La anemia afecta al 40% de niños de entre 6 meses y 4 años a nivel mundial. Son datos ofrecidos por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), que alerta de cómo este problema puede tener importantes implicaciones en la calidad de vida y en la salud de los afectados. Pero ¿por qué ocurre así? ¿De qué forma proteger a los niños de una afección que también está muy presente en adolescentes y en embarazadas?
Para saber más de todo ello, hemos consultado con la Dra. Rosa Elena Orozco, hematóloga infantil del Hospital Vithas Málaga, que nos aclara todo lo que hay que saber para luchar contra la anemia infantil.
Una epidemia silenciosa
Los expertos consideran que la anemia es como una epidemia silenciosa que se suele normalizar por su frecuencia. Pero puede afectar mucho a la persona que la sufre. Tal como indica la especialista, la causa más frecuente de anemia en la infancia es la anemia por ferropenia, es decir por la disminución de hierro en el organismo. Es la que conocemos como anemia ferropénica.
Las consecuencias de la anemia pueden ser muchas y variadas, dependiendo de la causa que la origine, pero da idea de su importancia el hecho de que una de ellas pueda ser el retraso en el desarollo.
¿Se puede prevenir la aparición de la anemia en menores?
Tal como indica la Dra. Rosa Elena Orozco, las anemias carenciales se pueden prevenir proporcionando al bebé, al niño o al adolescente una alimentación adecuada, "rica en determinados alimentos y minerales como el hierro". En este sentido, destaca los siguientes alimentos ricos en hierro:
- Huevos.
- Pescados como el salmón, el atún o las sardinas.
- Legumbres como las alubias o las lentejas.
"La vitamina C también es fundamental, pudiéndola encontrar en verduras y frutas como naranja, mandarina, papaya, guayaba, kiwi, melón, limón y fresa, entre otras", comenta.
Qué síntomas tiene la anemia infantil
La anemia en los niños puede ofrecer los siguientes síntomas, tal como enumera la hematóloga del Hospital Vithas Málaga:
- Palidez de piel y mucosas.
- Palpitaciones.
- Taquicardia.
- Soplo sistólico (ruido anormal cuando auscultas el corazón).
- Dificultad respiratoria con el esfuerzo.
- Dolor de cabeza.
- Irritabilidad.
- Cambios de humor.
- Astenia (cansancio acusado).
- Pérdida de apetito.
Además de estos síntomas que pueden ser visibles en la exploración médica, la analítica de sangre confirma la anemia. Con respecto al tratamiento, depende de la causa. Pero si el menor no reacciona favorablemente al mismo, "se recomienda valoración por Hematología infantil", aconseja la Dra. Orozco.
Muy frecuente también en embarazadas
La anemia es también muy habitual entre las embarazadas, pues están expuestas a un sobreesfuerzo orgánico que puede pasarles factura y porque el feto utiliza el hierro de la madre para fabricar sus propios glóbulos rojos. En España se estima que entre el 5 y el 25% de las gestantes puede tener anemia, según datos de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia. Por este motivo "es muy importante confirmar previo al embarazo si hay anemia, y corregirla en los casos en que sea así", recomienda la Dra. Marta Morado, secretaria general de la SEHH y hematóloga del Hospital Universitario La Paz, de Madrid.
En el primer trimestre con las analíticas de control y antes del parto se confirma si la mujer tiene o no anemia para tratar de corregirla.
Cuando la anemia aparece en estos nueve meses suele ser porque ya existía con antelación, a veces por reglas muy abundantes.
"Todos los casos de anemia son importantes y hay que corregirlos, pero hay que prestar especial atención a los casos de pacientes embarazadas que ya tenían anemia antes, por ejemplo las que tenían talasemias, anemia falciforme o algún tipo de anemia congénita", advierte. Estos casos requieren de un manejo más coordinado entre los obstetras y los hematólogos. Es importante porque la anemia puede inducir un peso más bajo en el feto al nacer, aumenta el riesgo de parto prematuro e incluso de aborto, puede disminuir el volumen de líquido amniótico...
Y en la madre, la anemia puede provocar otras complicaciones y "aumenta el riesgo de infección e incluso de depresión posparto, por lo cual siempre en todas las mujeres hay que comprobar antes del embarazo que no tengan anemia y corregirla en el caso de que sí haya o durante el embarazo", subraya la experta.