Sabemos que la lactancia materna es la manera ideal de alimentar al bebé porque ofrece múltiples beneficios para el niño, dado que le transmite anticuerpos de la madre ante múltiples enfermedades. Desde hace tiempo se viene asociando también la lactancia materna a un menor riesgo de que la madre padezca cáncer, hipótesis que corroboran diversos estudios científicos, algunos de los cuales apuntan a que, además, es un factor protector frente a determinados tipos de cáncer en el lactante. Así nos lo indica la Dra. Emilia Gómez Pardo, Doctora en Bioquímica y Biología Molecular y Master en Nutrición y Salud, asesora científica de la Fundación CRIS contra el Cáncer para temas de prevención y estilo de vida. Hemos hablado con ella y nos ha dado detalles de esos estudios y de qué debe tener en cuenta una madre para lograr ese factor protector con la lactancia.
¿De qué manera la lactancia protege a la madre de padecer en el futuro cáncer de mama o de ovarios?
La lactancia materna es un hábito saludable y un método muy eficaz en la prevención del cáncer de mama, especialmente cuando es exclusiva y durante al menos 6 meses. El riesgo de padecer cáncer de mama es muy alto, ya que se estima que una de cada ocho mujeres lo padecerán a lo largo de la vida. Pero hay estudios que indican que, gracias a la lactancia materna, este riesgo podría disminuir casi un 5% por cada 12 meses que una mujer amamante y se suma a la disminución del riesgo del 7% observada por cada nacimiento.
El riesgo de sufrir cáncer de ovario también parece disminuir en función del tiempo de lactancia, un 15%, cuando la lactancia dura 6 meses y cuando se superan los 12 meses el riesgo disminuye en un 36%.
Por otro lado, hay evidencia de que protege de padecer cáncer de endometrio y, aunque en menor medida, de colorrectal. Además, también hay datos que apuntan a que la lactancia protege de padecer hipertensión y enfermedades cardiovasculares y lo hace de forma proporcional a la duración, ya que cuanto más tiempo dure la lactancia materna mayor será la reducción del riesgo de enfermedad.
Los mecanismos por los que la lactancia parece proteger pueden ser varios: durante este periodo se experimentan cambios hormonales que retrasan el regreso de los periodos menstruales, lo que reduce la exposición a lo largo de la vida a hormonas- como el estrógeno-, que se vinculan con el riesgo de cáncer de mama al promover el crecimiento de células cancerígenas. Durante este periodo de tiempo, las hormonas no actúan sobre el tejido mamario, mientras que los ovarios dejan de estar estimulados de forma constante y, por lo tanto, se reduce el riesgo de que aparezca el cáncer. Además, durante el embarazo y la lactancia, se pierde tejido mamario. Esta pérdida puede ayudar a eliminar las células con posibles daños en el ADN, lo que ayuda a reducir las posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer.
La lactancia materna prolongada también contribuye a reducir el aumento de peso a largo plazo, con lo que se reduce el riego de padecer aquellos tipos de cáncer asociados con el exceso de peso entre los que se encuentra el de mama.
Teniendo en cuenta que las madres en España suelen incorporarse al trabajo a los seis meses de vida del bebé y que la mayoría abandona en ese momento la lactancia, ¿es suficiente este período de tiempo de cara a esa ‘protección’ frente al cáncer?
Si, la evidencia apunta a que el tiempo necesario para que la lactancia materna sea protectora frente al cáncer de mama debe ser de 6 meses de forma preferentemente exclusiva e invita, siempre que sea posible, a prolongarla y complementarla con otros alimentos hasta los dos años. Para que la lactancia materna aporte gran parte de los beneficios en la mujer, se recomienda llevarla a cabo de forma prolongada.
Partiendo de la información que nos acabas de dar, ¿se podría considerar la reducción de las tasas de natalidad y de la menor duración de la lactancia materna por causas laborales podría ser un factor clave en el aumento de casos de cáncer?
Sin duda es un factor clave y, aunque sabemos que este cáncer está asociado a otros factores de estilo de vida como son el consumo de alcohol, el tabaquismo y el sobrepeso, datos de los últimos estudios realizados indican que el drástico incremento de los tumores de mama en los últimos años está estrechamente relacionado con la correspondiente disminución en la tasa de natalidad, el retraso de la edad a la que se tiene el primer hijo y períodos de lactancia más cortos de los recomendados.
En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de lactancia materna exclusiva a los 6 meses es del 28,53% y la tasa de lactancia mixta es del 18,42%. Es decir, que la tasa de mujeres que llegan a amamantar a los 6 meses (solo pecho o pecho y biberón) es del 46,95%, casi la mitad. Esta baja tasa de lactancia tiene un origen multifactorial y se relaciona con factores que actúan conjuntamente a nivel individual de la madre y a nivel socioeconómico y cultural. Sin duda, una parte importante del abandono está relacionados con la incorporación de la madre al trabajo. La compatibilización de la vida laboral, la falta de apoyo social, los horarios o las dificultades para extraer la leche en el lugar de trabajo son algunas de las causas que más influyen.
