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ni os se pelean© GettyImages

Psicología

Por qué tu hijo quiere siempre los juguetes de otros niños

Se trata de una situación muy habitual que, en ocasiones, pone nerviosos a los padres


28 de mayo de 2024 - 18:44 CEST

Ir al parque cargado de juguetes para que el niño se entretenga y no quiera coger los juguetes de los demás… y que, lleve lo que lleve, siempre se empeñe en coger lo que no es suyo. ¿Por qué? ¿Se trata acaso de un niño egoísta? En absoluto. “Llega un momento en su desarrollo en el que cobra especial interés el objeto o juguete que está utilizando otro niño o niña, ese objeto comienza a utilizarse como un mediador en los inicios de su socialización. Es decir, lo que interesa no es tanto el objeto en sí como empezar a relacionarse con un igual, en una etapa en la que todavía no han construido otras herramientas para hacerlo”, explica Laura Estremera, maestra, psicóloga, especialista en Atención Temprana y autora de Criar con apego seguro (Ed. Ariel). “Podemos observar que se encuentran en esta etapa cuando, si finalmente logran el objeto deseado, una vez en su posesión, no juegan con él y se dirigen a otra cosa”.

Estremera nos cuenta que, si bien se trata de una situación habitual, no es algo que ocurra desde el inicio del desarrollo de nuestro hijo “porque los bebés y niños pequeños, en una primera etapa, necesitan descubrir su cuerpo y el movimiento; más adelante es cuando comienzan a interesarse por los objetos que tienen a su alcance o les llaman la atención y, una vez los alcanzan, los exploran observándolos, llevándolos a la boca, lanzándolos... Todo este juego se conoce como juego en paralelo, que es el que aparece cuando en un mismo espacio se encuentran varios niños y niñas, sin existir una interacción real entre ellos, sino que cada uno se centra en su propio juego”.

Es fundamental que tengamos muy presente que debemos tener expectativas ajustadas a cada momento del desarrollo, como advierte Laura Estremera. “Los niños y niñas no empiezan a interactuar entre ellos a través de juegos con reglas, como pasarse una pelota de unos a otros por turnos; este tipo de juego aparecerá mucho después, gracias a haber atravesado otras etapas previas. Los primeros encuentros son a través de esos materiales en los que varias criaturas comparten su interés, de permanecer cerca en el espacio, de repetir las acciones que realiza el otro…”.

El juego en paralelo y la ‘necesidad’ de explorar los juguetes de otros niños forma parte del desarrollo normal de los niños pequeños. Suele ocurrir en torno al año y medio, como nos indica la autora de Criar con apego seguro, “y puede extenderse hasta que tienen otras herramientas para entrar en relación, compartir momentos de juego e incluso compartir sus propios juguetes”.

Por lo general, esto se da sobre los cuatro o cinco años, edad a la que muchos niños “ya cuentan con herramientas suficientes para jugar con otros niños y niñas sin recurrir al objeto como mediador, incluso es posible, que ya estén maduros para comprender los beneficios de compartir y crear juegos conjuntos”. En este punto, Estremera recalca que, en lo que al desarrollo infantil se refiere, las edades siempre son aproximadas “porque dependen de la madurez individual y puede haber una gran variabilidad entre un niño y otro”. Por eso señala la edad de cuatro o cinco años es orientativa, pues esta dependerá “de las características de cada niño, cómo ha sido acompañado, su historia vital, el momento que esté atravesando…”.

Niña mira el juguete de otra© GettyImages

Partiendo de que es normal, ¿cómo podemos ayudar a nuestro hijo cuando quiere quitarle el juguete a otro niño?

Para poder ayudar a nuestro hijo y guiarle sobre cómo debe comportarse cuando desea fervientemente el juguete de otro niño, lo primero que debemos valorar es su necesidad real: “¿realmente se está interesando por el objeto porque despierta su curiosidad o lo que ocurre es que le interesa el objeto porque lo está utilizando el otro niño y su interés está en la interacción social?”.

Hemos de tener en cuenta también que, “cuando nuestro hijo o hija quiere un objeto que no es suyo expresará su deseo y florecerán emociones que no son agradables de experimentar para el peque ni para nosotros de acompañar, pero las validaremos y les ayudaremos a regularlas”, aconseja la psicóloga. “En muchas ocasiones aparecerá la frustración y es que, cuando una persona nos pone un límite, es natural que aparezca, pero eso no significa que los dejemos solos con su emoción, porque no tienen estrategias para poder regularla”.

Lo que nuestro hijo necesita en ese momento es, primer lugar, nuestra aceptación y que le escuchemos desde la calma y con empatía por lo que están sintiendo. Después, debemos validar su emoción, es decir, expresarla con palabras (que frustrado porque no puede jugar con ese juguete, por ejemplo) y, a continuación, explicarle qué es lo que debe hacer, paso a paso, con claridad (devolverle el juguete al niño).

Eso sí, esto no implica que vaya a surtir efecto de inmediato y que nuestro pequeño no vaya a repetir su comportamiento en una situación similar: “si lo que nos preocupa es transmitir una serie de valores y que aprendan a compartir, tenemos que entender que el proceso es largo y que no lo logran gracias a nuestra insistencia o a que les obliguemos a hacerlo, sino cuando, en las etapas previas les hemos permitido poseer, sentir que son dueños de sus objetos”, advierte Estremera.

Antes o después, alcanzarán la madurez suficiente como para entender por qué hay que compartir y mostrarán interés por el juego conjunto, como hemos señalado anteriormente. “Mientras tanto, nada como nuestro ejemplo, puesto que hasta los 7 años su fuente principal de aprendizaje es la imitación”, recomienda la especialista en Atención Temprana. “Así que, si queremos transmitir la importancia de compartir, nada como que nos vean a nosotros compartir nuestras pertenencias con otros adultos. Aunque quizás nos demos cuenta de que no lo hacemos tanto como se lo exigimos a ellos”.