Es más que sabido que la exposición excesiva a pantallas es muy perjudicial a cualquier edad, especialmente entre los más pequeños. Los expertos llevan tiempo advirtiendo de problemas relacionados con el desarrollo, como retraso en la adquisición del lenguaje, así como de síntomas relacionados con la hiperactividad y la falta de concentración. Un reciente estudio de la Universidad Jiao Tong de Shanghai publicado en la revista científica JAMA Pediatrics establece, además, una relación causal directa entre exposición a pantallas a corta edad y problemas de salud mental.
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Este estudio se ha centrado en la franja de edad de 3 a 6 años y se examinó tanto el tiempo total diario frente a una pantalla como el tipo de contenido que veían los niños. Siguió a los niños durante tres años para ir observando y analizando su evolución y su desarrollo en relación a esa exposición a pantallas a tan corta edad.
Los investigadores concluyeron que, ante el mismo tiempo que un niño o una niña pasa frente a una pantalla, los programas educativos se asocian a un menor riesgo de padecer problemas de salud mental, “mientras que los programas no infantiles los programas dirigidos se asociaron con un mayor riesgo de tales problemas”. Eso sí, el estudio deja también muy claro que, a pesar de esa distinción, “independientemente del contenido, el tiempo total frente a la pantalla se asoció consistentemente con problemas de salud mental”. En definitiva; no importa si se trata de un programa educativo o de otro pensado para adultos o para otro tipo de público: pasar mucho tiempo frente a una pantalla va a ser, en todo caso, perjudicial para los niños.
“El estudio de la Universidad de Shanghai revela un sentido común, es decir, no es lo mismo jugar a un videojuego violento que a uno que no es violento; no es lo mismo ver un contenido auto lesivo que un contenido de diversión. El contenido tiene mucho que decir”, manifiesta Marc Masip, psicólogo experto en adicción a las Nuevas Tecnologías, divulgador y creador del programa Desconect@ (programadesconecta.com), con el que brinda apoyo terapéutico a menores con esta adicción y a sus familias. “Nos basamos mucho socialmente en el tiempo que pasan con el móvil y no es solo una cuestión de tiempo, sino qué hacen en ese tiempo”, añade.
Eso no implica que no deban tener un límite de consumo de contenidos educativos o pensados en niños de su edad, que nunca deberían superar las dos horas (en el caso de los niños que tienen entre 2 y 5 años, el tiempo máximo diario estaría entre media hora y una hora, y en los menores de 2 años, cero pantallas, según las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría). Masip subraya que es fundamental saber qué es lo que hacen en ese tiempo que están en las redes sociales; por ello se les recomienda a los padres que sus hijos nunca tengan conexión cuando estén solos en su habitación”.
Problemas de salud mental en menores asociados a la excesiva exposición a pantallas
El abuso de las pantallas en la infancia y en la adolescencia “es un potenciador nato de la patología mental, del suicidio, de las fobias, del malestar, de la autolesión, del trastorno de alimentación, de la conducta y de la propia adicción a estos elementos”. Sin embargo, el experto en adicciones a las nuevas tecnologías puntualiza que las pantallas tampoco son las causantes del problema de salud mental en cuestión, sino que “les afecta como altavoz de algo que ya tienen”. En este sentido, pone como ejemplo a chicas que sean más vulnerables a padecer un trastorno de alimentación; comparar su cuerpo con lo que ve continuamente en TikTok lo que hará es favorecer que aparezca ese trastorno o potenciarlo.
En lo que tiene que ver con el problema de salud mental que es la adicción a las pantallas, ¿es posible que niños de tan corta edad como los que han formado parte del estudio de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (de 3 a 6 años) tengan esta adicción? Pregunta a la que Marc Masip responde que es posible en tanto que sus padres les hayan dado las pantallas antes. Si son expuestos a ellas, la adicción puede aparecer. “No es difícil ver estos tipos de casos”.
“Nosotros estamos viendo estas adicciones a partir de los diez u once años en Desconect@”. Por eso se muestra partidario de no dar un móvil ni de permitir el acceso a las redes sociales a los hijos hasta que no tengan 16 años. Hacerlo antes “está totalmente desaconsejado”, recalca el psicólogo especializado. “Aquí lo estamos dando a una corta edad, que provoca que los problemas sean antes y mayores”.
‘¿Cómo sé si mi hijo es adicto a las pantallas?’
Hay diferentes señales de alerta que nos pueden hacer sospechar de que un niño tiene adicción a las pantallas, como una disminución en el rendimiento académico, que se le vea más triste de lo habitual... y, “sobre todo, si le das el móvil y, cuando se lo quitas, se pone agresivo”. En cualquier caso, puede ser complicado darnos cuenta de que existe este problema. Por ello es clave es prevenir para evitar llegar a ese punto, pero ¿cómo? “Pues muy fácil: darle el dispositivo cuando se indica y no antes. Ni presión social ni la presión del propio hijo”, zanja Masip.
La manera más eficaz de evitar la adicción a las pantallas es no proporcionárselas antes de tiempo, así como hablar mucho con ellos y educarles acerca de cómo hacer un buen uso de las nuevas tecnologías. Hemos de ser conscientes, eso sí, de que “por mucho que hables y eduques, si se lo das antes de tiempo, la problemática está ahí”.