Skip to main contentSkip to footer
catalina hoffmann© Catalina Hoffmann

Neuropsicología

Cómo entrenar el cerebro de niños y adolescentes en verano para subir de nota el próximo curso

Catalina Hoffmann, experta en entrenamiento cerebral, da las claves


12 de junio de 2024 - 9:22 CEST

Las vacaciones de verano son el momento perfecto para desconectar y cargar pilas, pero eso no implica que haya que resetear por completo y esconder en un recóndito rincón del cerebro todo lo aprendido durante el curso anterior. Es necesario seguir entrenando el cerebro de niños y adolescentes, sin sobrecargarlos y, a ser posible, de manera lúdica, pero ¿cómo? Se lo hemos preguntado a Catalina Hoffmann, experta en entrenamiento cerebral y creadora del método Neurofitness, quien nos revela algunos de los trucos que emplea con los niños que acuden a su Escuela de Verano Neurofitness Kids. En ella, estimula la actividad cognitiva de sus alumnos, con los que ha logrado resultados evidentes: “He visto a niños pasar de repetir curso y tener malas notas a tener éxito académico, sintiéndose capaces y seguros de sí mismos”, nos dice.

Se dice que los primeros seis años de vida, los niños aprenden más que el resto de su vida; ¿es esto cierto? En caso de ser así, ¿cómo influye en su desarrollo posterior?

En los primeros años de vida del niño, es cuando el cerebro se desarrolla más rápido, toda su estructura cerebral, su red neuronal, sus neuronas, eso es algo fascinante.

El aprendizaje en esa época, durante los primeros seis años de vida, todo es novedad, todo es aprendizaje, todo es impactante. Un sonido, un color, una caricia, todos esos estímulos hacen que ese cerebro, gracias a su neuroplasticidad, esté atento queriendo captar cualquier cosa que pase a su alrededor.

Pero el aprendizaje del cerebro es constante, no sólo son esos seis primeros años, sino en toda su etapa de evolución, porque hoy en día la neuroplasticidad ya está demostrado que no sólo es en la etapa infantil, sino que está activa a lo largo de toda la vida, bajando un poquitito su intensidad a partir de los 100 años de edad.

Lo que influye más en el desarrollo posterior de un niño son los estímulos que recibe en sus primeros años de vida. Desde las caricias y la interacción corporal hasta los sonidos, tonos de voz, risas y sonrisas, todos estos estímulos agradables y excitantes activan el cerebro continuamente. Cuanto más estímulo externo reciba el niño, mejor será su desarrollo futuro.

¿Cómo estimular el cerebro del bebé y del niño en esa primera etapa vital?

Es muy diferente si estamos hablando de un recién nacido, que niños con tres o cuatro años. El estímulo es diferente porque al principio un recién nacido no vislumbra las imágenes, no ve con nitidez.

Un bebito se estimula con los olores, el jugueteo de caricias a nivel corporal, la música con movimiento, todo lo que sea auditivo y táctil, es lo que más va a estimular en sus primeros años de vida.

Cuando ese bebito ya se vuelve niño, el bebé ya ve, ya observa, ya analiza, ya se queda con la mirada fija, ya ve mucho más nítidamente, está mucho más conectado con otros órganos de los sentidos, como en este caso es la vista. Cuando ya empieza a emitir sonidos y se escucha a sí mismo, le fascina. Cuando empieza a coger sus piecitos y se los mete en la boca, porque ya también toda la zona orofaríngea se estimula, es cuando debemos trabajar a nivel vocal y verbal, con canciones, con muchísimo lenguaje, se utiliza muchísimo la sonrisa, y ya podemos estimular también con juegos, con piezas, con colores, con plastilinas, con pinturas, con canciones.

Con cuatro, cinco, y seis años, los niños son mini genios, son muchísimo más interactivos, y es la época en que pasamos de relaciones unidireccionales a bidireccionales.

Niños inteligentes© GettyImages

Una vez que la ha superado y ya tiene 5 o 6 años, ¿es más difícil que la estimulación que dirijamos a su cerebro obtenga resultados muy evidentes?

Es fundamental entrenar el cerebro, desde los orígenes, desde que el niño está en el útero materno, y se deberá mantener a lo largo de toda la vida.

