Aunque son considerados ‘nativos digitales’, los menores están, en realidad, mucho más desprotegidos que los adultos frente a la desinformación que transmiten algunas páginas y redes sociales. Les cuesta diferenciar noticias reales de otras que no lo son y esto hace que se conviertan en un blanco fácil en muchos terrenos.
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Porque no solo se trata de recibir noticias falsas, sino de expandir bulos o incluso crearlos. Para ayudar en la necesaria alfabetización digital de niños y adolescentes, Fad Juventud, junto a Google y otras organizaciones, ha puesto en marcha el programa ‘Surfear la Red’, un proyecto educativo dirigido a menores, a sus docentes y a los padres. Hemos hablado con Miguel Ángel Rodríguez, subdirector de Programas de Fad Juventud, para que nos explique cómo ayudar a nuestros hijos en este ámbito.
Enfrentarse a la ‘jungla’ de Internet
Cuando hablamos de alfabetización digital, no se trata solo de que niños y adolescentes sepan diferenciar una noticia falsa de otra que no lo es. El objetivo es más ambicioso, pues persigue inculcarles unas pautas preventivas para que tengan capacidad de elección por sí mismos, no hagan lo que no quieran hacer y no entren en páginas en las que no quieren entrar. Pero hay un aspecto esencial más, y es que “cuando estén delante de esos entornos digitales, no solo no caigan en la desinformación, sino que es importante que no sean ellos mismos la que la creen”, señala el experto.
Cuando los menores son conscientes de que lo que hacen en Internet puede tener consecuencias, se reducen los usos inadecuados que le dan a esta herramienta. En este sentido, en ‘Surfear la Red’ hay contenidos para cada edad, partiendo de realidades que ellos conocen, de lo cotidiano. Por eso, la información se les ofrece en distintos formatos, como juegos, infografías, pódcast... “Queremos que aprendan descubriendo ellos las cosas, no dando una clase magistral”, explica Miguel Ángel Rodríguez.
Tres pautas para actuar como padres
Cuando se pregunta a los menores que a quién acuden si tienen problemas en el mundo digital, responden que en primer lugar a sus amigos, en segundo a sus padres y en tercero, a sus profesores. “Tanto padres como profesores deberían escalar en este rango de confianza”, apunta el especialista de Fad Juventud.
En este sentido, ofrece tres claves para ayudar a los hijos en esa alfabetización digital que les hará no caer en informaciones falsas ni transmitirlas:
- Educar el sentido crítico. Es muy importante que el menor pueda pensar por sí mismo, que sea autónomo en sus reflexiones y que la familia sea un lugar seguro donde pueda expresarse y elegir. “Esto no significa dejarle que haga lo que quiera, sino favorecer que sepa lo que quiere, en el entorno de una familia donde se le escuche y se le deje hablar”, comenta.
- Acompañarlos en el mundo digital. Los padres deben acompañar a sus hijos en el mundo online, “pero sin agobios, de un modo fructífero”. Esto implica dejarlos que hagan preguntas, reflexionar conjuntamente sobre algún caso en concreto y convirtiéndose los progenitores en modelos de un buen uso de las tecnologías. De hecho, si los mayores han sufrido algún problema en este sentido, como dar por buena una noticia falsa o incluso difundir un bulo, es bueno que la situación sea comentada en familia para que el hijo aprenda de ella.
- Pedir más implicación en el centro educativo. El niño ha de recibir también educación digital en el colegio o el instituto. Es una parte importante en este proceso de alfabetización digital.
La clave: la lectura lateral
Entre los materiales de ‘Surfear la Red’ se ofrece distinta información para que los menores aprendan a verificar si los contenidos a los que se enfrentan son reales o no. La propuesta es utilizar la denominada lectura lateral, que consiste ir abriendo otras pestañas mientras se lee, de manera que se pueda responder a una serie de preguntas.
Las tres preguntas básicas de la lectura lateral que ayudan a identificar el contenido falso son:
- ¿Quién es el autor del contenido?: ¿Es un autor identificable? ¿Es experto en el tema? ¿Tiene algún conflicto de intereses? ¿Presenta las ideas de forma sesgada?
- ¿Qué evidencias hay?: El contenido, ¿se basa en hechos y datos o en suposiciones? ¿La fecha de actualización y de publicación es reciente? ¿Hay enlaces a fuentes expertas?
- ¿Qué dicen otras fuentes?: “Si abrimos una nueva pestaña y preguntamos por la web, organización, medio o empresa, es posible que haya comentarios en comunidades digitales (como foros) o en directorios sobre el lugar que estamos visitando”, señalan.