El retraso de la maternidad ha hecho que aumente el número de parejas o de mujeres solas que recurren a técnicas de reproducción asistida para conseguir su deseo de quedarse embarazadas. Dependiendo de la edad de la mujer, hay que optar por una u otra solución. La ovodonación, cuando una donante presta sus óvulos para que otra mujer consiga la gestación, es una de ellas.
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El hecho de que el hijo tenga otro material genético supone un problema en distintos ámbitos para algunas mujeres. Es lo que se ha denominado ‘duelo genético’. Marisol Ródenas, psicóloga de IVI Murcia, explica en qué consiste.
La ovodonación: una técnica en alza
A la mujer que espera una donación de óvulos se le asigna una donante, que es escogida teniendo en cuenta criterios físicos (para buscar el mayor parecido con la madre que gesta al bebé) y otros, además de asegurar, con un examen genético, que no tiene enfermedades hereditarias.
La receptora prepara su endometrio para favorecer la implantación del óvulo ya fecundado (con semen de su pareja o también de donante) y lograr así el embarazo. Cuando está preparada se realiza la transferencia y unos días después se le comunica si está o no embarazada.
Según datos de IVI, la tasa de éxito de la ovodonación es de alrededor del 99% acumulado en tres intentos.
“El 45% de los tratamientos realizados en nuestras clínicas de España son a mujeres mayores de 40 años, una tendencia en alza de acuerdo a la inevitable evolución social. Dado que a partir de los 35 años la fertilidad femenina empieza a caer en picado, muchas de nuestras pacientes se encuentran con una realidad con la que no contaban: sus óvulos no les permitirán ser madres”, comenta la experta.
Qué entendemos por duelo genético
Cuando la mujer consigue el embarazo con óvulos de otra mujer puede pasar por lo que se ha denominado ‘duelo genético’, que se caracteriza por la presencia de emociones como la rabia y la negación. Habitualmente, la receptora puede pasar por distintas fases: bloqueo, pérdida, incertidumbre y aceptación. Se trata, en definitiva, de asimilar que el hijo no compartirá genes con ella.
“En consulta, las inquietudes más frecuentes son cómo se sentirán como madres del bebé, el origen de las donantes, el tema del parecido físico, cómo compartirlo con la familia o el círculo cercano…”, destaca la psicóloga.
¿Cómo ayudarlas? “Nuestro papel es clave a la hora de guiarles en todos estos aspectos en base a experiencias de otras pacientes y evidencia científica. Pero, sobre todo, recomendamos dejar las emociones fluir y ver hacia dónde te llevan, compartirlas con la pareja, si la hay, y/o con familia o amigos, y aceptarlas como vienen sin prejuicios. Es muy importante hacerlo para terminar de aceptar la realidad de la situación y sentir esta decisión como un camino elegido, no como algo impuesto por las circunstancias”, añade.
La importancia de la epigenética
Además de las inquietudes anteriores, algunas mujeres receptoras de ovocitos se plantean si el vínculo con el bebé será el mismo que si se tratara de un hijo con sus mismos genes. “ El vínculo que tendrán con el bebé será único y una experiencia muy personal que, además, puede potenciarse gracias a la epigenética. Se trata de la relación entre madre e hijo/a durante el período gestacional, un vínculo prenatal que dejará huella tras el parto y en la futura relación, en la medida en que facilita la transición de la mujer a su rol de madre con los cambios emocionales que implica esta primera etapa”, descubre Marisol Ródenas.
En este sentido, es importante hablar del proceso con normalidad, que deje de ser una realidad oculta: “La donación de gametos es algo habitual, sobre todo en mujeres de edad avanzada, lo que pasa es que no está normalizada porque para algunas de ellas sigue siendo un tema algo tabú y prefieren no compartirlo”, explica.
Entenderlo como una oportunidad
Las mujeres que recurren a la ovodonación suelen tener edad avanzada o bien son mujeres jóvenes, pero con fallo ovárico prematuro, con menopausia precoz y que han pasado por una cirugía ovárica. También es un tratamiento indicado para mujeres con enfermedades hereditarias que no pueden concebir con sus propios óvulos.
“Para muchas pacientes no es la situación ideal y es un punto en el que ni siquiera habían pensado encontrarse en el camino hacia la maternidad. La primera reacción más habitual es que se culpen por haber esperado tanto, algo que sucede la mayoría de las veces por diferentes circunstancias que no podemos controlar, y posteriormente pasen por un periodo de rabia e incluso desinterés. Es crucial tomarse un tiempo para aceptar, recapacitar, expresar sus emociones y tomar la decisión final con la que la paciente se sienta lo más cómoda posible”, insiste la especialista de IVI Murcia.
Y recalca que es bueno ver la ovodonación como una oportunidad más, como un opción, con el apoyo de profesionales de la psicología, y “no como una derrota o una ‘solución parche’. Y es que, dentro de que es una forma de llegar a la maternidad diferente a la que se pensaba, es importante asumirlo de manera positiva y esperanzadora sabiendo que aún existe esta oportunidad en el camino a la maternidad”, añade.