La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica que puede debutar en la infancia. A partir del momento en que aparece, el control y el seguimiento han de ser exhaustivos. Los últimos avances han permitido que los pacientes pediátricos mejoren su calidad de vida y encuentren más facilidades en el manejo de la enfermedad.
De todo ello nos habla la Dra. Larisa Suárez, pediatra especialista en Endocrinología y diabetes del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.
¿Cuáles son las principales novedades en el control de la diabetes infantil?
En los últimos años ha habido un gran desarrollo farmacológico y tecnológico que ha permitido controlar mejor la enfermedad en la población pediátrica. Así, hay “nuevos análogos a la insulina y fármacos que pueden retrasar la aparición de la diabetes tipo 1 mediante la modulación del sistema inmunológico”, destaca la experta.
Si hablamos de las tecnologías que ayudan a controlar el estado del paciente pediátrico con diabetes, hay sistemas de monitorización de la glucosa (tanto de tipo continuo como de tipo flash) y sistemas de liberación automatizada de insulina. ¿Cuál es su ventaja? “Aportan una mayor facilidad para alcanzar los objetivos de manejo de la diabetes y una mejora en la calidad de vida”, comenta.
En cuanto a los sistemas de monitorización de glucosa al permitir una lectura continua de esos valores tienen la posibilidad de configurar alertas, por lo que se pueden tomar decisiones casi de inmediato para mejorar el estado del niño o el adolescente. “A día de hoy los sistemas de monitorización continua de glucosa han mejorado mucho en exactitud y han desplazado a la punción de los dedos como método para manejar la diabetes. Igualmente, permiten la disponibilidad ingente de datos en la nube, que pueden ser utilizados por los equipos asistenciales en diabetes para la toma de decisiones y ayudar a las personas con diabetes de forma remota”, insiste la especialista.
De esta manera, el control se puede hacer a distancia, con lo que se evitan visitas presenciales a la unidad médica y que el menor tenga que desplazarse y perder clase o cualquier otra actividad de su día a día.
Si hablamos de los sistemas de monitorización automatizada de insulina, “permiten disminuir de forma considerable la carga asociada a la diabetes y mejoran el día a día de las personas que viven con ella”, destaca la Dra. Larisa Suárez. Estos sistemas incluyen un sistema de monitorización continua de glucosa, una bomba de insulina (con la que pueden hacer vida normal, incluso bañarse en el mar o en la piscina), y un algoritmo “que guía de forma automática la liberación de insulina”.
El caso de los adolescentes con diabetes
La adolescencia es un periodo crítico en el manejo de enfermedades crónicas como la diabetes. Muchos chicos se ‘rebelan’ contra su estado y les cuesta cumplir las indicaciones terapéuticas en cuanto al estilo de vida a llevar o a los cuidados específicos que se deben procurar.
En este sentido, algunos que utilizan sistemas de monitorización continua empiezan a rechazarlos, pues se sienten ‘vigilados’ o controlados. No obstante, la ventaja de la monitorización es que pueden decidir compartir o no esos datos con sus cuidadores.
Para la pediatra, es importante hacerles ver que “los profesionales de la salud no los juzgamos, sino que utilizamos estos datos para facilitar la consecución de objetivos de manejo de la diabetes. En muchos casos, la interacción se produce a través de sistemas de ayuda a la decisión clínica, que envían automáticamente recomendaciones a la persona con diabetes”.
¿Qué avances habrá en el futuro en diabetes infantil?
La investigación en diabetes sigue avanzando para dotar de medios más efectivos y sencillos al día a día de los pacientes pediátricos. El caso de los sistemas de liberación automatizada de insulina, los esfuerzos se centran en que puedan llegar a ser un páncreas artificial completo.
“Por otro lado, en los próximos años esperamos contar con terapias que permitan controlar el ataque inmunológico a la célula beta productora de insulina (que causa la diabetes) y, a través de la detección precoz de la misma antes de que haya dado síntomas o, producido elevación de la glucosa, poder prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 1”, señala la experta del Hospital Sant Joan de Déu.