La mujer embarazada está durante estos nueve meses en un estado inmunitario especial. Es la forma que ha ideado la naturaleza para que no haya ‘rechazo’ hacia su hijo, hacia ese ser que se está formando en su interior. Se dice que está inmunocomprometida, lo que puede repercutir en una mayor vulnerabilidad ante las infecciones alimentarias.
Durante la gestación destacan la listerioris y la toxoplasmosis por las graves consecuencias que pueden tener sobre el feto. ¿Cómo se contagia la mujer? Y, sobre todo, ¿qué medidas debe seguir para evitarlas?
Los riesgos de la listerioris en el embarazo
La listeriosis es una enfermedad que se transmite a través de la alimentación. Afortunadamente, es poco frecuente, sobre todo si la comparamos con otras como la salmonelosis, que cada año afectan a muchas más personas. El problema de la listerioris es que puede provocar problemas muy graves en el feto “que pueden terminar en aborto”, como destaca la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).
La listerioris también puede adelantar el parto, de manera que el bebé nazca de forma prematura, y ocasionar enfermedades tan graves como la meningitis o la sepsis (infección generalizada).
El problema es que muchas veces la mujer contrae la listerioris, pero no es consciente de ello, ya que los síntomas que provoca son similares a una gripe, como fiebre, escalofríos, dolor de espalda, dolor muscular y dolor de cabeza.
“La bacteria se disemina alcanzando la placenta relativamente protegida del sistema de defensa y provoca alteraciones graves en el feto”, advierten desde la AECOSAN. Pero, no solo puede contagiarse durante los meses de embarazo, ya que hay una forma tardía, “que aparece entre la primera y la octava semana de vida de un niño, en la que el contagio probablemente se ha producido en el canal del parto”.
Cómo se contagia la listerioris
Los alimentos contaminados con listeriosis con más frecuencia son los siguientes, tal como recuerda la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC):
- Productos cárnicos envasados (embutidos, carne mechada, jamón codido).
- Pescados ahumados.
- Ensaladas y frutas envasadas.
- Patés refrigerados.
- Leche no pasteurizada o cruda.
- Quesos frescos o de pasta blanda elaborados con leche no pasteurizada (fresco, mozzarella, feta, brie, camembert, roquefort).
Las recomendaciones para evitar la listerioris son:
- Cocinar a más de 70 ºC durante dos minutos.
- Evitar que la temperatura del frigorífico supere los 4ºC.
- Prescindir de productos elaborados con leche sin pasteurizar.
- Extremar los cuidados y no tomar alimentos de riesgo.
Toxoplasmosis y embarazo: qué peligros hay
Al contrario que la listeriosis, la toxoplasmosis es una infección alimentaria muy común. De hecho, según datos de AECOSAN, se estima que entre el 50 y el 80% de los europeos la han pasado. Esto para las embarazadas puede ser bueno, ya que estarían inmunizadas. Por este motivo en las analíticas que se hacen durante el embarzo se mide si hay anticuerpos frente a la toxoplasmosis. Si la mujer ya la ha pasado, tendrá esos anticuerpos, con los que estará más protegida en caso de que en el embarazo se exponga a la infección, ya que, como confirman en la citada Agencia, “la inmunidad protectora resultante es de larga duración”.
La toxoplasmosis cursa sin síntomas o de forma leve, como una gripe suave en la que hay fiebre y dolor de cabeza, además de inflamación de los ganglios linfáticos, que es una de sus manifestaciones más frecuente.
Esta infección “puede producir una afectación grave, provocando abortos o lesiones congénitas en el cerebro, los ojos y otros órganos del feto”, destaca AECOSAN. Las lesiones pueden ser más graves si la madre se infecta en el primer trimestre del embarazo.
Cómo evitar la toxoplasmosis
Además de por los alimentos, la toxoplasmosis se puede contraer al tocar arena o heces de gatos contaminados. Por eso, estas son las recomendaciones para protegerse durante el embarazo, que recalca la SEMFYC:
- Usar guantes y limpiar bien manos y uñas al manipular arena, tierra o al hacer labores de jardinería.
- Evitar el contacto con los excrementos de los gatos.
- Mantener a los gatos domésticos en el interior y darles solo comida cocinada o seca.
- Comer solo carne que esté bien cocida, a más de 70ºC.
- No tomar alimentos elaborados con carnes crudas (ahumados, embutidos o jamón se pueden tomar si previamente se congelan a -20ºC durante 48 horas).
- Lavar bien las hortalizas, las frutas y las verduras antes de consumirlas.
- Tras manipular carnes crudas, lavarse muy bien las manos y lavar los utensilios de cocina que hayan estado en contacto con ellas.
- Hay que tener en cuenta que la refrigeración (a 4ºC) no destruye el parásito que ocasiona la toxoplasmosis, ni tampoco lo hace la cocción en el microondas.