Desde los cinco o seis años debemos de empezar a enseñar a su cerebro todas las capacidades que tiene. No es cuestión de dejarle disfrutar con una sola técnica: pintar, tocar la guitarra, jugar al fútbol. Lo que debemos es estimularlo al máximo al niño, sin llegar a sobreestimular con doscientas cosas, sino que experimente con diferentes actividades y no solo con una o dos.

¿Cómo debemos estimular su cerebro a partir de esa edad?

A partir de los 6-7 años, comienza un proceso crucial en el cerebro conocido como poda neuronal. Durante este período, que se extiende hasta aproximadamente los 16 años, el cerebro decide qué rutas neuronales conservar y cuáles eliminar, basándose en las experiencias y actividades del niño. Las rutas neuronales son conexiones entre neuronas que se fortalecen con el uso frecuente, creando vías eficientes para la transmisión de información.

Este proceso de poda neuronal es vital porque ayuda a consolidar las redes neuronales más utilizadas, mientras elimina las que menos usa. De esta manera, el cerebro se vuelve más eficiente en sus funciones. Esta etapa es fundamental para el desarrollo de la personalidad y las habilidades del niño.

Para apoyar este proceso, es esencial sacar al niño de su zona de confort y ofrecerle experiencias variadas. Si un niño juega mucho al fútbol, anímalo a probar hockey, patinaje o baloncesto. Si le gusta la pintura, introdúcelo a la escultura o a otra forma de arte. La idea es fomentar la curiosidad y la exploración de nuevas actividades, lo cual es crucial para el desarrollo neuronal.

En los programas de Neurofitness que en esta ocasión hemos adaptado para los niños, por ejemplo, se diseñan retos de entrenamiento que abarcan diferentes áreas cerebrales cada día. Esto estimula el cerebro de manera continua, enseñándole que puede realizar muchas más actividades de las que inicialmente conocía. La clave está en proporcionar un entorno enriquecedor y variado que mantenga al cerebro activo y adaptable.

Cuando llega la adolescencia, ¿qué ocurre en el cerebro y cuáles son los ejercicios mentales más recomendables?

En la adolescencia tenemos una revolución hormonal, nos vamos a sentir muchas veces más inseguro, nos vamos a querer comparar con todo el mundo que nos rodea, a no creer tanto en nosotros mismos o a no creer tanto en nuestras capacidades.

Estamos como con muchos focos al mismo tiempo, y en ese estado el cerebro no sabe realmente por dónde tiene que ir, vivimos en una montaña rusa de emociones. Unas veces quiere una cosa, otras veces quieren otra, no tienen un equilibrio.

En la adolescencia es muy recomendable trabajar mucho a nivel emocional, es fundamental entender qué es lo que le sucede, trabajar para que ese cerebro pueda tener una conexión consigo mismo.

Los adolescentes han de entender que deben cambiar la forma en que se hablan a ellos mismos, porque la exigencia que tienen es tremenda. Un día estoy muy triste, y tengo que saber que herramientas he de usar para manejar esa tristeza, o la ansiedad, las dudas.

Aprender a respirar, a meditar, activar la corteza auditiva a través de la música binaural, enseñarles caminos de liberación de todo ese sentimiento que no comprenden, es la mejor forma que tenemos los padres de ayudarles en esta edad.

Ahora que se acerca el verano y los niños y adolescentes necesitan descansar, ¿es adecuada la desconexión total para cargar pilas o esto podría favorecer que olvidaran lo aprendido durante el curso?

Es muy importante que cambien de aires, que realicen actividades diferentes, pero que se mantengan activos. El descanso, que duerman, que se diviertan son actividades fantásticas, pero no la inactividad de quedarme en encefalograma plano todo el día viendo la televisión o sin hacer nada o estando todo el día conectado a redes sociales.

El cerebro pasa de estar a 10.000 revoluciones por los últimos exámenes y con mucha presión social, a de repente no hacer nada.

Lo que el cerebro más agradece es cambiar de actividades y de aires, vuelve la curiosidad, y eso es donde nos focalizamos en la Escuela de verano Neurofitness. Cada día creo una serie vídeos de cinco minutos, muy cortitos donde les pongo un reto, un ejercicio, alguna práctica para que ese cerebro se divierta, se lo pase bien, pero se mantenga activo.