Sabemos que la lactancia materna en exclusiva y durante el mayor tiempo posible van a dar una mayor protección, pero ¿ayuda en algo la lactancia mixta? ¿Aporta algo de protección?
Se sabe que el mayor beneficio se presenta en las mujeres que amamantan de forma exclusiva hasta los seis meses, con respecto a aquellas que lo hicieron durante 3-4 meses de manera exclusiva o mixta. Pero teniendo en cuenta los múltiples beneficios de esta práctica sobre diferentes condiciones de salud, el beneficio comenzaría desde el primer momento.
Optar por la lactancia mixta es siempre una ventaja si no se puede dar el pecho en exclusividad. La leche materna es el alimento ideal para los lactantes. La lactancia materna proporciona todo el alimento que necesita el bebé. Es segura y limpia y contiene anticuerpos que protegen de muchas enfermedades propias de la infancia. Además, suministra toda la energía y nutrientes que una criatura necesita durante los primeros meses de vida, y continúa aportando hasta la mitad o más de las necesidades nutricionales de un niño durante la segunda mitad del primer año, y hasta un tercio durante el segundo año. Específicamente, la lactancia materna proporciona protección pasiva contra infecciones e inflamación a través de la transmisión de anticuerpos y propiedades antiinflamatorias y también influye directamente en la composición del microbioma intestinal del bebé, muy importante para la maduración del sistema inmunológico.
¿La lactancia protege también frente al cáncer de alguna manera al bebé?
Existen trabajos científicos que indican que en los hijos también disminuye el riesgo de padecer cáncer. Estos estudios que sugieren que la lactancia materna protege contra los cánceres infantiles, en particular contra los hematológicos y muy concretamente contra uno de los cánceres más comunes en la infancia, la leucemia linfoblástica aguda (LLA), parece proteger contra el neuroblastoma y contra el cáncer del sistema urinario en el lactante.
Un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), corrobora los resultados de investigaciones previas y concluye que la lactancia materna exclusiva durante al menos 4 meses reduciría el riesgo de leucemia linfoblástica aguda en un 30%.
Estos datos se suman a la evidencia existente sobre la importancia crítica de la lactancia materna exclusiva. Según la OMS, es fundamental para lograr un crecimiento y desarrollo óptimos del lactante con multitud de beneficios a corto y largo plazo, protege al bebé de enfermedades comunes de la infancia, disminuye el riesgo de padecer afecciones crónicas como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la obesidad y la diabetes de tipo 2 y ayuda al desarrollo cognitivo del niño. La evidencia indica que puede ayudar a prevenir el sobrepeso u obesidad en el futuro lo que evita el riesgo de sufrir aquellos cánceres relacionados con el peso.
¿Hay mujeres y lactantes con ciertas características genéticas que se vean más protegidos frente al cáncer gracias a la lactancia materna?
Si. Se sabe que las mujeres con mutaciones en el gen BRCA1 tienen un riesgo muy elevado de desarrollar cáncer de mama y que cuando amamantan durante más de un año reducen, cuando se compara con aquellas portadoras de la mutación que no han practicado la lactancia, entre un 22% y un 50% el riesgo de cáncer de mama. Se debe apoyar especialmente a las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama para que amamanten como forma de reducir su riesgo de cáncer.
También hay datos que indican que la lactancia materna podría reducir principalmente el riesgo de cáncer de mama triple negativo, otro tipo de cáncer agresivo (20%)
¿Qué es lo que queda por investigar en torno a este tema? ¿En qué se centran (o se deberían centrar) las investigaciones sobre el papel protector de la lactancia materna para madre e hijo?
Ya que la decisión de la madre sobre la lactancia materna se ve afectada por múltiples factores fisiológicos, obstétricos y psicológicos, es necesaria más investigación para una comprensión más efectiva de estos determinantes y el apoyo óptimo a la lactancia materna en madres y muy especialmente en madres con enfermedades crónicas.
La prevalencia de enfermedades maternas crónicas está aumentando en las últimas décadas en el mundo desarrollado. La incidencia de enfermedades maternas crónicas oscila entre el 10 y el 30% de los embarazos en todo el mundo y existe una importante brecha de conocimiento sobre el manejo de estas mujeres durante la lactancia. Es posible que sea necesario un apoyo adaptado y basado en evidencia para promover la lactancia materna en mujeres con enfermedades crónicas; sin embargo, nuestra comprensión de la lactancia materna en esta subpoblación aún no está clara.