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Un bebé sonriendo mirando a cámara mientras su madre le da un beso© Adobe Stock

Bebés

Así influye en tu bebé el entorno emocional desde su primer instante de vida

La evidencia científica es clara acerca de cómo influye en el niño todo lo que le rodea. Pero ese ámbito se amplía cada vez más a medida que van surgiendo nuevas investigaciones. ¿Qué factores le afectan especialmente? ¿Cómo evitar el daño temprano a nivel emocional?


26 de junio de 2024 - 9:00 CEST

“Ya desde hace bastantes años hay un importante acuerdo en el ámbito científico que subraya la importancia de experiencias tempranas, tanto positivas o adecuadas como negativas o inadecuadas, en el desarrollo vital del ser humano. Y se trata de experiencias que ocurren tanto antes del nacimiento como en los primeros meses y años de la vida”, asevera Joaquín de Paúl, presidende de la asociación ‘Desde el primer minuto’, y catedrático de Psicología.

El objetivo de la citada asociación es promover la concienciación en diferentes sectores de la sociedad de la importancia de la intervención temprana, desde el momento de la concepción, para detectar y dar soporte emocional en estas fases de la vida y así prevenir el sufrimiento evitable y el trauma.

¿Qué factores influyen en el bienestar del bebé?

Hay factores muy conocidos popularmente que inciden positivamente en el bienestar del bebé, como que la embarazada siga una dieta adecuada y que no consuma ningún tipo de tóxicos. “Pero es importante señalar que también hay mucha evidencia científica sobre la relevancia de otro tipo de factores ambientales”, advierte el especialista. 

Uno de los más destacados es el estrés materno, derivado de situaciones personales, familiares, ambientales o laborales. “La ansiedad o la sintomatología depresiva de la madre durante el embarazo y los primeros meses de vida del bebé pueden tener un efecto negativo importante en el desarrollo del sistema nervioso, del sistema endocrino, etc. del bebé”,  apunta.

 Además, hay otro aspecto muy relevante a tener en cuenta y es la importancia de la interacción del bebé con sus figuras principales de referencia, especialmente con sus progenitores. “Es muy importante que el ambiente se adapte a las necesidades de estimulación y de contacto afectivo que tiene todo cachorro humano. La sensibilidad, la accesibilidad y la responsividad de la madre y del padre son esenciales. El estar accesible, ser sensible y dar respuesta ajustada (ni por debajo ni por encima de la estimulación que en cada momento necesita el bebé humano) a sus demandas de interacción influye de manera relevante en el desarrollo”, añade. 

Todos ello crea las bases para algo absolutamente esencial en la vida del niño y luego del adolescente y del adulto: conseguir un apego seguro.

Padre y madre sosteniendo la mano del bebé.© Adobe Stock
Recién nacido durmiendo en los primeros días de vida en casa, mientras su padre y su madre le sostienen la mano.

 Problemas y tipo de familia

Tendemos a pensar que las dificultades graves que presentan algunos menores se producen únicamente en el seno de lo que se conoce como ‘familias desestructuradas’, esto es, aquellas que sufren problemas considerables como alcoholismo, adicciones a otras sustancias, dificultades de salud mental (depresión, ansiedad, trastornos psicóticos...). “Estas suelen ser familias en las que se observan fácilmente las consecuencias: desnutrición, falta de higiene, malos tratos físicos, etc.”, indica Joaquín de Paúl.

Pero hay otras familias sin estos problemas evidentes en que tampoco hay una adecuación a las necesidades del bebé, y esto tiene consecuencias. Hablaríamos de situaciones de negligencia emocional o de maltratro de tipo psicológico, que pueden dañar de forma muy intensa al menor. “No son situaciones traumáticas que se observen, pero se trata de situaciones traumáticas en el sentido de que dificultan o ponen en riesgo el desarrollo normal del recién nacido: ausencia de estimulación afectiva, falta de respuesta a sus demandas de estimulación o interacción afectiva, falta de accesibilidad a sus señales, falta de sensibilidad a sus estados emocionales, incapacidad para ‘acoger’ afectivamente al bebé cuando experimenta malestar, miedo, dolor, irritación, etc.”, enumera el experto.

La importancia de un embarazo tranquilo

En el embarazo, la mayoría de las mujeres se procuran los cuidados básicos de alimentación, higiene, revisiones médicas... Pero ¿qué hay que tener en cuena especialmente desde ese primer momento para que el hijo se geste en las mejores condiciones? “Me atrevo a sugerir (en base a la información científica de la que disponemos) que quizá en el periodo gestacional lo más importante sea la serenidad, la tranquilidad, el sosiego, la ausencia de estrés, de tensiones emocionales, etc.”, subraya el especialista. “Sé que esto es fácil de decirlo y que muchas personas no pueden tenerlo. Creo que es responsabilidad social el facilitar a las madres un contexto en el que la ‘vida se les haga menos difícil”, añade.

El vientre de la mujer embarazada con los dedos símbolo del corazón.© Adobe Stock
Según los expertos, y atendiendo a las últimas evidencias científicas, es de vital importancia que la madre durante el periodo de gestación esté tranquila, sin estrés.

Tanto la sociedad, como la propia madre y todos los que la rodean deberían así procurar que viva esos nueve meses con sosiego y tranquilidad, pudiendo anteponer las necesidades del bebé en formación a todo lo demás.

 

¿Cómo revertir la situación cuando el embarazo no ha sido ideal?

Por distintas circunstancias hay mujeres que pasan un embarazo difícil desde el punto de vista emocional. ¿Se puede revertir para que el niño no sufra las posibles consecuencias? Esta es la respuesta del experto: “Hay algunas evidencias científicas que sugieren que los daños que se hayan podido ocasionar durante el embarazo, se pueden moderar, superar, modificar si se consigue que el bebé disponga de una adecuada interacción con su madre, su padre, etc., si se consigue que el bebé disponga de la adecuada estimulación afectiva y cognitiva, si se consigue, sobre todo, que desarrolle un apego seguro con sus principales figuras de referencia, especialmente con la madre”.

Los traumas pueden generar sufrimiento a corto, medio y largo plazo. Y hay que saber que “el trauma es también la inadecuación del ambiente (materno, paterno, familiar) a las necesidades del no nacido y del bebé, especialmente a sus necesidades afectivas, a su necesidad de sentirse seguro y querido de manera incondicional”. Por ello, tanto familias como profesionales han de ser conscientes de la importancia de insistir en que desde los primeros minutos de vida ese ser cuente con ese amor sin condiciones y con un entorno que lo haga posible.