La EVAU es una prueba difícil para la mayoría de los estudiantes. Se juegan mucho en pocos días y esto dispara el nerviosismo. Prepararse bien es esencial para obtener los mejores resultados.
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Juan Fernández es profesor de ciencias y doctorando en Psicología Evolutiva. Es el autor de En blanco (Ed. Plataforma), un libro en el que enseña a focalizar la atención, la memoria y la motivación para aprender y para enfrentarse a exámenes como este. Hemos hablado con él.
¿Cuáles son los principales enemigos de la atención de un estudiante?
En principio, los mismos que para cualquier persona. Un error común es pensar que las nuevas generaciones tienen de serie una mayor o menor capacidad de atención, cuando lo que ha cambiado es el entorno. Por eso, el mayor enemigo de la atención es el ambiente, que nos puede ayudar o dificultar mucho ser capaces de prestar atención. Una de las ideas de mi libro es que no se trata tanto de decirle a alguien: “Céntrate”, sino de ayudarle a preparar un ambiente en el que centrarse sea más sencillo. Y el libro contiene muchas estrategias precisamente enfocadas a ayudarte a preparar el entorno para mejorar la atención.
En el proceso de memorización, ¿tiene también que ver el hecho de que la lectura comprensiva no sea la adecuada? ¿Cómo mejorarla?
La memorización no es únicamente repetición, sino, sobre todo, elaboración. Esto quiere decir que no podemos aprender algo que no comprendemos. Siguiendo por este camino, llegamos a la conclusión de que sólo una lectura que sea comprensiva permite aprender. Ojo, es importante definir que aprender es ser capaz de hacer dos cosas: recordar a largo plazo y utilizar en nuevos contextos. Puedo memorizar un texto y recitarlo sin comprenderlo, pero la idea es ser capaz de entender las ideas del texto para utilizarlas más adelante. Por eso, el libro también aporta claves para mejorar la comprensión, por ejemplo, haciéndote preguntas o elaborando imágenes que expresen, de manera jerárquica, las ideas principales.
¿Qué consejos básicos das para un estudiante ya casi al final de curso y que tenga que obtener calificaciones altas en la tercera evaluación?
Mi consejo es que dedique tiempo a comprender qué le piden en cada asignatura. Hay algunas en las que hay que entender ideas para expresarlas por escrito, otras en las que necesites entender el procedimiento. También puede haber, por desgracia, algunas en las que te pidan simplemente memorizar recitando de un texto. Cada tipo de asignatura requiere unas estrategias diferentes, y trato de desarrollarlas de manera sencilla y práctica. Por último, también aconsejo reflexionar sobre las propias creencias: ¿crees que eres capaz?, ¿cuáles son tus principales fortalezas y debilidades como estudiante? Ser consciente de estos atributos personales y, a la vez, saber que puedes transformarlos mediante la práctica.
En cuanto a momentos especiales como la EVAU, ¿qué técnicas deben seguir los estudiantes para no quedarse en blanco en el examen?
Me alegra mucho que me hagas esa pregunta, porque para la EVAU pueden venir bien las ‘dificultades deseables’ que describo en el libro, y que provienen de dos grandes investigadores: Elizabeth y Robert Björk. En el fondo, vienen a decir que para el aprendizaje pueden existir estrategias que son eficaces cuando hay que recitar algo de hoy a mañana, pero que son tremendamente ineficaces cuando se trata de aprender a largo plazo y muchas cosas. Por eso, hay personas que tienen que repasar los primeros temas de la EVAU como si no los hubieran estudiado nunca. Y el libro trata de animar a buscar estrategias que eviten esto mismo. Por ejemplo, podemos organizar el repaso de manera que no cubramos muchísimo temario de una tacada, sino en sesiones espaciadas que nos obliguen a ‘enlazar’ una sesión con otra. El libro recoge dos años de trabajo recogiendo ideas y estrategias para estos casos.
¿Y para preparar la prueba con éxito: cuáles serían las mejores recomendaciones?
De nuevo, lo importante es pararse a pensar qué es lo que van a pedir en las pruebas. El libro comienza con una experiencia de fracaso, la mía, cuando preparaba los exámenes de la facultad. Sacaba tres libros de la biblioteca y me enfrascaba en leerlos y completar, cuando lo que me estaban pidiendo era que memorizara el tratado escrito por el profesor. Por eso, el libro tiene dos capítulos dedicados a la habilidad de pensar sobre cómo aprender: la metacognición y el aprendizaje autorregulado. Se trata de elegir de qué manera nos aproximamos a cada situación.
Cuando por cansancio o estrés llega el desánimo en el estudio, pero tienes que enfrentarte indefectiblemente a un examen o a una prueba, ¿de qué forma reconducir la situación?
El cansancio y el estrés son situaciones muy diferentes. En el caso del cansancio es importante aprender de la situación y, si es posible, tratar de descansar más la siguiente vez. Si no se puede, mi consejo es tratar de escribir en la hoja del examen las palabras clave de cada respuesta, en un momento intenso de concentración, y luego tratar de desarrollarlas con más calma en las respuestas.
El estrés es cada vez más habitual, y en muchos casos sucede por una sensación de ‘descontrol’: el examen es como un abismo del destino que no puedo sortear. En el fondo, todo el libro está escrito para tratar de convencerte de que no es así: puedes tomar el control de tu aprendizaje, reflexionar, como decíamos antes, y sentir que hay caminos y pistas para seguir. Lo que he tratado de hacer es describir tantos caminos para salir del bloqueo como me ha sido posible, y que cada cual elija el que considere que se parece más a su situación.
¿Cuáles son las bases de la automotivación que debe perseguir el estudiante?
La motivación no es como las setas, que aparentemente aparecen de la nada. Tampoco viene del exterior, como se suele pensar. La motivación es el conjunto de procesos internos de una persona relacionados con unos objetivos, que se reflejan en intensidad y persistencia de un comportamiento. En definitiva, la motivación sería algo así como: “Para tratar de conseguir una cosa, voy a comportarme de esta manera con intensidad y persistencia”. Y esto tiene tres pilares: sentirse capaz de hacerlo, que el objetivo tenga una cierta vinculación con mis intereses o mi concepto de mí mismo, y sentir además que tengo cierta libertad para buscar ese objetivo. Vemos, por tanto, que se trata de algo más complejo que la simplificación que a veces escuchamos, y por eso trato de explicarla a fondo en el libro. Comprender mejor la motivación nos ayuda a actuar sobre nuestro propio aprendizaje en cualquier edad, que es el objetivo final que persigo al publicar En blanco.