El Dr. Pepe Serrano, conocido en las redes sociales como Pepe Pediatra, acaba de publicar Bebepedia (Ed. Rocaeditorial), una guía para sobrevivir a la crianza donde van de la mano el rigor médico y el humor. Tiene 30 años de experiencia como pediatra y es miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), además de secretario general de la Sociedad Catalana de Pediatría y divulgador científico.
A través de sus páginas, el experto va proponiendo una serie de test muy prácticos a los padres que les ayudarán a desechar ideas erróneas y a acoger los conocimientos necesarios para cuidar de su bebé, a la vez que hace un repaso por todas las etapas fundamentales a la manera de ese ‘manual bajo el brazo’ que siempre se añora cuando llega un recién nacido a casa. Hemos hablado con él.
Su libro comienza con un test para padres, ¿cree que aprobaríamos si tuviéramos que sacar un carnet para la paternidad?
Yo creo que quizá la mayoría no aprobaríamos, pero que lo sacaríamos adelante con dignidad. Entre el conocimiento transmitido y el sentido común la posición que alcanzaría la población general no estaría mal. El test tampoco pretende fiscalizar sobre sus conocimientos a quien tenga el libro en sus manos, sino que es dar una orientación y, de paso, explicar cómo está orientado el libro en general.
En toda la vida habla de crianza con rigor médico, pero sin dejar de lado el humor. ¿Cree que somos una generación demasiado intensa en la crianza?
La verdad es que un poco de intensidad sí se vive. Creo que es más una intensidad impostada por el tirón de las redes sociales que por la práctica diaria que cada uno lleva en su casa. Hay gente que a lo mejor en redes sociales toma unas posturas radicales, que luego debería confirmarse si es así en su vida real, lo que llamamos ‘postureo’. En general es más lo que se dice que lo que se hace.
Dedica un capítulo a la primera visita al pediatra. ¿Qué es lo que suele suceder en esa visita?
En general suceden dos emociones que las vivimos los pediatras muy agradablemente. Por un lado, la emoción de estar pendiente de si el bebé está bien, que todo es normal, y, por otro lado, la emoción que sentimos sabiendo que esa familia pone en nuestras manos lo que en esos momentos, y de ahí en adelante toda su vida, lo más preciado, que son sus hijos. Más que algún hecho en concreto, estas dos emociones se notan en el ambiente y ese encuentro de emociones hace que todo fluya de forma agradable.
También habla de esa pregunta prototípica de ‘Doctor, ¿es normal?’. ¿Sobre qué le cuestionan cuando la formulan?
Es una pregunta que se repite en muchas ocasiones, en gran medida porque los recién nacidos no son adultos pequeñitos ni niños pequeñitos; son recién nacidos que tienen sus particularidades que las hacen muy distintos de otro niño. La gente ha visto muchos niños en edad escolar, aunque no sean sus padres, pero no ha tenido tanto contacto con recién nacidos.
¿Los recién nacidos son ‘cabezones’? Sí, es normal que sean cabezones. ¿Los recién nacidos tienen un hueco en la cabeza que es la fontanela? Sí, es normal que la tengan porque eso permite que los huesos del cráneo vayan creciendo y no se sobrepongan. ¿Tienen una manchita azul en la parte inferior de la espalda? Sí, tienen esa manchita azul que no se sabe de dónde viene, pero que desaparecerá sin más. ¿Tienen los pies planos? No, es que en la planta del pie tienen unas bolsas de grasa que hacen que el aspecto de los pies sea plano, e incluso convexo. Los papás preguntan si todas estas cosas son normales, porque el estándar de niño que tienen en la cabeza es completamente distinto.
Asegura en el libro que el libro que el mundo exterior es peligroso, pero el interior más. ¿Cómo podemos hacer para que los niños estén seguros en casa?
El mundo exterior es peligroso, pero como todos lo tenemos claro, está más contenido. Las familias usan cochecitos seguros y homologados; con las sillas del coche, igual. Pero el mundo interior que esa familia tenía por seguro hasta ese momento, bajo sus patrones de seguridad, cambia cuando llega un bebé a casa. A medida que el bebé va creciendo hay que vigilar la seguridad constantemente. Hablo, por ejemplo, de los enchufes. Los niños no saben que no se pueden meter los dedos dentro, por lo que hay que proteger los enchufes. O las escaleras, las cosas que están encima de la mesa y se pueden caer, las ropas de las que puede tirar, como un mantel, por si se vierte sobre él lo que hay allí… Las ansias de investigar del bebé conforme va creciendo lo llevan a querer tocarlo y explorarlo todo y hay que tener en cuenta esa seguridad del interior.
Cuando los padres notan que el niño está raro y no saben si está enfermo, ¿qué deben hacer si dudan sobre ir o no al médico para no quedarse cortos en la atención, pero tampoco ir a Urgencias innecesariamente?
Un consejo clave que les doy para que valoren si el niño está bien o no es que se fije en su estado general. Los padres tienen muy interiorizado cómo es su hijo y, por tanto, saben los patrones que sigue de hambre, de sueño, de alegría… Por tanto, ver cambios en esos patrones cuando sospechamos que puede estar enfermo es un dato muy importante. Si me dicen que el bebé que es muy juguetón e interactúa mucho con la familia, lleva 24 horas que está muy parado, adormecido, quejica… eso me da más información que saber de cuánto era la fiebre que tenía. La visión que los padres tienen del propio bebé es muy importante.
A no ser que consideren que se trate de un proceso muy grave, deben acudir primero al pediatra de Atención Primaria porque ahí se les atiende incluso con más celeridad que en Urgencias y, muy importante, no entran en contacto con niños enfermos como los que pueden estar en Urgencias, donde puede haber enfermedades infecciosas que pueden transmitirle.
Habla también en el libro de las vacunas. Cuándo una familia le comunica su intención de no vacunar a su hijo, ¿cuál es su respuesta ante esta decisión?
La respuesta tiene que ser dialogante. Nosotros entendemos que los padres en general siempre quieren lo mejor para sus bebés y aunque nosotros consideremos que pueden estar en un tremendo error, nuestra actitud no tiene que ser ni despreciar su pensamiento ni ponernos en contra de ellos, pues así no vamos a cambiar su punto de vista.
Nosotros investigamos el porqué de su decisión, les damos argumentos, intercambiamos puntos de vista… y de este modo es más probable que con el paso del tiempo y con la confianza que van adquiriendo en nosotros se den cuenta de que nuestro punto de vista es el que está en el lado correcto.
¿Sobre qué aspectos de la crianza cree que los padres deberíamos mantener una actitud más calmada?
Esto ha ido cambiando con el tiempo. Antes era con temas de alimentación (el niño no come, no gana peso, no crece…) y ahora se ha ido superando a un tema más general sobre la crianza. Hay posturas radicales que deberían ir relajándose. La naturaleza es sabia, y siguiendo los consejos que se les da desde las consultas de Pediatría en el 99.5% de las ocasiones, la cosa sale divinamente.