Las vacaciones de verano están ya a la vuelta de la esquina y las familias empiezan a organizar (si es que no lo han hecho aún) algún viaje y a reservar campamentos para sus hijos. Sin embargo, el verano es muy largo y, por tanto, es mucho el tiempo libre que niños y adolescentes tienen en estas vacaciones. Es fantástico para resetear y cargar pilas, pero puede hacer también que olviden aprendizajes adquiridos durante el curso escolar, según algunos expertos, por lo que se hace necesario para los padres organizar con antelación cómo pueden ayudar a sus hijos para que esto no ocurra.
¿Qué es el ‘summer slide’?
El fenómeno por el que se produce ese ‘desaprendizaje’ se llama summer slide : “el término summer slide viene literalmente de la analogía con un tobogán, en el que uno se desliza hacia abajo, así que es esa bajada de rendimiento que experimentan los niños y jóvenes durante los periodos largos fuera del colegio, como las vacaciones de verano”, nos explica Roberta Madrazo, directora educativa de Nominis, método de aprendizaje de inglés. “Es como si de repente olvidaran todo lo que sabían, todas esas habilidades y conocimientos que tenían antes de salir de vacaciones desaparecen. Pero, ojo, esto no solo les pasa a los niños. La idea de perder habilidades por falta de práctica aplica a personas de todas las edades y en diferentes situaciones”.
-Las consecuencias del ‘summer slide’
Una vez que sabemos en qué consiste esta pérdida de conocimiento y de habilidades, la cuestión más importante es saber si después, una vez que comience el siguiente curso escolar, recordarán pronto aquello que habían olvidado en verano o si les costará más ponerse al nivel de otros compañeros que sí continuaron haciendo ciertas actividades de repaso en verano. “Las consecuencias del summer slide varían dependiendo del estudiante y del contexto, pero las principales tienen que ver con la disminución del rendimiento académico, la desmotivación y el aumento de las desigualdades o brechas educativas entre estudiantes”, cuenta Madrazo. “Por eso es súper importante enseñar a los chicos habilidades que les ayuden a recuperarse más rápido, como el pensamiento crítico, la creatividad, la habilidad para resolver problemas y el aprendizaje autónomo”.
Si bien el proceso de recuperación puede ser desafiante, este “no es determinante ni imposible”. Debemos tener muy en cuenta cada estudiante es único y tiene su propio ritmo de aprendizaje. De ahí la necesidad de los padres, con ayuda o la orientación de los profesores, ideen “una estrategia personalizada en conjunto con los niños y jóvenes para identificar las áreas que necesitarán atención especial durante las primeras semanas o meses”, recomienda la directora educativa.
Es buen momento ir empezando ahora a diseñar esa estrategia o a hablar con los profesores o tutores de nuestros hijos para plantearnos qué actividades les interesa más hacer en verano de cara a reforzar conocimientos y a evitar el summer slide. Para ello, es también “indispensable reconocer que son personas que se frustran, se desmotivan”, dice Madrazo sobre niños y adolescentes en edad escolar. Por este motivo, recomienda paciencia, así como procurarles “un sólido apoyo emocional”. Ambos aspectos serán cruciales en este proceso, asegura.
¿Cómo evitar que se produzca el ‘summer slide’?
“Los padres juegan un papel crucial en la prevención del summer slide, ya que durante las vacaciones los niños no cuentan con el apoyo constante del entorno escolar, y la responsabilidad recae más en los padres”. Por eso es clave “asumir un rol activo en el desarrollo de los niños durante este periodo”, puesto que esto ayuda a prevenir o mitigar las consecuencias del summer slide.
En este sentido, las estrategias efectivas deben incluir rutinas que incorporen momentos para la lectura y ejercicios mentales. También se han de tener en cuenta los gustos y preferencias de nuestros hijos y adaptar juegos en familia para que incluyan aquellos contenidos que queremos reforzar. Eso sí, “sin saturar a los niños, pues también necesitan tiempo de descanso”, advierte la educadora.
De la misma manera, Roberta Madrazo recalca la importancia de aprovechar cada momento, puesto que incluso las actividades cotidianas puede traer grandes beneficios; “por ejemplo, si van a la playa, se pueden utilizar la oportunidad para desarrollar nuevas habilidades de pensamiento, como la observación, la investigación, la creación de preguntas y el fomento de la curiosidad”. De este modo, podemos convertir cualquier experiencia en “una oportunidad de aprendizaje, manteniendo a los niños mentalmente activos y comprometidos”.