A partir de las 37 semanas de gestación, el bebé está a término. Pero antes, se considera un niño prematuro. Dependiendo de las semanas de gestación a las que nazca, los riesgos de un nacimiento antes de tiempo pueden ser muy altos.
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Durante el embarazo, a veces surgen problemas que pueden adelantar el parto antes de esa semana. Hablamos entonces de amenaza de parto prematuro, que también tiene implicaciones importantes en el terreno emocional. Para saber cómo abordarlas, hemos recurrido a Noelia Extremera Martínez, psicóloga perinatal en LactApp (www.lactapp.es).
Temores, ansiedad y depresión durante el reposo
Hay muchas circunstancias por las cuales puede haber amenaza de parto prematuro, como infecciones graves que afectan a la placenta, fisura en la bolsa de las aguas, alguna enfermedad de la madre... La casuística es muy amplia y lo que tratan los médicos es de que la embarazada consiga prolongar la gestación durante el mayor tiempo posible, garantizando el bienestar del feto.
Cada semana de embarazo en que el bebé está en su medio natural, el útero materno, será una ganancia para él. Para conseguirlo, a veces la madre debe ingresar en el hospital, y en algunas ocasiones puede guardar reposo (en la mayoría de las veces, absoluto), en su hogar.
Es un momento de espera y de tensión que se suele vivir con temores, ansiedad y, en algunos casos, incluso supone un estado depresivo para la mujer. Algunas gestantes se culpan de la situación, aunque el motivo sea totalmente independientes a algo que han hecho. Y todo ello influye en el bienestar emocional. ¿Cómo ayudarlas?
“Como sociedad, hemos heredado una cultura/aprendizaje que tiende a encontrarse incómoda acompañando momentos emocionales que generan malestar ,y tratamos de distraer al máximo posible a la persona que sufre. Si bien es cierto, habrá momentos donde esta estrategia tenga sentido, siempre que se acompañe de otros momentos en los que la madre sienta que puede conversar sobre la situación que está viviendo y cómo se encuentra emocionalmente con una expresión coherente sin juicio, llorando o levantando la voz sin que nadie lo corte, minimice o intente controlar”, apunta la especialista.
También es importante contar con ayuda profesional por parte de un psicólogo perinatal cuando la intensidad de esas emociones sea grande. Estos profesionales, dedicados específicamente a este ámbito antes y después del parto, pueden ayudar a la madre, “siempre que ella lo considere oportuno”.
Dejar el trabajo y el cuidado de los otros hijos
Pasar por una situación como una amenaza de parto prematuro implica no solo momentos de incertidumbre por cómo se resolverá todo finalmente, sino también una serie de renuncias a las que tiene que hacer frente la madre.
Así, deberá solicitar una baja laboral, y muchas veces de un día para otro, y tendrá que dejar aparcados otros ámbitos personales. Uno de ellos es el cuidado del resto de hijos (si los tiene), algo que puede intensificar el sentimiento de culpa. En este sentido, Noelia Extremera señala que, al igual que se hace cuando nace un nuevo hijo, la sociedad tiende a ‘alejar’ al otro o los otros de su madre para permitirle guardar reposo o dedicarse al más pequeño.
“En estos casos, es muy importante crear espacios cuidados donde madre e hijos puedan compartir momentos, siendo también estos instantes una buena oportunidad para que ella pueda explicar la situación a sus hijos y responder a sus dudas”, aclara la psicóloga perinatal.
Vincularse a un bebé prematuro
A veces, la amenaza de parto prematuro se cumple y el bebé nace antes de tiempo, lo que puede dificultar la vinculación madre-hijo en presencia de algunas circunstancias.
Para evitarlo, la evidencia científica habla de las bondades de la separación cero entre madre y bebé, algo que, desafortunadamente, no está en el protocolo de todas las maternidades. Cuando se produce esta separación y la madre no puede estar con su bebé nada más nacer, “ella vivencia una situación que puede resultar muy impactante, dado que se aleja de lo esperado naturalmente. Es frecuente que las madres refieran sintomatología relacionada con una experiencia traumática, necesitando tiempo y espacio para poder procesar emocionalmente lo vivido, acompañadas por psicólogas perinatales”, advierte.
Actualmente, y tras más de dos décadas de investigación en neurociencia perinatal, se sabe que los cuidados “Madre Canguro”, donde el bebé está piel con piel con su madre (o con un familiar de referencia si esta no puede), son lo mejor para la madre y su bebé.
No obstante, aunque no se hayan podido realizar en su momento, como tranquiliza Noelia Extremera, “la naturaleza nos aporta una serie de herramientas que nos permiten reparar el daño. Todas estas herramientas serán aquellas que ofrezcan apoyo, espacio y facilidades para favorecer el contacto piel con piel lo antes posible y de manera continuada”.