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Pediatría

Cuándo es necesario derivar a un niño al psicólogo o a la atención temprana

Para que el niño alcance su propio potencial de desarrollo y se convierta en un adulto maduro, sano y feliz es necesario estar atentos para poder prevenir posibles trastornos


22 de abril de 2024 - 20:13 CEST

El desarrollo del organismo humano es un tema amplio y complejo.  Con objeto de identificar y tratar precozmente los trastornos que vayan apareciendo,  es muy importante que quienes asistan a los niños se familiaricen con los patrones normales de crecimiento, de desarrollo y de maduración, de forma que les sea posible identificar cualquier variación anormal que se presente.

Uno de los principales objetivos de la pediatría moderna consiste en ayudar a cada niño a alcanzar su propio potencial de desarrollo y maduración para convertirse en un adulto maduro, sano y feliz. Y una forma importante de lograr este fin es la vigilancia de los expertos y el seguimiento periódico de cada niño a lo largo de su infancia, para valorar si su desarrollo físico e intelectual son normales y así poder detectar y prevenir posibles anomalías.

A qué llamamos desarrollo cognitivo

La principal teoría sobre el desarrollo cognitivo fue enunciada por el psicólogo suizo Jean Piaget, quien clasificó en cuatro etapas de diferentes características los progresos durante el desarrollo de la vida infantil.

Desarrollarse a nivel cognitivo significa aprender a utilizar la memoria, el lenguaje, el discernimiento y el razonamiento, la percepción, la organización y la resolución de los problemas. Piaget sostenía que el desarrollo de la capacidad cognitiva sigue una secuencia fija de estadios del desarrollo:

  • La etapa sensorio-motriz: va desde el nacimiento hasta los dos años. Durante esta erapa el aprendizaje se adquiere mediante actividad, exploración y manipulación del entorno. Avanza a través de la utilización de sus sentidos y de la imitación de otros niños y de los adultos y al terminar esta etapa el niño es capaz de idear una acción en su mente y de valorar su viabilidad.
  • La etapa preoperacional: se extiende de los dos a los siete años y se caracteriza por el dominio del lenguaje y el predominio de la imitación y una imaginación desbordante. Imita, se disfraza, vive historias y fabrica cuentos y nuevas experiencias.
  • La etapa de las operaciones concretas: se desarrolla entre los siete y los once años, su actividad intelectual y su pensamiento se parecen cada vez más al del adulto. Tiene capacidad para empatizar y para pensar y reflexionar de forma más lógica.
  • La etapa de las operaciones formales: de los doce años hasta la edad adulta, llegada esta etapa, el niño es capaz de razonar de forma lógica y abstracta. Puede formular y poner a prueba hipótesis. Juega con posibilidades.

Según este mismo autor, el nivel cognitivo del niño comienza desde el nacimiento y va evolucionando a lo largo de toda la infancia a medida que el niño percibe su entorno y se va adaptando a él.

Cuando se producen alteraciones en el desarrollo cognitivo, ¿por qué es importante que reciban terapia lo antes posible?

Las alteraciones y variantes que se pueden presentar en el desarrollo cognitivo de un niño a lo largo de su infancia son múltiples y variadas. Desde  trastornos genéticos,  hereditarios, enfermedades cromosómicas o graves alteraciones neurológicas, hasta alteraciones en el funcionamiento de los sentidos o leves desviaciones del comportamiento, o factores ambientales del entorno, el ambiente exterior o la familia, pueden ser todas ellas patologías que una vez diagnosticadas necesiten de tratamiento y atención temprana para así evitar daños irreparables y luego difíciles de remontar.

En el entorno del niño, padres, familia, maestros y educadores deben vigilar su evolución y advertir a los expertos de las desviaciones, retrasos o alteraciones que descubran. Pero será el pediatra el que,  tras repetidos controles clínicos a lo largo de su corta vida  y vista la evolución del desarrollo y la maduración psicológica del paciente, dará la voz de alarma y derivará al niño a expertos en la materia: psicólogos, psiquiatras, neurólogos infantiles para que estudien y diagnostiquen estos casos y reciban así el tratamiento lo antes posible, para evitar daños en el desarrollo y la maduración de sus facultades intelectuales.