutánea por urticarias y dermatitis y la alergia digestiva por intolerancias, malabsorción, diarreas y vómitos, son ejemplos de ello.
Los niños alérgicos tienen una característica especial que les hace reaccionar de una forma anómala, aunque de forma variable, ante diferentes agentes externos o a determinadas situaciones ambientales. Debemos recordar también que la reacción alérgica puede aparecer súbitamente, de repente. Niños que nunca habían manifestado alergia, en un determinado momento, reaccionan alérgicamente ante un producto inhalado, un alimento o un medicamento y desde entonces quedan sensibilizados, reaccionando de forma anómala cuando el próximo contacto se produce.
Los niños alérgicos tienen una característica especial que les hace reaccionar de una forma especial ante diferentes agentes externos o ante determinadas situaciones ambientales. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los pacientes alérgicos lo van a ser de por vida. Su alergia se manifestará de forma variable por temporadas con respuestas de los sistemas o aparatos afectados y que las diferencias de unas alergias a otras reside en la forma de respuesta y en el órgano o sistema en el que se produce y se manifiesta.
© Getty ImagesCómo debemos actuar ante la reacción alérgica de un niño
Cuando un niño enfermo tiene determinados síntomas alérgicos o padece otras enfermedades provocadas o mantenidas por alteraciones alérgicas y es diagnosticado como tal por su pediatra, debe ser derivado, visto y estudiado por un especialista en alergia infantil para determinar cuál es la causa del problema.
La medicación habitual en las alergias infantiles la conforman los antihistamínicos y los corticoides, ambos tipos de fármacos manejados por pediatras y alergólogos en dependencia de la levedad o la gravedad del caso. En las alergias infantiles una terapia muy utilizada y muy eficaz para controlar los síntomas es la 'desensibilizacion' a través de vacunoterapia preventiva, que elevan el nivel de inmunidad en los niños para los alérgenos causantes de su enfermedad.
Anafilaxia y shock anafiláctico
La anafilaxia es un síndrome con un amplio abanico de manifestaciones que comprenden desde una leve urticaria hasta la aparición de edema de glotis con obstrucción de la vía aérea, hipotensión y shock. Dentro de los alérgenos más frecuentes en la edad infantil se encuentran los alimentos (pescado, mariscos, leche, frutos secos y legumbres), picaduras de insectos, fármacos, transfusiones de productos sanguíneos, vacunas, contrastes, látex y otros.
Los síntomas pueden presentarse de inmediato o varias horas después, y se caracterizan por: picor en los labios, lengua y paladar. Urticaria, rash y angioedema. Dolor abdominal, vómitos y diarrea. Disfagia, disfonía, tos y disnea profunda. Síncope, dolor torácico e hipotensión.
Esta situación representa una urgencia médica que precisa de atención inmediata en un Servicio de Urgencias para tratamiento intensivo cardio-respiratorio, con oxígeno, vigilancia y tratamiento de la vía aérea y administración parenteral o intravenosa de adrenalina y corticoides.
