El trastorno del aprendizaje no verbal (TANV) es un problema del neurodesarrollo muy desconocido aún, incluso entre muchos profesionales. Algunas de las características que presentan los niños que lo tienen están presentes también en aquellos que tienen autismo o TDAH (Trastorno por Déficit de Atención o Hiperactividad). Sin embargo, se trata de una afectación neurológica diferente que es necesario diagnosticar lo antes posible para dar al niño o a la niña las herramientas que precisa para su día a día. Pero ¿qué es exactamente el trastorno del aprendizaje no verbal?
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
“El TANV o también llamado trastorno de aprendizaje procedimental (TAP), según define la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) es un trastorno del neurodesarrollo que se debe a un defecto en: la comunicación no verbal, las habilidades de coordinación motriz y/o la percepción táctil y visual”, indica la Dra. Rocío Rodríguez, pediatra adjunta al Servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Fuenlabrada.
Es decir, pueden hablar y entender lo que se les dice, pero no reconocer todo lo que tenga que ver con el leguaje no verbal: gestos corporales o expresiones faciales, por ejemplo.
Síntomas del trastorno del aprendizaje no verbal
Son muchos los síntomas y muy variable la severidad de los mismos en los niños, tal y como señala la Dra. Rodríguez. La cualidad que se da en todos y cada uno de los síntomas es que son persistentes en el tiempo. Los más específicos son los siguientes:
- Síntomas en el ámbito de la comunicación no verbal. Los niños con TANV suelen mostrar “dificultades para entender el lenguaje corporal, el tono de voz, las expresiones faciales y el contexto (ironías, dobles sentidos). Todo ello, hace que, aunque literalmente entiendan la semántica de las palabras y oraciones, no sean capaces de procesar otros significados, no puedan leer entre líneas”. El resultado directo de estas dificultades es que pueden tener “una gran repercusión en las relaciones sociales” del menor.
- Síntomas en la coordinación motriz. Se trata de dificultades tanto en la motricidad fina (escribir, recortar, usar cubiertos, abrocharse etc.), como gruesa (torpeza general, repercusión en actividades deportivas como correr, jugar a la pelota, atrapar, etc.), según señala la pediatra.
- Síntomas en el ámbito de la percepción táctil y visual. Estos síntomas se traducen por una dificultad en la orientación espacial, lo que “dificulta la lectura y escritura, el dibujo, construir y otras habilidades necesarias para transformar la información recibida por el sistema visual para realizar tareas complejas”. En este sentido, deberemos estar atentos cuando vemos que tienen mala letra y cuando el profesor comenta que son muy lentos y no terminan las actividades ni exámenes en el tiempo previsto.
TANV, autismo y TDAH, diferencias y similitudes
Las dificultades a la hora de interpretar el lenguaje no verbal es una de las principales causas que pueden confundir a las familias y a los educadores antes de que el niño reciba el diagnóstico, pues se trata de un problema muy habitual en menores autistas. Sin embargo, los niños con TANV no manifiestan otros síntomas propios del autismo, como la inflexibilidad mental, los patrones restringidos de intereses o las esterotipias. Al contrario de lo que les ocurre a muchos niños autistas, quienes tienen trastorno de aprendizaje no verbal sí que son capaces de desarrollar empatía y de ponerse en el lugar del otro; su dificultad se limita exclusivamente en este sentido a la interpretación de gestos y expresiones.
En cuanto a las similitudes con el TDAH, ambos pueden mostrar dificultades en las relaciones sociales y en el ámbito académico. La diferencia radica en que la afectación de los niños con TANV se halla en las capacidades perceptivo-manipulativas, mientras que en el TDAH son las funciones ejecutivas las que están afectadas, “es decir, las capacidades que nos permite planificar, organizar, pensar antes de actuar, mantener de manera sostenida la atención en algo, controlar las emociones, ajustarlas y moderarlas”.
Esto se traduce en que “los niños con TANV tendrán problemas de relaciones sociales por su dificultad para entender el lenguaje no verbal y los que tienen TDAH por su impulsividad (actuar sin pensar), que los lleva a saltarse turnos o no saber esperar la cola de un juego o tarea, no cooperar, no compartir, no interactuar en grupo, no imitar y no tener un sentido del tiempo o su dificultad para regular sus emociones con los demás”.
En lo que al ámbito académico respecta, tanto los niños con TANV como los niños con TDAH pueden ser más lentos y no terminar las actividades ni los exámenes en el tiempo previsto, además de tener una mala presentación en los trabajos; en los primeros será consecuencia de su alteración en la percepción visomotora y, en los segundos, por su dificultad para mantener la atención de forma sostenida y gran facilidad para la distracción y por sus dificultades de planificación y organización, según explica la adjunta al Servicio de Pediatría del Hospital de Fuenlabrada.
¿Cómo ayudar a los niños y adolescentes con TANV a superar sus dificultades?
Las dificultades que presentan los menores con trastorno del aprendizaje no verbal o procimental, tanto en lo académico como en lo personal y en lo social suelen ser, sobre todo, problemas de autoestima porque son conscientes de esas dificultades.
“Es importante que en el entorno escolar se realice una adaptación metodológica, por ejemplo: darles más tiempo en los exámenes, utilizar hojas cuadriculadas o con pauta, evitar caligrafía con el propósito de que mejore la letra, evitar realizar tareas de copia, sobre todo de la pizarra (se le puede ayudar facilitándole el material ya preparado), etc.”.
En el ámbito social, teniendo en cuenta que estos niños no interpretan ninguna otra comunicación que no sea verbal, “es fundamental que en el abordaje terapéutico se trabajen actividades para favorecer su integración y participación en actividades de recreo y juego y ayudas para interpretar adecuadamente el comportamiento de los demás y un trabajo de habilidades sociales de manera planificada”.