En las vacaciones, padres e hijos pueden disfrutar mucho más tiempo de estar juntos. Es un momento para relajarse, vivir experiencias nuevas, viajar, hacer planes diferentes... Pero siempre con la seguridad del niño puesta en primer término. No es infrecuente que la pérdida de ciertos hábitos más estrictos que se llevan a cabo en el curso escolar pueda provocar algún riesgo, por lo que hay que aumentar las medidas de prevención, según recomienda la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
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Con este sentido, destaca cinco banderas rojas ante las que hay que prestar la máxima atención para que los niños pasen un verano feliz, pero también seguro y saludable.
1. Llevar a los menores sin los sistemas de retención adecuados en el coche
Los viajes largos son, en muchos casos, una pesadilla para las familias. Los niños se aburren, o si hay más hermanos se pelean entre ellos, o se marean en el coche. Cuando son bebés, el llanto constante por una situación que les incomoda, la de estar mucho rato en la sillita del auto, puede llevar a conductas de mucho riesgo, como sacarlos del sistema de retención infantil.
En este sentido, la AEPap recuerda que todos los niños que midan menos de 1,35 metros deben viajar en los asientos traseros del coche en un asiento homologado para su peso y talla.
Si el bebé o el niño están muy incómodos y protestan, lo correcto es parar en un lugar apropiado y sacarlos del coche un rato. Esto habrá que hacerlo, en todo caso, cada dos horas de viaje o 200 kilómetros, para que descansen.
2. Dejar a los más pequeños sin vigilancia en entornos acuáticos
Un niño puede ahogarse en segundos, es una triste realidad que cada año impacta en las noticias. Tal como aconseja la Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de la AEPap, "los niños y niñas deben aprender a nadar cuanto antes por seguridad, pero siempre necesitan vigilancia". No hay que relajarse aunque el pequeño ya sepa nadar, pues las circunstancias pueden ser muy variadas, desde que reciba un golpe al caer a la piscina, hasta que en un juego con otros niños esté más tiempo del debido bajo el agua... "La mayoría de las familias son muy conscientes de esto, pero nos deben poner alerta conductas como dejar a niños pequeños bajo la supuesta vigilancia de otros niños más mayores, o relajar la vigilancia cuando el agua 'no cubre", alerta.
En este sentido, hay que insistir en que las distracciones con el telefóno móvil de los adultos pueden resultar fatales, por lo que la vigilancia al menor que se está bañando ha de ser con plena atención.
3. Hacer actividades al aire libre sin protección solar
La protección solar es necesaria para todos, pero más si cabe para los menores de 18 años. Pero esta protección ha de ser ser de un factor alto. "Es necesario no dejar de dar crema protectora de factor alto para exposiciones al sol, aplicar con la cantidad y frecuencia suficiente y asegurarse de la caducidad y calidad de los productos que se utilizan", recalca la representante de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
Es muy importante aplicar la crema antes de exponerse al sol, en casa, pues tarda unos minutos en hacer efecto. Igualmente, hay que volver a ponerla cuando el niño se ha bañado o tras unas horas, ya que su efecto no dura todo el día. En relación a la caducidad, en los envases está indicado el tiempo de validez una vez abierto, que suele ser de un año.
4. Aumentar el tiempo destinado a las pantallas
Al haber más momentos de ocio, ya sin las obligaciones de ir al colegio, muchos niños emplean esos momentos en el mundo digital. Pero, a pesar de que hay mucho tiempo libre que cubrir, las pantallas no pueden ser el recurso más empleado. "Es importante evitar que las pantallas sean el mayor entretenimiento del verano", insiste la especialista.
Desde la AEPap se recomienda sustituir ese tiempo de exposición al mundo virtual por la lectura, en el caso de los más pequeños, en voz alta "para favorecer el desarrollo cognitivo". Es importante también vigilar que los menores no puedan acceder a contenido inapropiado.
5. Descuidar la alimentación
Un periodo prolongado de relajación y descanso puede dar lugar a un descuido en la alimentación. Con las tasas de sobrepeso y obesidad infantil tan alarmantes esto es especialmente preocupante. Se trataría entonces, según la recomendación de la AEPap de aprovechar ese tiempo en familia para que educar a los menores en una alimentación saludable con presencia abundante de frutas y verduras de temporada.
"Es tiempo de helado, pero, sobre todo, es tiempo de compartir compras, tareas en la cocina y alimentos saludable", recalca la Dra. Teresa Cenarro. Una alimentación saludable tiene su mejor complemento en el fomento de la actividad física, con muchos juegos al aire libre