Tanto la salida como el orden de aparación de los dientes en el bebé pueden ser muy variables. No obstante, muchos pequeños ya muestran las primeras piezas sobre los seis meses, e incluso antes, lo que produce preocupación en los progenitores cuyos hijos tienen otro ritmo.
Cristina Domínguez García es odontopediatra experta en odontología del bebé y lactancia materna, además de divulgadora en redes sociales (@leibe.es, en Instagram). Ella nos habla de este tema.
Un periodo de salida muy amplio
Es muy común que los bebés ya tengan su primer diente sobre los seis meses, aunque en algunos casos se adelanta a los cuatro y en otros se atrasa hasta los 15 meses. “Y todos estos casos son normales. Algunos bebés incluso nacen con dientes. Estos se llaman ‘dientes natales’ y son casos menos frecuentes”, tranquiliza.
Con respecto al orden de aparición, este es el más habitual, como indica la experta:
- Incisivos centrales inferiores
- Incisivos centrales superiores
- Incisivos laterales superiores
- Incisivos laterales inferiores
- Primeros molares
- Caninos
- Segundos molares
“Hay bebés a los que les salen los incisivos laterales superiores antes que los centrales: la gente le llama ‘dientes de vampirito’ porque los confunden con los caninos”, explica.
¿En qué momento consultar con un especialista?
Como confirma Cristina Domínguez, “generalmente, hasta los 15 meses se considera normal que no haya salido ningún diente, siempre y cuando el bebé haya ido al pediatra a sus revisiones y el pediatra haya descartado patologías”.
En el caso de que a partir de los 18 meses sigan sin aparecer los dientes, “habría que descartar alguna patología de base como retrasos del desarrollo, alteraciones de la tiroides, deficiencias nutricionales; o ciertos síndromes o condiciones que se asocian a ausencia de dientes, pero que ya suelen estar diagnosticados previamente”. No obstante, como destaca, los casos de retraso de erupción dental más allá de los 18 meses son muy poco frecuentes.
No obstante, su recomendación es realizar una primera consulta de odontopediatría “como muy tarde a los 12 meses (aunque no haya dientes)”. El objetivo de esta es valorar al bebé y hacer un seguimiento de la salida de sus dientes.
¿Se relaciona la salida de los dientes con la disponibilidad de calcio que tenga el bebé?
Popularmente se liga la salud dental al consumo de calcio. ¿Podría influir este en la mayor o menor rapidez en la salida de los dientes del bebé? “No, unos bajos niveles de calcio en principio no afectan a la salida de los dientes, a menos que esta deficiencia de calcio esté relacionada o sea consecuencia de otras patologías más complejas como hipoparatiroidismo, raquitismo, etc.”, subraya la odontopediatra.
Y añade: “Los casos más frecuentes de salía ‘tardía’ de los dientes (12-15 meses) son generalmente pequeñas desviaciones de aquello que es más habitual, y suelen tener un componente hereditario, sin ninguna repercusión. Es un tema que suele preocupar mucho a las familias, pero a nosotros los dentistas nos preocupa muy poco”.
¿Qué puede revelar la existencia de un problema?
Algunos niños tienen ausencia de una cantidad elevada de dientes (oligodoncia) o de todos los dientes (anodoncia), pero es algo muy raro, y que suele estar provocado por trastornos genéticos muy poco frecuentes y poco conocidos. Otras alteraciones genéticas que cursan con ausencia de varios dientes son el síndrome de Down y la displasia ectodérmica.
Aunque es normal que haya variaciones del orden de erupción de los dientes, hay algunas circunstancias que exigen consulta con el especialista. Estas son las que señala Cristina Domínguez:
- Cuando sale un diente, y su contralateral (el mismo diente del lado contrario en la misma arcada) no aparece en los siguientes tres meses.
- Cuando los incisivos superiores salen antes que los inferiores: en estos casos es más frecuente que no se alineen correctamente con los de abajo y se establezca una mordida incorrecta.
¿Podría afectar la salida más tarde de los dientes a algún otro aspecto como la masticación o el lenguaje? “Solo podría ocurrir en niños que tengan retrasos o ausencias dentales asociados a trastornos genéticos o síndromes. Un niño sano al que le salgan los dientes a los 15-18 meses, en principio no debería tener dificultades”, señala.
Será en la consulta del odontopediatra donde valorarán a cada pequeño de forma individualizada y harán recomendaciones sobre alimentación, masticación y otros ámbitos. “Por ejemplo, el no tener dientes no es motivo de ofrecer alimentos triturados. Los bebés pueden masticar con sus encías, y es importante no retrasar la introducción de alimentos más consistentes, aunque sea necesario adaptar las características y cortes del alimento para que no suponga un riesgo de atragantamiento. La masticación no es un acto reflejo, sino que se aprende, y es importante que enseñemos a nuestro bebé a masticar, lo cual no puede ocurrir si solo ofrecemos triturados”, advierte.