Las mujeres embarazadas están cada vez más informadas acerca de todo lo que tiene que ver con el momento de dar a luz y, por ello, cada vez son más las que buscan alternativas al convencional parto sobre una camilla, en la que parece que la única alternativa es la epidural (o soportar el dolor estoicamente sin libertad de movimiento). Hay otras opciones y posturas que favorecen más el paso del bebé por el canal del parto, como de pie o en cuclillas, y también alternativas para vivir este proceso tan esencial en la vida del niño y de la madre de una manera más acogedora. “El nacimiento del bebé puede acontecer en diversas posiciones, tanto en la cama como fuera de ella (silla de partos, ducha, bañera, colchoneta…). No existe una posición idónea para parir, siempre van a ser valoradas las preferencias y las circunstancias personales y obstétricas”, nos explica María Quiroga, matrona y coordinadora del paritorio del Hospital Universitario de Torrejón (Madrid).
“La gestante puede andar, usar el agua en modalidad ducha o bañera, usar entonox (gases analgésicos), usar silla de partos, liana, cuadripedia…; un parto de baja intervención también consiste en respetar los tiempos necesarios para el parto y evitar maniobras innecesarias, como la episiotomía en la mayoría de los casos, o la oxitocina si no es estrictamente necesaria”, añade Belén Santacruz, jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del mismo hospital, uno de los pocos que ofrecen alternativas a la convencional sala de partos en camilla gracias a su programa de Parto Respetado.
Eso sí, al dar a luz en un centro hospitalario, está todo listo para cualquier complicación de última hora. Para ello, hacen seguimiento a la parturienta y al bebé de un modo diferente, mediante la monitorización fetal intermitente o la telemetría (tecnología que permite monitorizar en remoto) para que la madre se mueva libremente. “Un parto que inicia como bajo riesgo, puede convertirse en alto riesgo, y lo ideal es que tengas un centro en el que puedas tener un entorno muy amigable, con tu propia música, tu acompañante, que se respete tu intimidad al máximo, pero que ante cualquier complicación podamos actuar en segundos para que tanto la madre como el recién nacido estén bien”, subraya la Dra. Santacruz.
Modalidades de parto con las que aliviar el dolor sin recurrir a la epidural
En un parto vaginal que no presenta ningún tipo de riesgos, hay varias alternativas a elegir, que detalla María Quiroga:
- Alternativas farmacológicas: se puede elegir entre óxido nitroso y analgesia epidural, tanto tipo Walking epidural como la epidural convencional. La Walking epidural es una analgesia que, como tal, reduce el dolor de las contracciones, pero permite mayor movilidad y un mayor control a la mujer sobre el parto, pues no queda inmovilizada de cintura para abajo (como sí ocurre con la epidural convencional).
- Alternativas no farmacológicas: “disponemos de UTPR (Unidad de trabajo de parto y recuperación) amplias que permiten la libre deambulación y movimiento, tan importante para la dilatación y el parto”, señala la matrona. “Contamos con fitball, lianas, ducha privada en cada UTPR, calor local, bañera…”.
Todos estos recursos se irán ofreciendo durante el proceso en función de la fase en la que se encuentre la mujer, “teniendo en cuenta la idoneidad de cada recurso a las circunstancias particulares”, entre las que se incluyen la fase de la dilatación y el riesgo al parto, entre otras, pero también las preferencias de la mujer.
La importancia del parto respetado, “que para nosotros es aquel en el que independientemente de cual sea la vía de nacimiento (vaginal o cesárea), es que la mujer es partícipe en la toma de decisiones, se siente acompañada y respetada en todo el proceso y contribuyendo a que la experiencia del nacimiento de su bebé sea positiva”, señala la matrona. En este punto, la mujer puede cambiar de opinión a medida que va avanzando el parto y, si bien en un primer momento no quería dar a luz en la bañera, puede hacerlo a posteriori, y vice versa.
Lo mismo con la analgesia: puede haber manifestado en el plan de parto que no iba a querer ningún tipo de fármaco para aliviar el dolor o bien que iba a optar por óxido nitroso, por ejemplo, y una vez que han iniciado las contracciones más fuertes, considerar que necesita analgesia fuerte y solicitar la epidural.
Parto en el agua: ¿qué es lo que hay que saber?
La Dra. Santacruz explica que existen circunstancias que impiden acceder a determinadas formas de parto, como puede ser un parto en la bañera, “por la seguridad de la madre y del bebé”. Una de esas circunstancias es tener una cesárea anterior. De ahí la necesidad de “dar toda la información de tus circunstancias y antecedentes al equipo que te atiende, si no lo has hecho previamente en consultas (si entras por primera vez en urgencias de parto, por ejemplo)”.
En caso de no tener ninguna de esas circunstancias, puede ocurrir que, tras iniciar el parto en la bañera, surja alguna complicación de última hora con la que no se contaba. ¿Qué hacer entonces? En ese caso, “se informará tanto a la mujer como a su acompañante de la necesidad de salir del agua para poder llevar a cabo un control más estrecho de la situación”, apunta Quiroga.
“Si fuera necesario realizar una cesárea, dependiendo de la indicación de esta, nuestro hospital cuenta con un protocolo de acompañamiento en quirófano; es decir, la mujer estará acompañada durante la cesárea por la persona de su elección que la ha estado acompañando durante el proceso, siempre y cuando la situación clínica lo permita”. Dentro de ese protocolo, si la madre y el recién nacido se encuentran bien, podrán realizar piel con piel en el mismo quirófano y, “tras la intervención, ambos permanecerán juntos”.