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Educación física

Los beneficios del ejercicio de fuerza para los niños

El ejercicio de fuerza ha tenido un gran auge en los últimos años como indicación para todo tipo de edad. Sus beneficios están contrastados. Pero ¿también se indica en la infancia? ¿Cómo se practica sin riesgos en esta etapa?


4 de junio de 2024 - 13:41 CEST

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los menores entre 5 y 17 años incorporen actividades aeróbicas intensas, así como otras que fortalecen músculos y huesos, al menos tres día a la semana.

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Muchas familias se plantean si en un momento de máximo crecimiento y desarrollo esas actividades de fuerza pueden resultar contraproducentes. La realidad es que, lejos de ser así, esta práctica deportiva tiene distintos beneficios a temprana edad.

Beneficios del ejercicio de fuerza en la infancia y la adolescencia

Hacer ejercicios de fuerza mejora el rendimiento deportivo de niños y adolescentes. Es así porque esta práctica depotiva mejora la capacidad de realizar movimientos motores básicos, como correr, saltar, lanzar y atrapar con mayor eficacia. Del mismo modo, mejora la coordinación, el equilibrio y la estabilidad articular, ya

que “se fortalecen los músculos y los tejidos conectivos alrededor de las articulaciones”, añade la Dra. Ainara Bernal García, cogerente y directora técnica del Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física y en Ciencias de la Actividad Física y del 

Deporte de Andalucía (COLEF Andalucía).

En palabras de la experta, “los músculos estabilizadores adquieren la suficiente fuerza como para  ayudar a mantener una postura adecuada y alineación corporal durante el movimiento”. 

Por si fuera poco, además de disminuir el impacto de los daños físicos, la práctica de estas actividades de mayor intensidad reporta otros beneficios, como el incremento del rendimiento físico y la mejora de la salud en general. “El entrenamiento de fuerza controlado y adaptado a los más pequeños permite aumentar la potencia de los músculos, la densidad mineral ósea y la función cardiovascular, y mejorar la composición corporal en niños, niñas y adolescentes con sobrepeso u obesidad, así como el perfil lípido en sangre. Asimismo, genera bienestar psicosocial y beneficia al rendimiento académico”, añade la especialista.

Ayuda a prevenir lesiones deportivas

Pero, al margen de todo lo indicado anteriormente, el ejercicio de fuerza protege al niño y al adolescente de las lesiones. Así lo señalan desde la Copa COVAP, una iniciativa educativa y deportiva promovida por la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches, que cada año recorre las ocho provincias andaluzas con el objetivo de luchar contra la obesidad infantil.

En concreto, el entrenamiento de fuerza a edades tempranas, eso sí, siempre bajo supervisión adecuada, ayuda a prevenir las lesiones en un 56% de los menores.

Lo ha estimado así un estudio de la Universidad de Murcia, que ha analizado los distintos trabajos de investigación publicados en The American Journal of Sports Medicine sobre el riesgo de sufrir lesiones en la práctica deportiva. El trabajo español ha demostrado que hay una menor incidencia de lesiones en deportistas jóvenes que realizan programas específicos de fuerza en comparación con aquellos que no llevan a cabo actividades tan intensas.

La madurez física y emocional, claves en el ejercicio de fuerza en niños

Antes de que el menor se inicie en el ejercicio de fuerza es importante tener en cuenta su madurez física y emocional. Estas son las recomendaciones que apuntan la Copa COVAP y COLEF Andalucía para que el entrenamiento de fuerza a estas edades sea seguro y supervisado.

Lo esencial es priorizar una técnica correcta y tener una buena planificación, respetando los intervalos de descanso y los principios del entrenamiento infantojuvenil, que serían los siguientes, tal como destacan:

  • Antes de agregar resistencia o peso adicional, los niños y las niñas deben aprender y dominar la técnica adecuada para cada ejercicio.
  • Se recomienda comenzar con ejercicios que utilicen el peso corporal y autocargas, como flexiones, sentadillas, abdominales, etc., sin agregar carga externa.
  • A medida que los menores adquieren habilidad, se puede agregar resistencia adicional demanera gradual. Se debe prestar atención a la carga y asegurarse de que sea apropiada para la capacidad y el nivel de desarrollo de cada uno.
  • Incluir una variedad de actividades que trabajen diferentes grupos musculares y movimientos funcionales. Esto ayuda a prevenir el aburrimiento, promover un desarrollo muscular equilibrado y reducir el riesgo de lesiones por sobreuso.
  •  Estas prácticas deben ser divertidas y emocionantes para los niños y niñas.  Por ello, se recomienda incorporar juegos, desafíos y competiciones amistosas para mantener el interés y la motivación.

Cumpliendo todos estas bases, el ejercicio de fuerza puede estar más que recomendado desde muy temprana edad, ya que favorece la salud física y emocional de niños y adolescentes.