No cabe duda de que las redes sociales y las plataformas de mensajería instantánea han establecido, además de una nueva vía de comunicación, un nuevo lenguaje en sí mismo. Aunque muchos adultos han sucumbido a él y se adaptan a estas nuevas formas de expresarse, son los adolescentes sus grandes valedores, lo que realmente lo utilizan y los creadores (de manera colectiva) de esta jerga que se ha universalizado en apenas unos pocos años. Si hay una de estas nuevas formas de expresión que han triunfado esa es el meme . Viene a ser una broma, chiste o contenido memorable que se extiende de forma viral, normalmente a partir de una imagen y acompañado por un texto ingenioso, y se ha convertido en todo un fenómeno comunicativo en sí mismo.
¿Por qué los adolescentes utilizan tanto los ‘memes’ para comunicarse entre ellos?
Los memes son tan populares que los utiliza prácticamente todo el mundo, independientemente de la edad, a diferencia de otras formas de expresión en Internet, que son más propias de los jóvenes. Sin embargo, los adolescentes recurren muy frecuentemente a ellos. El motivo es que la comunicación entre ellos ha cambiado, “ha pasado de ser una comunicación verbal y espontánea a una comunicación por escrito y, por tanto, que puede ser más pensada. En esa comunicación por escrito se utilizan también imágenes que ayudan a expresar más, sobre todo, toda la parte emocional”, apunta Gloria R. Ben, psicóloga experta de Qustodio.
La realidad es que ya no se comunican de una manera tan personal y cercana a como lo hacían adolescentes de generaciones anteriores. De hecho, la presencialidad ya ni siquiera es necesaria (y muchas veces ni siquiera existe esa interactividad cara a cara). De ahí el éxito de los memes entre ellos, pues cumplen todos los criterios: “a parte de ser una forma de comunicación rápida, creativa, fácil de entender y con humor, también ayudan a expresar mucho más sus ideas, pensamientos y emociones”.
Tienen, además, otra utilidad, pues “al mostrar imágenes de situaciones actuales en tono humorístico, les relaja y desconecta a la par que les ayuda a conectar con amigos o comunidades con sus mismos intereses e ideologías, ya que también se utilizan en grupos de difusión”.
Los ‘memes’ también pueden tener implicaciones negativas
Los memes son, en general, una manera divertida de contar algo, como sabemos. Sin embargo, puede venir de la mano de serias connotaciones negativas que es preciso analizar (y poner coto en la medida de lo posible). Al compartirse a través de una pantalla se puede generar un aumento de “valentía” a la hora de expresar cualquier cosa, lo que puede dar lugar a un mal entendimiento de la crítica. La psicóloga de Qustodio explica que “a veces el humor y la creación de los memes cruzan barreras controvertidas, utilizando situaciones sociales o personales dramáticas y compartiéndolas en tono humorístico, aspecto que se debería de controlar y, sobre todo, educar para que no suceda”.
Gloria R. Ben advierte que “la rápida divulgación que se produce a través de internet puede dar lugar a que una gracia que se hace a un amigo o persona conocida se propague rápidamente a muchas personas que pueden no utilizar ese meme con la intención con la que se ha creado”. Como es de suponer, esta situación puede causar un gran malestar en el afectado, así como en los creadores o primeros difusores del meme en caso de que su intención no fuera causar ningún tipo de daño.
Ante esto, lo que la psicóloga recomienda prevención y educación desde edades muy tempranas: “si se trabaja la inteligencia emocional y se potencia la empatía de los más pequeños, serán capaces de entender que lo divertido tiene que ser divertido para todos”. Y esto es así tanto en la vida real como en el trato con otras personas en las redes sociales y en Internet en general.
Consecuencias psicológicas de verse protagonista de un ‘meme’
“Las bromas o burlas entre amigos han existido siempre, pero antes se hacían de forma directa y en pequeños corrillos. Actualmente, se pueden hacer detrás de un pseudónimo o nombre falso, con lo que se pueden cruzar barreras controvertidas. Por un lado, somos mucho más valientes detrás del anonimato y, además, por escrito; por otro, la rápida difusión puede generar que esa ‘broma’, que se quedaba entre los amigos cercanos, viaje a rápida velocidad llegando a todo el mundo en menos de un segundo, pudiendo derivar en nuevas burlas o memes, con lo que eso supone para la salud metal”, señala la experta.
No es para menos, puesto que el verse parodiado o cuestionado en una imagen que se puede difundir rápidamente puede provocar “efectos negativos a nivel psicológico en uno mismo derivados de una baja autoestima, lo que puede dar lugar a vergüenza, ansiedad, preocupación por la percepción que tienen los demás de uno mismo, añadido esto a la falta de control o incapacidad de frenar esta broma, pudiendo llegar a desarrollarse un trastorno del estado de ánimo si no conseguimos frenar esa difusión, pese a que seguramente el meme tenga una duración en línea menor de la que pensamos, los efectos en la salud mental pueden ser mucho más duraderos”.