Lectura, música, deporte, todo aquello que no hacen habitualmente, como los deportes acuáticos. Es muy importante mantener una actividad diferente a la del resto del año, una costumbre que debemos aplicar dentro y fuera de las vacaciones estivales.

¿Hay algún truco para mantener su cerebro activo ‘sin que se den cuenta’, es decir, sin obligarlos a hacer deberes o cuadernos de actividades?

La Escuela de verano está creada para eso, para que se diviertan y aprendan de forma online y luego podemos complementar en familia, con sus amigos, ya que usamos técnicas como los juegos de mesa, que son maravillosos para el cerebro.

Actividades deportivas que normalmente no practican, siempre que sean muy divertidas y que su cerebro descubra áreas que no trabaja normalmente, como escribir a mano de forma pausada. Es muy importante que los chicos trabajen muchísimo con la imaginación y que puede empezar a utilizar otras áreas de su cerebro. Esa es la esencia de la escuela de verano.

¿Son los juegos de mesa de lógica eficaces para estimular el cerebro del niño?

Los juegos de mesa son muy buenos, lo que no podemos hacer es utilizar aquellos que nos frustren, adaptados a la edad del niño. Es maravilloso hacer un tangram, al igual que hacer un puzzle puede ser fantástico, un parchís, un dominó o hacer juegos de cartas que les hacen pensar más a nivel numérico.

Lo importante es la diversidad, que sean diferentes, y que tampoco que les resulten fáciles de resolver y sobre todo que sea algo muy diferente, cambiando de juegos cada día. Insisto mucho en que no se centren en cosas que ya conocen bien, porque de lo contrario se relajan y ponen su cerebro en modo automático. Así, solo están manteniendo la actividad cognitiva, no estimulándola. Es importante diferenciar entre el mantenimiento y el entrenamiento del cerebro. El mantenimiento ocurre cuando haces cosas que te gustan y que ya dominas, como seguir leyendo si siempre lees. Está bien, pero no estás entrenando.

El entrenamiento, por otro lado, implica salir de tu zona de confort, hacer cosas nuevas y probar actividades que no has hecho antes. Esto activa esa curiosidad tan importante y provoca cambios en el cerebro. Este tipo de entrenamiento, además de ser divertido, favorece mucho la vuelta al cole después del verano.

Niño juega al ajedrex© GettyImages

Cada vez más expertos alertan de los riesgos de las pantallas; ¿cuáles son sus efectos en el cerebro de los niños?

Debemos prestar atención al uso de las pantallas. Aunque pueden ser útiles para complementar nuestra rutina, no deben sustituir nuestras actividades diarias. Hoy en día, observamos un fenómeno preocupante con las redes sociales, especialmente entre los adolescentes, quienes pasan horas desplazándose sin fin por sus feeds o viendo videos en YouTube de manera constante.

Este comportamiento está teniendo un impacto significativo en nuestros procesos cognitivos, particularmente en nuestra capacidad de mantener la atención. La atención focalizada es esencial para la toma de decisiones y otras funciones ejecutivas, y cuando nos acostumbramos a la gratificación instantánea que ofrecen las pantallas, nuestro enfoque se ve comprometido.

El cerebro percibe el uso de pantallas como algo positivo debido a la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer. Sin embargo, esta percepción puede llevar a una adicción poco saludable. La exposición constante a estímulos rápidos, como cambiar de tema en segundos o pasar de un video a otro rápidamente, dificulta aún más nuestra capacidad para concentrarnos.

Es esencial enseñar al cerebro a distinguir cuándo es apropiado utilizar las pantallas. Si bien es aceptable ver videos en YouTube durante un tiempo limitado, hacerlo de manera constante no es beneficioso. Los niños, en particular, están mostrando dificultades para mantener la atención en actividades como la lectura o la escritura a mano.

Es necesario educar a los jóvenes sobre el uso equilibrado de la tecnología. Deben comprender que pasar largos períodos conectados a las redes sociales o distraídos constantemente no es saludable. Debemos guiarlos para que desarrollen habilidades de atención sostenida y concentración, lo cual es fundamental para su éxito académico y bienestar general.

