padre agobiado trabajando© GettyImages

Crianza

Madres y padres sin tiempo ‘para nada’: consecuencias en la crianza de los hijos

¿Es posible educar a nuestros hijos como se merecen si apenas tenemos tiempo de estar con ellos? ¿Cómo les afecta esta situación?


12 de junio de 2024 - 17:40 CEST

La conciliación sigue siendo una utopía. La realidad a la que se enfrentan la mayor parte de las familias españolas en las que ambos progenitores trabajan es que no pasan el tiempo que desearían con sus hijos. Así lo pone de manifiesto el estudio de Zurich Seguros Preocupaciones y retos de la crianza actual en España, realizado por Kantar, que concluye que seis de cada diez padres y madres reciben ayuda de otra persona para el cuidado de sus hijos, cifra que supera el 70% en el caso de los padres separados y las familias monoparentales. Esto se traduce en que los progenitores pasan únicamente 3,5 horas al día con sus hijos entre semana, según datos recabados en el mismo estudio. Y esto tiene implicaciones en las familias, tanto en los adultos como en los niños.

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¿Cómo afecta la falta de tiempo a la crianza?

“Básicamente afecta en la angustia, el estrés y el sentimiento de culpabilidad que sienten los padres y las madres. Y lo que sentimos nos hace comportarnos de una manera u otra, afectando, inevitablemente, a la crianza”, asegura Cristina Gutiérrez Lestón, educadora emocional y directora del centro de formación en habilidades La Granja Ability Training Center. De este modo, “la angustia, por ejemplo, nos lleva a estar siempre preocupados, con lo cual desconfiamos con más facilidad; el estrés nos conduce a la aceleración, al ir corriendo todo el día, convirtiendo nuestra vida en una especie de maratón sin fin; y la culpabilidad, por ejemplo, tiene una relación directa con la sobreprotección, lo que debilita a los niños y los hace más dependientes, es decir, menos autónomos y con poca capacidad para protegerse y defenderse a sí mismos”.

Por otro lado, también será determinante en el bienestar emocional de los hijos el equilibrio familiar y el rol de las personas que ayudan en la crianza, como nos explica Gutiérrez Lestón. “Si la familia está organizada de forma equilibrada y coherente, donde el rol de padres lo ejercen los padres como agentes educadores principales, y el rol del cuidador es alguien que contribuye y suma en la educación, no habrá ningún problema. Si además unos y otros están alineados en los valores de la familia porque se han hablado, y también en los hábitos y los límites, todo será fácil e irá sobre ruedas porque no daremos margen a los hijos para que se desvíen”.

En caso contrario, sí que se observarán, más pronto que tarde, ciertas consecuencias; “la confusión será el plato de cada día, y posiblemente los niños y las niñas, que son muy listos, lo aprovecharán para conseguir lo que quieran, aumentando el malestar de toda la familia”, advierte la educadora emocional. “Hay que recordar que la coherencia familiar da seguridad y confianza a todos sus miembros”.

¿Cómo afrontar la falta de tiempo en la crianza?

La hiperocupación, la aceleración del mundo (“esa centrifugadora que nos ahoga y que nos acerca peligrosamente al desbordamiento, al agotamiento y a la ansiedad”) y la dedicación profesional son las claves de esa falta de tiempo generlizada en las familias, tal y como explica Cristina Gutiérrez. A estos factores, habría que añadir otro de tipo sociológico, y es que “las mujeres hace tiempo que salieron de casa y los hombres no han entrado”.

“Estos cuatro motivos inciden directamente en la falta de tiempo, afectando, además, al bienestar de toda la familia. Por ello tener fórmulas para la crianza de hoy en día, como indica el estudio de Zurich, es vital para no morir en el intento”. Estas son las fórmulas de crianza que la educadora emocional recomienda seguir ante la falta de tiempo de padres y madres:

  1. Parar. La especialista señala a esta idea por el primer paso por el que ella empezaría. “Dejar de correr para parar y pensar qué queremos y qué camino seguir para conseguirlo, recordando que la ansiedad, el agobio y el estrés son enemigos de las decisiones inteligentes. ¡Así pues, parar y decidir qué queremos!”
  2. Dejar de pensar en el futuro. Puede que no nos resulte sencillo cuando estamos inmersos en una dinámica en la que hay que atender diferentes frentes (trabajo, casa, hijos…). Sin embargo, sí que podemos proponernos dejar de organizarlo todo pensando en el futuro de nuestros hijos y centrarnos más en disfrutar del ahora. En este sentido, Cristina Gutiérrez Lestón nos pone el ejemplo de una niña con la que trabajó hace años: “Recuerdo a Julia, una pequeña de 7 años que hacía tres extraescolares que habían escogido sus padres; danza para tener un bonito cuerpo de mayor; Kumon para ser más ágil en matemáticas; e inglés para conseguir un buen trabajo de mayor. No me gusta ninguna de las tres cosas, me dijo, y añadió: mis padres siempre me dicen lo que necesitaré de mayor, pero nunca me han preguntado lo que necesito ahora. Y se lo pregunté, ¿qué necesitas ahora?, y ¿sabéis que contestó? Llegar a casa y jugar los tres (era hija única)”.
  3. Organizarnos. “Repartamos roles y tareas para anticiparnos y prevenir”. La clave es, dice, evitar la improvisación para sentirnos así más tranquillos. Recomienda buscar ayuda para necesidades concretas, como pueda ser un profesor de apoyo para un examen difícil o un canguro para una cena. “¿El objetivo? Evitar el malestar en casa”. Añade una premisa que los progenitores deberían tener más en cuenta: “recordemos que los hijos forman parte activa de la familia. En los hogares no ha de haber ningún rey de la casa, solo un equipo, ¡un súper equipo!”.