El sobrepeso y la obesidad materna representan un riesgo para el desarrollo del embarazo. Entre otras cuestiones porque pueden hacer más difícil el seguimiento ecográfico del mismo, además de aumentar la probabilidad de otros problemas. El foco suele ponerse en este sentido en las condiciones de la madre. También se sabe que el exceso de peso puede reducir la fertilidad y dificultar la posibilidad de concepción.
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Un estudio publicado en la revista Nature aborda ahora cómo el estado físico del padre influye en el bebé, para llamar la atención sobre la importancia de que los hombres también tengan un estado lo más saludable posible cuando van a buscar el embarazo.
La transmisión de información relevante a través de los espermatozoides
En el estudio de Nature, una de las publicaciones científicas más prestigiosas, denominado Epigenetic inheritance of diet-induced and sperm-borne mitochondrial RNAs ("Herencia epigenética de los ARN mitocondriales inducidos por la dieta y transmitidos por los espermatozoides"), se hace hincapié en cómo los espermatozoides pueden condicionar el futuro estado metabólico de los descendientes de ese varón.
Así, viene a explicar que en los humanos, determinados fragmentos de ARN (un ácido con una estructura similar al ADN) en los espermatozoides se correlacionan con el índice de masa corporal. De esta manera, esa información genética se transmite, con el resultado de que el sobrepeso paterno en el momento de la concepción duplica el riesgo de obesidad de la descendencia y compromete la salud metabólica. Cuando esa salud metabólica no es buena hay más riesgo de enfermedades como la diabetes.
Para la Dra. Carmen Avilés, especialista en biología de la reproducción humana y genética en el centro Phi Fertility (www.phifertility.com), de Alicante, las conclusiones del estudio “son un llamado crucial para una mayor conciencia sobre la salud reproductiva masculina. Reflejan la necesidad urgente de que los hombres consideren su bienestar físico como parte integral de la planificación familiar”, advierte.
En este sentido, aboga por un enfoque integral del problema donde se trate la fertilidad “no solo como un asunto médico sino también como una cuestión de salud general que involucra tanto a hombres como a mujeres”.
El impacto de la obesidad paterna en los hijos
El mayor peso de una buena salud a la hora de tener hijos se ha puesto siempre en la madre, procurando que tenga un peso adecuado, que no fume, que tome ácido fólico antes de la concepción y que si tiene cualquier enfermedad crónica esté en un periodo estable sin crisis antes de intentar la concepción.
Sin embargo, las investigaciones dan cada vez más peso a la situación del padre. En este caso concrecto del sobrepeso paterno, “cuando un padre con obesidad o mala salud decide tener hijos, es crucial considerar los posibles impactos sobre la calidad del esperma y, por extensión, sobre la salud del futuro bebé”, destaca la doctora Avilés.
Y añade: “La obesidad ha sido vinculada a una menor calidad y cantidad de esperma, lo que puede llevar a una reducción en la fertilidad y potencialmente aumentar el riesgo de problemas de salud en los descendientes. Es importante que los hombres busquen mejorar su salud física, adoptando una dieta equilibrada y un estilo de vida activo antes de intentar concebir”.
¿Puede ayudar la reproducción asistida en caso de sobrepeso?
El sobrepeso es un factor que influye negativamente en la fertilidad, tanto femenina como masculina. En el caso de los varones, cuando los espermatozoides no tienen la suficiente calidad, o el recuento de los mismos es demasiado bajo para lograr la gestación, se puede recurrir a alguna técnica de reproducción asistida para intentar el embarazo.
“Una de las técnicas más efectivas para abordar estos problemas es la selección espermática avanzada durante los procedimientos de fertilización in vitro (FIV). Esta técnica permite seleccionar los espermatozoides más saludables para la fertilización, mejorando así las tasas de éxito de la implantación y la salud del embrión”, destaca la Dra. Carmen Avilés.
Pero, además, se pueden llevar a cabo otro tipo de acciones complementarias, “como un tratamiento nutricional y cambios de estilo de vida, que son esenciales para mejorar la calidad del esperma antes de proceder con cualquier técnica de fertilidad”.
Cuanto mejor y más saludable sea el estado del hombre (y de la mujer) que buscan un hijo, más probabilidades habrá de embarazo y, en el caso de que haya que recurrir a alguna técnica de fertilidad, de que esta tenga éxito.