adolescente se graba© GettyImages

Adolescentes

Así afectan los filtros de las redes sociales a la salud mental de los adolescentes

No solo verlos en los demás, sino también ver continuamente imágenes de sí mismos con filtros puede tener consecuencias


15 de abril de 2024 - 14:32 CEST

Que las redes sociales forman parte del día a día de los adolescentes es incuestionable. De hecho, los jóvenes españoles pasan 420 minutos a la semana conectados en las redes sociales, según el último informe Nacer en la era digital: La generación de la IA, de Qustodio. Los adolescentes las utilizan de diferentes formas: unos para subir fotos en lugares a los que viajan, de la ropa que se ponen, vídeos de coreografías, para participar en retos virales… Y muchos de ellos recurren a filtros con los que cambian su aspecto antes de publicar una imagen o un vídeo. Y esto, que puede parecer un gesto sin más, incluso divertido en algunos casos, puede venir de la mano de ciertas implicaciones mucho más serias que tienen que ver con la salud mental.

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La vía en la que los filtros de las redes sociales puede afectar a los adolescentes tiene doble direccionalidad: por un lado, ven perfección en imágenes de otros y, por otro lado, se acostumbran también a verse a sí mismos tal y como aparecen en las fotos con filtros. En lo que respecta a las imágenes que suben otros usuarios (y que ellos, incluso cuando reconocen los filtros en ellas, acaban interiorizando), hay que tener en cuenta que muchos de los contenidos que se consumen no son siempre reales. De hecho, el uso constante de filtros en las redes sociales se genera por la búsqueda de una perfección estética no real.

En cuanto a los filtros que ellos aplican sobre su rostro y su cuerpo, el estar continuamente observando una imagen de uno mismo que no es la real puede dar lugar al deseo de esa imagen, ya que el no conseguirla puede producir un malestar significativo. Así, según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la edad de los primeros retoques estéticos en España ha bajado de los 35 años a los 20 en los últimos años.

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Consecuencias de los filtros de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes

La exposición a contenidos que parecen perfectos puede generar que los más jóvenes se comparen, cuestionen su cuerpo e ideen una imagen irreal del concepto de la ‘belleza’. Gloria R. Ben, psicóloga de Qustodio, explica que “la exposición en redes sociales produce una necesidad de satisfacer expectativas sociales, una aprobación externa, que genera una dependencia de validación extrínseca, además de necesitar el reconocimiento de los otros para satisfacer nuestras necesidades”. De ahí, la necesidad de educar a nuestros hijos en la realidad, en la belleza natural y en la importancia de quererse a uno mismo, ya que “va a generar que los menores sean más fuertes a la hora de enfrentarse a cualquier problema”.

Entre los problemas relacionados con la salud mental a los que pueden acabar dando lugar los filtros de las redes sociales en adolescentes, los expertos de Qustodio señalan los siguientes:

  • Trastornos del estado de ánimo: esto viene generado por no conseguir esa perfección que generan los filtros, lo que puede derivar en frustración o tristeza.
  • Dependencia de la aprobación externa: el uso constante puede venir derivado de lo que puedan pensar los demás. El intento de acercarse a los estándares acabará con una dependencia hacia la opinión del resto.
  •  Distorsión de la percepción de la belleza: los filtros plantean supuestos en ocasiones inalcanzables e irreales, lo que puede confundir a los menores haciéndoles pensar que esos efectos son posibles o el patrón de ‘belleza’ a seguir.
  • Problemas de autoestima: el no alcanzar esos estándares irreales puede provocar una caída de la autoestima en los más jóvenes. Serán más propensos a ello aquellos adolescentes que una falta de seguridad en uno mismo previa.
  • Trastornos de la imagen corporal: algunos filtros eliminan todas las irregularidades, imperfecciones y devuelven una imagen de uno mismo ‘mejorada’, lo que puede afectar en cómo los menores ven su cuerpo.

Y todo esto puede ser el germen de otros problemas de salud mental mucho más graves, como pueden ser una depresión, ansiedad o un trastorno de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia. Por eso la comunicación abierta y sincera en las familias es fundamental.

El diálogo con los hijos, la observación, el poder ser críticos con la perfección, hablar sobre que todos tenemos fortalezas y debilidades y poder decir todo sin juzgar, permitirá a los jóvenes tener confianza en sí mismos y no necesitar utilizar filtros para verse mejor”, subraya Gloria R. Ben. “Es importante que las familias compartan tiempo de ocio y diversión con ellos para ayudarles a entender las redes sociales y tener una interacción positiva con estas plataformas”.