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el proceso de gestaci n© AdobeStock

Embarazo

¿Cambiará la gestación, tal como la conocemos ahora? Una experta nos da la respuesta

¿Nos acercamos cada vez más a una ‘tecnologización’ del embarazo? ¿Quedarán a un lado los procesos biológicos naturales a la hora de gestar? ¿Qué necesita la madre para vivir estos nueve meses más conectada consigo mismo y con su bebé? La Dra. Ibone Olza responde a esta y otras cuestiones.


5 de junio de 2024 - 13:02 CEST

La Dra. Ibone Olza es especialista en Psiquiatría infantojuvenil y perinatal. Actualmente dirige el Insituto Europeo de Salud Mental Perinatal y es consultora de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Acaba de publicar  Gestar   (Ed. Vergara), un libro en el que dedica una amplia mirada al proceso de embarazo como ha sido siempre, como es ahora y como se vislumbra que puede ser en un futuro. Hemos charlado con ella.

Subrayas en el libro que la forma que tenemos de entender el embarazo está cada vez más influida por la medicalización y la tecnología. ¿Cómo volver a lo humano en un proceso tan esencial?

Recordando que todos venimos de ahí, que todos los seres humanos vivimos un tiempo en el vientre de nuestra madre, contemplando la gestación como un proceso universal precioso que necesita otras miradas y cuidados. Escuchando a las embarazadas, preguntándoles cómo están y qué necesitan, y favoreciendo como sociedad los cuidados que faciliten tanto el embrazo como la crianza.

“Se pone toda la atención en el cuerpo, como si el embarazo fuera una enfermedad, una bomba a punto de estallar”, adviertes. ¿De qué manera dirigir la mirada hacia otros puntos?

Creo que es importante llevar la mirada al embarazo como proceso de salud y parte de nuestra vida sexual, incidiendo que hay todo un programa biológico, resultado de millones de años de perfeccionamiento, preparado para que reproducirnos, gestar, criar, etc. sean procesos gozosos y placenteros. La biología está ahí para facilitar el proceso y es importante conocerla y potenciarla.

Si en la atención al embarazo se pone el acento en la vivencia y en los cuidados, en  escuchar cómo se siente la gestante,  y en ayudarla en lo que necesite para estar bien y gozar de esa creatividad, es más probable que pueda transitarlo desde la confianza y la conexión con el bebé. Cosas sencillas como felicitar a las mujeres por lo bien que se están cuidando o animarlas a que descansen y participen en actividades creativas permiten ese cambio de mirada.

Libro Gestar© Vergara

En el embarazo vivimos lo que se ha llamado “transparencia psíquica”, un proceso por el cual revivimos nuestra propia infancia. ¿Cómo nos impacta?

Es muy interesante cómo esa transformación del cerebro durante la gestación favorece esa sensibilidad emocional creciente y esa tendencia a la introspección y el ensimismamiento. La transparencia psíquica se refiere a recordar con mayor nitidez la infancia o partes del pasado que requieren nuestra atención para así poder criar con mayor conciencia. Es un poco como “lavar los trapos sucios”. Pensar en cómo fuimos cuidadas de niñas para decidir cómo queremos cuidar al bebé que viene. El problema es que  si tuvimos una infancia muy dura o hay duelos y traumas no resueltos pueden emerger durante la gestación.  Por todo ello es un momento privilegiado para la psicoterapia.

¿Qué huella nos deja a cada uno lo que vivimos durante la gestación mientras estábamos en el útero materno?

Animo a cada persona a hacerse esa pregunta: ‘¿Cómo vivió tu madre tu embarazo?’, ‘¿qué pasó en los meses que viviste en su vientre, cómo estaba el padre o el resto de la familia?’. Hay mucha evidencia ya de que el ambiente uterino puede condicionar nuestra salud de por vida. La teoría de la programación fetal explica cómo la exposición al estrés o a ciertos tóxicos puede moldear el desarrollo. Parece que el ánimo materno es de las cosas que más influye.

Si la madre no se encuentra bien emocionalmente durante el embarazo, ¿qué puede hacer para que eso no trascienda a su bebé en formación?

Pedir ayuda, profesional si es preciso. Los espacios grupales para embarazadas son un grandísimo apoyo; todo lo que disminuya la soledad ayuda.  No sentirse culpable: el malestar materno suele tener mucho que ver con lo poco que nuestra sociedad cuida a las embarazadas.  Y una clave preciosa: hablar con el bebé. Decírselo: ‘Estoy mal por lo que sea, pero no es por tu culpa’.

Ibone Olza© Sergio Bollaín

Todo lo que rodea el embarazo está teniendo avances tan impensables hace un tiempo que en el libro pones sobre la mesa la posibilidad de que en unos años toda la reproducción humana tenga lugar en los laboratorios. ¿Existe una probabilidad real de ello?

Parece que sí, sobre todo la concepción. Hay quien dice que desaparecerá el concebir espontáneamente, que ya nadie se atreverá a dejar que el azar elija qué bebé gestar. Nos parece impensable, pero toda esa tecnología ya está avanzadísima. Por eso es necesario que haya un debate social al respecto.

También comentas la posibilidad de que el tiempo de gestación se vaya reduciendo conforme tengan más presencia los úteros artificiales. Por ahora parece ciencia ficción...

Ya está muy avanzada la investigación. Se han utilizado, por ejemplo, con corderos en las fases finales del embarazo y se investiga como tratamiento en casos de prematuridad extrema. Y ya hay varios casos de embarazos con úteros trasplantados.

En el libro dedicas un capítulo a la gestación subrogada, ¿qué podemos decir a la luz de la ciencia sobre ella?

Cuando aplicamos todo lo que ya sabemos sobre el impacto del embarazo en la salud de madre y bebé al escenario de la gestación subrogada entendemos que es una práctica muy dañina para ambas partes. Para empezar, la mayoría de las mujeres que se ofrecen están en contextos de mucha violencia, pobreza y explotación, y es muy probable que vivan el embarazo con mucho estrés, depresión o incluso consumo de tóxicos, etc.

Aunque lo intenten, es muy difícil no vincularse con el bebé que gestan. Para un recién nacido siempre es muy doloroso y estresante ser separado de su madre nada más nacer y en muchos casos no volverla a ver, perder la lactancia, echarla de menos y no tenerla. No digamos encima si no llega a saber quién fue. Es como si tu madre muere en el parto, ¿alguien se imagina un inicio de la vida más difícil? Es previsible que todo eso deje secuelas que se manifiesten más tarde o temprano, y que muchas de las familias que han recurrido a esta práctica ni siquiera imaginaron. Me recuerda un poco a lo que ha pasado cuando se generalizó el adoptar bebés de países del Este y luego se vió que muchos de ellos tenían síndrome de alcohol fetal con graves trastornos psiquiátricos… Lo que se vive en el embarazo puede condicionar la salud de por vida.