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Aprendizaje

El método Glifing y su eficacia para enseñar a leer a niños autistas

Junto a la lectoescritura, se trabajan aspectos como la flexibilidad mental o la inhibición


30 de mayo de 2024 - 17:56 CEST

Glifing es un método de entrenamiento de la lectura que mejora la velocidad y la comprensión lectora. No está especialmente diseñado para niños neurodivergentes y son muchos los alumnos neurotípicos con los que se emplea, pero es eficaz también con menores autistas. Se puede decir que Glifing (Glifing.es) es un tipo de método fonológico de la lectura (es decir, se parte de la relación entre la letra o grafema y su sonido o fonema, para pasar a la sílaba y luego a la palabra hasta aprender a leer). Lo innovador de Glifing es que, junto a la lectura en sí, se trabajan áreas o aspectos que por lo general los chicos que están dentro del espectro autista tienen más afectados, como la atención, la inhibición, la flexibilidad mental o la comunicación. Este trabajo se lleva a cabo mediante una serie de actividades adaptadas que el menor deberá realizar en un ordenador.

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En este punto, es preciso señalar que la comunicación es un pre-requisito esencial en el aprendizaje de la lectura; es decir, es imprescindible que el niño haya adquirido el lenguaje oral, que sepa hablar, para poder aprender a leer. De ahí que el método Glifing se utilice con niños que tienen un grado 1 de autismo o bien en casos subclínicos sin alteraciones significativas o en niños que no han sido diagnosticados como autistas pero que tienen algún comportamiento o rasgos que coincidan con el espectro autista. Con grado 2 o 3 de autismo, por el momento no se utiliza porque son menores de edad con una afectación mucho mayor en el área de la comunicación. “Esto es como una escalera: primero desarrollamos el lenguaje oral y después iniciamos el proceso de la lectura, que implica un desarrollo mucho más complicado a nivel cognitivo”, indica Salma Rosales Zúniga, neuropsicóloga clínica y asesora pedagógica de Glifing.

Pre-requisitos de la lectura

Como decíamos, hay una serie de pre-requisitos que todo niño, sea neurodivergente o neurotípico, debe haber alcanzado para poder aprender a leer. Estos pre-requisitos son, además del lenguaje oral, los siguientes:

  • Control postural. “Sabemos que los niños con autismo tienen alguna dificultad a nivel vestibular y propioceptivo, con lo cual será necesario que esto haya sido mínimamente trabajado” antes de empezar a enseñarles a leer, según explica la neuropsicóloga.
  • Organización visual. Antes de iniciar de enseñarle a leer, “el niño tiene que ser capaz de hacer un seguimiento visual”, de ir de izquierda a derecha con la vista para poder leer una palabra o una frase y, en lo que al método Glifing se refiere, tiene que ser además capaz de mantener la atención en una pantalla.
  • Ser capaz de mantener la atención y la capacidad de escucha. “Tiene que tener una capacidad mínima de escucha y de seguimiento de instrucciones”.
  • Desarrollo de la lateralización. “La lectura son grafismos y la lateralización permite discriminar cada uno de los grafemas y asignarle su correspondiente fonema.
  • Motivación. Que un niño esté motivado y tenga ganas de aprender a leer es fundamental para que lo consiga. Por eso resulta muy eficaz “escoger una temática que motive al niño con autismo”.

Cómo enseñar a leer con el método Glifing a un niño dentro del espectro autista

En primer lugar, “sabemos que en los casos de autismo una de las recomendaciones es que hemos de presentarle al niño la rutina, qué es lo que vamos a hacer durante la terapia”, señala Salma Rosales. Resulta útil, por tanto, que “cada una de las sesiones de Glifing están muy bien estructuradas” y que el niño pueda ver en la pantalla fácilmente el número de actividades que hará en la sesión, cuántas va haciendo y cuántas van quedando hasta terminar. En este sentido, también le viene muy bien a estos alumnos el hecho de que este método es sistemático, se van trabajando actividades que se repiten; así, “puede ser que el niño ya conozca lo que tiene que hacer, y esto le brinda seguridad”, al tiempo que se va poco a poco aumentando de dificultad de manera secuencial.

Por otro lado, Salma Rosales explica que Glifing es un método muy visual en el que se puede relacionar la palabra y la imagen. “Esto vendrá bien para que los niños aprendan el vocabulario y para mantenerlos atentos en la sesión”. Hay que tener en cuenta, además, que “los períodos de atención de estos niños son muy cortos, por lo que necesitamos que los ejercicios sean cambiantes” y que sean lúdicos.

  1. Primer nivel. Las sesiones de Glifing son muy diversas; se elegirá una u otra en función de las necesidades del pequeño y de su evolución en el proceso de adquisición de la lectura. En un primer nivel se trabaja la conciencia fonológica, uno de los ejercicios es mostrar al niño tres imágenes diferentes: en primer lugar, se le pregunta al niño qué es cada imagen (con lo que se trabaja la relación palabra-imagen); en segundo lugar, se le pide que memorice las tres imágenes y que descubra cuál es la que desaparecerá posteriormente (con lo que se entrena la memoria de trabajo); después, se pueden hacer preguntas sobre cada una de las imágenes para fomentar el lenguaje oral (para qué sirve el objeto que aparece en la imagen, cuándo se utiliza…). De esta forma, se trabaja la conciencia fonológica y se le presenta al niño la palabra para que vaya entendiendo su utilidad.
  2. Segundo nivel. Una vez adquirida la conciencia fonológica, en un segundo nivel, las sesiones de Glifing se trabaja la atención, la inhibición, el seguimiento de instrucciones, la flexibilidad mental y la categorización. Todo ello, procesos necesarios en la adquisición de la lectoestrictura y aspectos en los que los niños del espectro autista suelen mostrar mayor dificultad.
  3. En el tercer nivel, ya se presenta al niño frases completas, al tiempo que se trabaja con él la comprensión y el sentido figurado. Por ejemplo: “¿qué significa “Pedro tiene el pelo de oro”?. A esa pregunta se dan dos opciones de respuesta: “Pedro tiene el pelo hecho de oro” o “Pedro tiene el pelo rubio”. De este modo, a la lectura en sí de estas frases se suma un trabajo de intervención necesario en chicos con autismo, pues “tienden a entender todo literalmente, a no comprender las bromas, un segundo sentido…
  4. En un nivel superior, cuando el alumno ya sabe leer, están las llamadas sesiones de diálogo. En ellas, el objetivo, además de practicar la lectura (ya adquirida), es presentarles un dilema moral. Se trata de exponerles una situación concreta en la que, por ejemplo, varios amigos expresan su opinión acerca de qué deben hacer; el niño deberá decir cuál es la opinión acertada y por qué.