La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que cursa con brotes. Afecta a tres mujeres por cada hombre, y se suele diagnosticar entre los 20 y los 35 años, en plena edad reproductiva de la mujer.
Afortunadamente, como confirma el Dr. Xavier Montalban, neurólogo y director del CEMCAT (Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña), “el pronóstico de la enfermedad ha mejorado mucho”. Hablamos con él de lo que supone un embarazo en estas mujeres.
Una recomendación que ha variado
Si bien hace unos años, la mujer con esclerosis múltiple encontraba más opiniones en contra al intentar un embarazo, lo que hacía que muchas de ellas renunciaran a su deseo de ser madres, en la actualidad ya no es así. Las mujeres con esta enfermedad “pueden tener hijos de forma absolutamente normal porque hay métodos para que sea así. Tenemos los medios para conseguirlo”, insiste el experto.
Dependiendo de la evolución de la enfermedad, la paciente seguirá uno u otro tratamiento. Alguno de ellos está contraindicado en el embarazo, por lo que se recomienda un periodo para “limpiar el organismo” y entonces intentar la gestación. Esta fase es diferente, según los fármacos utilizados, pero a veces no se requiere más de un mes. Los medicamentos más complejos para el embarazo son aquellos que se administran cuando la enfermedad está más activa, pero hay otros que pueden tomarse sin problema durante los nueve meses.
Pero ¿cómo evoluciona la enfermedad durante la gestación? Aunque para cada mujer puede ser diferente, el hecho es que se observa una tendencia común a que haya una “remisión de los brotes” en este periodo, dado el particular estado del sistema inmunitario de la madre, que al estar menos activo para permitir el crecimiento del bebé, permite que la enfermedad esté más calmada. Eso sí, en el posparto “y especialmente en el primer trimestre tras dar a luz puede haber más brotes”. Esto no desaconseja la lactancia materna, que los expertos recomiendan a estas mujeres.
La importancia de planificar el embarazo
De forma ideal, el embarazo de una mujer con esclerosis múltiple debería ser planificado para coincidir con un periodo de estabilidad en la patología. Esto permite a los especialistas que tratan con la mujer establecer el tratamiento adecuado para ella y hacer un correcto seguimiento desde el principio.
Si no hay problemas, el embarazo será controlado como el de otras gestantes. En el caso de que sí los haya, habrá más exámenes médicos. También es posible, aunque excepcional, que la mujer debute en la enfermedad durante el embarazo. “En ese caso se intenta no hacer una resonancia magnética, pero la mujer sí podrá tomar corticoides porque no están contraindicados en el embarazo”, apunta el Dr. Montalban.
Gracias al mayor conocimiento de la enfermedad y al avance en los tratamientos, es poco frecuente que haya mujeres en edad reproductiva con grandes discapacidades atribuibles a la esclerosis múltiple. No obstante, si la enfermedad ha hecho mucha mella en la mujer y, por ejemplo, tiene movilidad reducida y va en silla de ruedas, habrá que vigilarla mucho más durante estos nueve meses.
Con respecto al parto, “no hay nada diferente con respecto a otra mujer sin esclerosis múltiple”, recalca el director del CEMCAT. Puede ser parto vaginal o cesárea y la embarazada puede recibir la analgesia epidural sin ningún problema.
¿Hay algún riesgo para la salud del bebé?
En el caso de que la mujer tome una medicación para la fase activa de la enfermedad y se quede embarazada sin planificarlo, el feto tiene más riesgo de sufrir alguna malformación.
En el resto de embarazos de mujeres con esclerosis múltiple, el niño tiene las mismas posibilidades de nacer sano que en otro tipo de embarazos. Por este motivo, no se recomienda el consejo genético. Aunque es cierto que los descendientes de un padre o una madre con esclerosis múltiple tienen más probabilidad de acabar desarrollando la enfermedad, hay determinados factores que la precipitan y que pueden prevenirse.
Así, el Dr. Xavier Montalban cita la importancia de que los hijos de padres con esclerosis múltiple no fumen (pues se ha demostrado el papel del tabaco como desencadenante de la patología), al igual que se insiste en que no tengan sobrepeso en la adolescencia, y que tomen suplementos de vitamina D durante la infancia.
No obstante, el mensaje más importante es que las mujeres con esclerosis múltiple que quieran ser madres pueden cumplir este propósito, sin arriesgar su salud ni poner en riesgo la de sus futuros hijos.