adolescente cansada© GettyImages

Aprendizaje

El último ‘empujón’: cómo motivar a nuestros hijos a estudiar el trimestre de fin de curso

El cansancio acumulado de todo el año, unido a la astenia primaveral, puede hacer que a muchos se les haga ‘cuesta arriba’ y no rindan todo lo que pueden con los deberes y con el estudio


20 de mayo de 2024 - 13:32 CEST

El último trimestre del curso escolar es casi siempre el que más pesado resulta a niños y a adolescentes. El cansancio acumulado del resto del año, unido a la astenia primaveral, puede hacer que les resulte muy difícil concentrarse a la hora de estudiar o de hacer los deberes. ¿Cómo podemos motivarlos y ayudarles a que den este último empujón antes de las vacaciones de verano? Hay varias pautas que podemos seguir para apoyarles, si bien lo primero que debemos tener muy presente son “las palabras de ánimo y ofrecerles toda la atención que puedan necesitar durante el estudio”, como aconseja el Dr. Luis Gutiérrez Serantes, médico de familia, divulgador y colaborador de Marnys.

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Lo que debemos tener en cuenta para el último ‘empujón’ del curso escolar

Partiendo de esa primera premisa que señala el Dr. Gutiérrez, estas son las pautas que hemos de seguir para motivar a nuestros hijos a estudiar el tercer trimestre del curso:

1º Establecer con ellos pequeñas metas

Abarcarlo todo de golpe, además de poco efectivo, es bastante estresante y, en algunos casos, puede incluso bloquear al estudiante. Por ello es adecuado “ayudarlos a fijarse pequeñas metas día a día en vez de a largo plazo con recompensas como pasar tiempo al aire libre después del estudio para aprovechar la llegada del buen tiempo”, recomienda el doctor. “Además, recibir luz directa del sol tiene numerosos beneficios como aumentar la vitalidad, mejorar el bienestar y la autoestima, síntomas frecuentes durante la astenia primaveral, sin olvidarnos de que favorece la producción de la vitamina D en nuestra piel”.

2º Dar prioridad a ciertos nutrientes en su alimentación

“Una correcta nutrición es fundamental para gozar de buena salud en general, pero por supuesto también a nivel cerebral, ya que nuestro cerebro demanda el 20% de la energía que consumimos, por lo cual mantener una dieta equilibrada se relaciona directamente con el bienestar del sistema nervioso y, por tanto, de la memoria”, indica Gutiérrez Serantes. “Los omegas son claves para la memoria, especialmente el DHA y el ácido linoleico, podemos encontrarlos en el pescado, frutos secos y aceites vegetales como el de oliva. Las vitaminas del grupo B facilitan las conexiones nerviosas y la producción de neurotransmisores, y se encuentran en la carne de ave, productos lácteos, legumbres, cereales integrales y también en frutos secos. La colina es crucial para los procesos de la memoria y también podemos encontrarla en la carne, el huevo y lácteos”.

3º Una correcta higiene de sueño

Dormir es básico, como bien sabemos, para que nuestros hijos tengan la energía suficiente durante el día y para que sean capaces de mantener la concentración. “El sueño juega un papel fundamental para el rendimiento mental, aunque las horas de sueño necesarias dependen de la edad puesto que se van reduciendo a medida que cumplimos años”, explica el doctor, que nos detalla también que, mientras los bebés necesitan más de 12 horas al día, cuando llegamos a la adolescencia, las horas que necesitamos para un sueño reparador se reducen a 8 o a 10 horas.

“Un adecuado descanso está directamente relacionado con un mejor estado de salud y un crecimiento adecuado en niños y adolescentes, además de una mejora de la atención, la conducta y el aprendizaje, puesto que es indispensable para consolidar la memoria”.

4º Favorecer el estudio

Una vez cubiertas esas necesidades más básicas, debemos favorecer el estudio procurando que el niño o el adolescente se ubique en “un lugar cómodo y bien iluminado, preferiblemente con luz natural”. También será muy útil eliminar del espacio de estudio todo aquello que pueda distraerle.

5º Reforzar la rutina diaria

A estas alturas de curso, lo más probable es que la mayoría de escolares tengan ya establecida una rutina de estudio en casa (si no es así, más vale tarde que nunca). Ahora les puede resultar más difícil seguir esa rutina, pero es importante que les ayudemos a marcar el ritmo y sigan con ella. Eso sí, se pueden establecer nuevos horarios en función de los ritmos y las necesidades del niño; si ahora necesita, por ejemplo, levantarse un poco más tarde los fines de semana para rendir mejor el resto del día, podemos amoldarnos a eso. En cualquier caso, siempre debemos hablarlo con ellos e insistir en la importancia de seguir esforzándose para este último empujón del curso. Pronto recibirán el fruto de este esfuerzo y el merecido descanso en las vacaciones de verano.