Precisamente, uno de los problemas de los que más advierten los profesores desde hace unos años es el de la atención, que cada vez les cuesta más a los escolares mantenerla; ¿hay alguna manera de entrenarla?

Esto se relaciona mucho con la pregunta anterior sobre tecnología y pantallas. La dopamina inmediata que el cerebro recibe al consumir mucha información en poco tiempo actúa como un premio engañoso. Aunque es placentero, este estímulo es negativo porque el cerebro pierde completamente la capacidad de enfocarse.

Es crucial entender que el cerebro se puede entrenar siempre, y las mejoras son impresionantes cuando se sigue un entrenamiento guiado. Proporcionar herramientas y enseñar a los niños y adolescentes cómo trabajar para mejorar la atención, la concentración y la retención de información es vital. También es importante enseñarles a manejar la autocrítica, como superar el “no puedo” o el “no lo entiendo”, y mantener una concentración estable durante 20 minutos, así como establecer pautas de descanso.

La maravilla del Neurofitness radica en sus programas especializados que se adaptan a las necesidades individuales de cada niño. No todos los niños necesitan trabajar solo en la atención; algunos necesitan mejorar la concentración, mientras que otros pueden ser hiperactivos o tener déficit de atención. Es esencial considerar el cerebro de cada niño, su comportamiento y sus costumbres para proporcionarles las herramientas adecuadas para sus necesidades específicas. Los cambios que se pueden lograr son impresionantes.

He visto a niños pasar de repetir curso y tener malas notas a tener éxito académico, sintiéndose capaces y seguros de sí mismos. El entrenamiento puede incluir técnicas de respiración y ejercicios para mejorar la concentración. Por ejemplo, en mis programas de Neurofitness y en la Escuela de verano, utilizo ejercicios prácticos. Uno de mis favoritos es pedir a los niños que cierren los ojos y describan todo lo que hay a su alrededor, enseñándoles a enfocarse en los detalles. Otro ejercicio es recordar qué llevaban puesto ellos y las personas a su alrededor, o describir un restaurante que les llamó la atención. Estos ejercicios ayudan a entrenar al cerebro para que se fije en los detalles y mantenga la atención.

Aunque puedo proporcionar algunos consejos generales, lo más importante es que cada niño necesita herramientas personalizadas. Aquí radica la importancia de programas especializados que ofrezcan soluciones adaptadas a las necesidades individuales de cada niño, garantizando así un entrenamiento efectivo y significativo.

A veces, el problema no está en la capacidad propiamente dicha del niño, sino en su motivación; ¿es posible entrenarla también mediante estimulación dirigida al cerebro?

Por supuesto que sí. Lo más importante es que el niño entienda que es capaz de lograr todo lo que se proponga. Por ejemplo, hago meditaciones específicas para que comprendan los superpoderes que tiene su cerebro, y cómo pueden desarrollar su imaginación y potenciar las áreas que deseen. Además, la música binaural que compongo específicamente para niños es súper beneficiosa para su cerebro. De hecho, ahora en julio, junto con la Escuela de verano, lanzaremos una línea de música para niños que estará disponible de forma gratuita. Creo que deberíamos incluir el enlace a la escuela de verano, ya que puede ser muy útil.

La motivación es crucial, no se trata de que los niños se comparen con otros y piensen que son más o menos listos. A menudo dicen cosas como “siempre me equivoco”, “esto no se me da bien”, “siempre suspendo mates”, “no soy capaz de entender”. Pero cuando les proporcionas herramientas para superar estas dificultades, su motivación se dispara porque se dan cuenta de que pueden controlar su cerebro en lugar de que el cerebro los controle a ellos. No es magia; se trata de entrenar con ejercicios y retos.

Cuando un niño pasa de sacar un 3 a un 6, 7 o incluso 9, se da cuenta de que ha sido capaz de lograrlo con las herramientas adecuadas. Esto aumenta su autoestima y les hace ver que son capaces. La guía adecuada es fundamental, y también es importante entrenar a los padres para que comprendan lo que les pasa a sus hijos. Esto es algo en lo que trabajo mucho, y es esencial.

La motivación y la autoeficacia son clave. Con las herramientas y el apoyo adecuados, los niños pueden superar cualquier desafío y alcanzar sus metas.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.