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Psicología

9 mitos sobre las altas capacidades que hay que desterrar

Ideas erróneas que pueden complicar la atención a estos niños y adolescentes


4 de marzo de 2024 - 11:32 CET

Afortunadamente, cada vez hay más conocimiento acerca de lo que supone realmente tener alta capacidad intelectual, lo que comúnmente se denominaba hace tiempo ‘ser superdotado’. Tanto la nomenclatura como el diagnóstico y la atención a estos menores está cambiando para ajustarse mejor a sus necesidades reales.

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Rafa Dávila es educador social, orientador educativo y especialista en altas capacidades y salud social. En el mes de las altas capacidades, él nos ayuda a desterrar 9 falsos mitos sobre este tema.

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1. ¿Siempre hay buenas calificaciones escolares?

Aunque la imagen prototípica de los niños con altas capacidades es la de un ‘empollón’ habitualmente con gafas que saca todo sobresaliente, la realidad dista mucho de ser así.

“Es cierto, que con la base teórica sobre la mesa, un alumno con alta capacidad, tiene el potencial para un buen rendimiento académico, pero hay factores como la motivación, el nivel de desafío, el enriquecimiento o los desafíos sociales y emocionales a los que puede enfrentarse, que afectan de manera directa a la manera de aprender, de relacionarse con el sistema, con los compañeros, con el profesorado y con las propias materias que incluye el currículum educativo”, comenta el experto.

Esto se traduce en que hay riesgo de bajo rendimiento e incluso de fracaso escolar. De hecho, tal como destaca Rafa Dávila, “las estadísticas hablan de que hasta un 50% de alumnos con alta capacidad son susceptibles de presentar fracaso escolar”. Para evitarlo, es esencial que en el centro escolar se enfoquen en el potencial de cada alumno, para identificar sus áreas fuertes y débiles, con el fin de “personalizar un proyecto educativo que promueva el desarrollo de esas fortalezas”.

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2. ¿Están inadaptados socialmente?

La inadaptación social de los menores con altas capacidades es uno de los mitos más extendidos. La realidad es que “si bien pueden enfrentar desafíos para relacionarse con sus iguales debido a diferencias de intereses, la gran mayoría de niños/as, logran adaptarse socialmente de manera positiva”, comenta el especialista.

No hay que olvidar que cada niño o adolescente tiene su propia historia de vida y una manera propia de relacionarse con sus iguales, por lo que no se puede generalizar. Además, existe lo que se llaman ‘altas capacidades sociales’. Son alumnos que cuentan con una gran capacidad empática y de relación social.

En todo caso, como recalca Rafa Dávila, “es de gran importancia estar pendientes de la ‘salud social’. La relación de la persona consigo misma, con los demás y con su entorno”.

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3. ¿La alta capacidad depende del cociente intelectual?

El CI (cociente o coeficiente intelectual) es una herramienta que se utiliza para identificar las altas capacidades. Cuando está por encima de 130 se considera que la persona tiene alta capacidad. Hasta ahora en muchas ocasiones se ha considerado como el dato definitivo, aunque no debería ser así.

“Es muy importante enfatizar la importancia de considerar otros factores como la creatividad, la motivación, la capacidad de liderazgo, el talento en áreas específicas o las relaciones sociales y emocionales con la propia persona, con los demás y con su entorno”, destaca el orientador. De este modo, se puede hacer un diagnóstico mucho más ajustado, que no dependa solo del CI. Centrarlo todo en si se supera o no el valor de 130 en CI deja a algunos niños sin adaptaciones escolares o sin ayuda.

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4. ¿Debe haber un talento creativo?

“No todos los niños de altas capacidades necesariamente deben tener aptitudes creativas marcadas. La creatividad es un aspecto importante a tener en cuenta en el desarrollo y en el estudio de las altas capacidades, pero no es un requisito absoluto para identificar a un niño con estas características”, aclara el experto.

Las áreas en las que pueden destacar los niños o adolescentes con altas capacidades son muy diversas, y no tienen que tener unas aptitudes artísticas sobresalientes.

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5. ¿Tienen menos interés por la actividad física?

La idea de las altas capacidades suele centrarse erróneamente en el aspecto intelectual, pero no es así. Los intereses de un niño o un adolescente con alta capacidad pueden estar en multitud de áreas o intereses, y eso incluye el aspecto deportivo y físico.

“Es importante reconocer la diversidad de talentos y habilidades que pueden presentar los niños con altas capacidades, lo que incluye el potencial para sobresalir en actividades deportivas y físicas, además de sus logros en áreas como las ciencias, las letras o las artes”, subraya Rafa Dávila

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6. ¿Pueden aprender sin ayuda de los demás?

Hay niños con altas capacidades que aprenden a leer casi solos o que, de repente, muestran una habilidad que nadie sabe cómo ha aprendido, pero son cosas concretas. “El enriquecimiento y el desarrollo del talento necesitan de ayuda, acompañamiento y guía”, destaca el especialista

En saberes como las matemáticas, la ciencia, la programación, la literatura, la filosofía, las humanidades o incluso el desarrollo de las emociones y las relaciones sociales, comenta, el niño y el adolescente con altas capacidades precisa de ayuda para que su potencial se convierta en un talento.

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7. ¿Es producto de la sobreestimulación de los padres?

Tener o no altas capacidades no depende de la sobreestimulación de los padres, aunque estos serán determinantes, junto con sus profesores y el resto de la comunidad educativa, para detectar, estimular y enriquecer esas aptitudes.

Rafa Dávila lo explica así: “Cada niño aprende a montar en bicicleta a su propio ritmo. Desde el momento en que suben a la bicicleta por primera vez, todos los padres, absolutamente todos, los animamos a dar su primer pedaleo. Y cuando lo logran, les alentamos a seguir pedaleando. Incluso si lo consiguen a corta edad, les animamos a seguir. Ningún padre, al ver a su hijo subido en la bicicleta, le dice ‘no lo hagas’, ‘no tienes edad’ o ‘debes esperar a los demás’. Tampoco puedo imaginar a ningún padre que, viendo que su hijo no ha mostrado estar preparado para montar en bicicleta, le obligue a hacerlo. Pero si lo hiciera, no tendría éxito, porque ningún niño puede aprender a montar en bicicleta antes de que la fortaleza y desarrollo de su cuerpo estén preparados para ello”.

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8. ¿Hay más chicos que chicas con altas capacidades?

Tradicionalmente se ha creído que había más chicos que chicas con altas capacidades, pero no hay evidencia científica que así lo demuestre. En este sesgo de identificación pueden tener cabida varios factores, como que las chicas tienden a esconder más sus habilidades para no ser señaladas socialmente y no ser etiquetadas.

“Creo que la importancia real es identificar y atender las altas capacidades en todos los niños y niñas, independientemente de su género, de su origen, de su nivel social, etc.”, advierte el especialista.

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9. ¿Son más maduros que los demás?

Los niños y adolescentes con altas capacidades no son ‘pequeños adultos’ ni seres perfectos. “Esta idea de ‘perfección’ está ligada a comportarse de acuerdo a lo esperado, siguiendo un patrón social que busca corregir y eliminar comportamientos que en realidad son propios de un espíritu sano y libre, como el de los niños. Es por eso que a veces hemos escuchado cosas como ‘no puede ser superdotado... ¡si actúa de manera inmadura!”, alerta Rafa Dávila.

A veces, incluso, los comportamientos inmaduros pueden ser un indicio de la presencia de altas capacidades, ya que “estos niños experimentan una intensidad emocional que los lleva a actuar de manera distinta a lo esperado”.