Los mecanismos de defensa de la piel de los niños son menos eficaces ante el sol que los de los adultos. Esto sucede especialmente en los primeros años, pero en general en toda la infancia, lo que los hace más susceptibles de sufrir daños ante un exceso de radiación solar.
"La piel de los niños tiene unas particularidades específicas que la hacen más sensible, sobre todo por debajo de los tres años. La función de barrera está débilmente definida, la piel es más fina, hay menos pelo y un peor control de la temperatura corporal, entre otros. Por estos motivos, la población infantil es uno de los grupos en los que más se debe extremar la protección solar", ha advertido la Dra. Anna Estapé, pediatra, en un acto organizado por la Federación Catalana de Entidades contra el Cáncer (FECEC) y Pierre Fabre.
Más riesgo... y más exposición
Pero además de tener más problemas para defenderse de las radiaciones solares, el hecho es que la población infantil está más expuesta a ellas, ya que realizan muchas actividades al aire libre, por tanto, el hábito de fotoprotección solar debería ser durante todo el año y a cualquier edad. "Está demostrado que la protección de las radiaciones solares ofrece en la edad adulta un aspecto cutáneo más saludable, con menos manchas y menor número de arrugas", destaca la Dra. Júlia Mª Sánchez i Schmidt, jefa del Servicio de Dermatología del Consorcio Sanitario de Tarrasa.
Es especialmente relevante tenerlo en cuenta, ya que no hablamos solo de quemaduras solares, que de por sí son muy importantes, sino del riesgo de favorecer otras enfermedades a consecuencia del exceso solar. "El hábito de protegerse del sol puede evitar la aparición de enfermedades inflamatorias relacionadas con la exposición solar como la fotosensibilidad, enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso y la erupción polimorfa lumínica o la urticaria, y las reacciones de fotoalergia o fototoxia relacionadas con determinados fármacos", detalla la dermatóloga.
¿Hay cáncer de piel en la infancia?
Aunque el cáncer de piel es poco común en la infancia, según subraya la Dra. Anna Estapé, la piel tiene memoria, y una parte importante de estos tumores podrían evitarse con unos hábitos adecuados de fotoprotección desde los primeros años de vida. De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de piel es uno de los tres tumores más frecuentes entre los jóvenes europeos, y hay que tener en cuenta que uno de los principales factores de riesgo para desarrollar cánceres de piel como el melanoma es haber sufrido quemaduras solares durante la infancia.
Entre el 50 y el 80% de la exposición solar acumulada se produce durante la primera infancia. A pesar de ello, la conciencia acerca de la importancia de la fotoprotección no es la adecuada ni entre los padres ni entre los más jóvenes. Así, de acuerdo con el estudio SAFE, de Pierre Fabre, solo el 21% de los jóvenes considera prioritario protegerse del sol para evitar un cáncer de piel. Y, lo que es peor, solo el 59% de los adultos protege a los menores del sol y menos del 25% les reaplica la crema solar cada dos horas, como está aconsejado. Aunque la recomendación es no exponerse al sol en las horas de máxima radiación (entre las 11 y las 17 horas), la gran mayoría de niños y adultos está al sol en ese periodo.
Más allá de la crema solar
Pero el cuidado del sol no se limita a la crema protectora, ya que hay otras medidas a tener en cuenta. "El protector solar es el producto que aplicamos en la piel para absorber o reflejar la radiación del sol. Pero la fotoprotección en sí no es solo el uso de cremas solares, sino que es el conjunto de medidas para proteger la piel del sol, incluyendo el uso de protector solar, pero también la ropa, la sombra y la evitación de la exposición en las horas centrales del día", destaca la Dra. Cristina Albarrán, especialista del Servicio de Dermatología del Centro Médico Quirónsalud Algeciras.
Se aconseja evitar totalmente la exposición solar en menores de seis meses (algunas guías médicas hablan incluso del año). No obstante, como apunta la Dra. Albarrán, "a partir de los seis meses se podría utilizar protector solar, pero se aconsejan tipos minerales, no químicos, ya que tienen mayor facilidad para absorberlos". Hasta los tres años, lo ideal sería hacer exposiciones cortas al sol, evitando las horas centrales del día. "Además, se recomienda la protección de forma física con gorras, camisetas SPF y gafas de sol. Los niños por sus actividades diarias están muy expuestos a la exposición solar, así que debemos preocuparnos por protegerlos de forma adecuada y educarlos para que vayan tomando estos hábitos como parte de su rutina diaria", manifiesta la experta.