Antes o después, durante la adolescencia, los hijos establecen con su grupo de amigos una relación especial que deja a los padres en un segundo plano. Quieren estar con ellos el máximo tiempo posible y esto incluye parte de las vacaciones. Así, surge la propuesta o la petición de hacer ese primer viaje con su grupo de referencia. ¿Cómo saber si están preparados? ¿Qué temas abordar con ellos antes de marcharse?
Teresa Jiménez De Miguel es psicóloga infantojuvenil y especialista en maternidad sobreexigente (@teresalapsicologademama, en Instagram). Ella nos cuenta lo que hay que saber sobre este primer viaje.
¿Está preparado para viajar solo?
El verano es una época más que propicia para que se plantee ese deseo del adolescente de viajar solo con sus amigos. Es posible que apunte que quiere visitar alguna ciudad, ir de acampada, acudir a un festival de música en otra localidad o incluso hacer una ruta más larga por distintos países.
Un punto esencial para aceptar o no su propuesta es valorar con antelación si está o no preparado. ¿De qué forma podemos saberlo? Estas son las cuestiones que apunta la experta para poder tomar una decisión:
- “¿Es capaz de tomar decisiones por su cuenta de forma funcional?”: El adolescente debería haber demostrado antes que, cuando ha sido preciso en la vida diaria, ha tomado una resolución acertada ante cualquier problema o circunstancia.
- “¿Es resolutivo?”. En el día a día, los padres suelen estar pendientes de muchos aspectos para solventar lo que se puede ir presentando. Pero en el viaje estará solo. ¿Puede hacer frente a imprevistos de forma adecuada?
- “¿Asume sus responsabilidades?”. Esto sería importante a la hora de poder manejarse con el dinero propio, con plazos a cumplir, como el alquiler de un lugar para dormir, o, por ejemplo, a la hora de coger algún medio de transporte.
- “¿Es bastante autónomo en su día a día?”. Aunque vaya acompañado, es esencial que tenga criterio propio y no se deje llevar siempre por lo que puedan decidir sus amigos.
Cómo prepararlo para el viaje
Al margen de si el adolescente está más preparado o menos para afrontar esas vacaciones en solitario con sus amigos, conviene revisar qué tipo de viaje es y con qué acompañantes va a ir.
“Hemos de entender que son adolescentes: la madurez cerebral no es la de un adulto, por lo tanto, quizá debamos ajustar nuestras expectativas sobre lo que puede suceder, y así no dar una respuesta de pánico”, comenta Teresa Jiménez.
Es normal que los progenitores vean ciertos peligros donde su hijo solo ve diversión y aventura. En este sentido su consejo es “revisar con él las posibles dificultades que se puede encontrar en dicho viaje y ayudar a preparar una lista con aquello que puede necesitar (pero, recuerda, estás en segundo plano)”, apunta la psicóloga.
De qué manera aboradar cuestiones incómodas
El alcohol, las relaciones sexuales, los riesgos de la noche... son preocupaciones lógicas de los padres y que, de algún modo, hay que abordar con ellos.
“Lo ideal para este tipo de conversaciones de temas ‘incómodos’ es que desde bien pequeños se tengan. Pueden hacerse adaptando el lenguaje y las ideas principales, dando confianza para que puedan expresarse, buscando información veraz con los profesionales o fuentes adecuadas si no me siento capaz, dejando de ser tema tabú en casa y conflictivo, no juzgando...”, destaca.
Pero ¿qué pasa si no se ha abordado hasta ese momento? “No recomiendo una conversación del tipo ‘tenemos que hablar’. El adolescente no soporta los sermones o aleccionamientos, sobre todo de sus progenitores. Busca un recurso alternativo para entrar en dicha conversación (película, documental, ‘fulanita me ha dicho...’ o ‘ha pasado esto, ¿tú qué opinas?’), escucha su opinión sin juzgar y pregunta si quiere saber tu opinión. De esta forma podrá tomar decisiones con información adecuada, sintiendo confianza en ti para preguntarte en caso de que lo necesite”, añade.
La comunicación mientras esté fuera de casa
Lo más probable es que la comunicación con los padres durante su estancia fuera le parezca excesiva al hijo, y demasiado escasa a los progenitores. ¿Cómo llegar a un acuerdo? Lo importante es que ninguna de las partes se sienta “abrumada o excluida”, como señala la especialista.
“Necesitamos entender que pese a nuestra ansiedad por saber si están bien, ellos están a otra cosa, están en la diversión y con los amigos, (su grupo de iguales) y no necesitan estar en contacto perenne con nosotros”, asevera.
Si todo va bien, será una experiencia que les dará confianza en sí mismos, se sentirán capaces y resolutivos, podrán romper miedos y conocer mundos, acumular experiencias y afianzar los vínculos con su grupo de referencia.