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s ncope en ni os© GettyImages

Pediatría

‘Mi hijo ha perdido la consciencia de repente, ¿a qué se debe?’

El síncope vaso-vagal, más frecuente en la preadolescencia, se produce por una disminución momentánea del riego cerebral


27 de febrero de 2024 - 16:06 CET

El síncope vaso-vagal o crisis vagal es un accidente de aparición súbita que afecta a determinados niños en algún momento de su desarrollo. Consiste en una pérdida de conciencia brusca, de breve duración, que suele acompañarse de palidez, sudoración, náuseas, visión borrosa, pérdida del tono muscular y caída.

Se presenta con mayor frecuencia en la preadolescencia y afecta más a las niñas. Tiene una incidencia familiar marcada, pues casi siempre se encuentran antecedentes en la familia y suele desaparecer al llegar a la edad adulta.

Estos accidentes sincopales suelen repetirse en el mismo paciente cuando se dan las condiciones coincidentes. Los niños que han tenido experiencias previas, pueden darse cuenta de que el accidente les va a sobrevenir y si están avisados, podrán poner los medios para evitarlo. Existen otros síncopes de causa cardiológica o neurológica que representan mayor gravedad y que necesitan estudios del especialista para llegar a su diagnóstico.

¿Por qué se produce?

El origen de esta patología de tipo reflejo se encuentra en un predominio de la acción del sistema nervioso parasimpático, el cual al estimularse, produce una reducción de la frecuencia cardiaca, una vasodilatación periférica y, en consecuencia, una disminución momentánea del riego cerebral.

Las situaciones que pueden desencadenar un síncope vasovagal son múltiples y variadas: estar mucho tiempo de pie, cambiar bruscamente de postura, levantarse después de permanecer largo tiempo tumbado, el estrés emocional, el miedo, las emociones fuertes, el dolor intenso, el ayuno, el calor extremo… en fin, múltiples factores que se han objetivado como desencadenantes del síncope vaso-vagal.

Niño desmayado© GettyImages

‘¿Cómo debo actuar si mi hijo tiene episodios repetidos de síncope?’

Ante aquellos niños que han padecido más de una vez un cuadro de síncope, es preciso seguir los siguientes consejos de actuación:

  • Deben estar aconsejados para que ellos mismos intenten evitar las situaciones que previamente desencadenaron la crisis vagal.
  • Cuando comiencen a sentirse mal, explicarles que, si pueden, deben sentarse o tumbarse para así evitar la pérdida de conocimiento y la caída.
  • Si pierden el conocimiento, debemos tumbarles en decúbito supino, con la cabeza ladeada y poniendo las piernas en una superficie elevada.
  • Otras pautas de actuación: los niños que tienen tendencia a padecer crisis vagales deben desayunar bien, estar bien hidratados y, si van a realizar ejercicio físico, pueden tomar suplementos de azúcar.

¿Cuándo debemos solicitar atención médica en casos de síncope vaso-vagal?

Lo habitual es que desde el primer accidente sincopal, los padres acudan al pediatra para solicitar un estudio y un diagnóstico de lo sucedido.

El síncope es un síntoma cada día más frecuente en los estudios de cardiología y neurología pediátricas. Para evaluar los síncopes y llegar al diagnóstico de síncope vaso-vagal, se necesita una historia clínica detallada, incluidos los antecedentes familiares; también un electrocardiograma (ECG) y una eco-cardio, para descartar un trastorno eléctrico cardiaco o una cardiopatía estructural, y a veces un electroencefalograma (EEG) para descartar patología neurológica.

Dicho esto, siempre debemos consultar al médico ante la aparición de un síncope, sobre todo, en los siguientes casos:

  • El síncope se produce al realizar ejercicio físico, al realizar algún esfuerzo o al practicar deporte, para descartar los síncopes de origen cardio-vascular.
  • Si el síncope se acompaña de movimientos convulsivos tónico-clónicos de las extremidades, para descartar patología neurológica.
  • Cuando tarda un tiempo prolongado en recuperar la conciencia (más de cuatro minutos) .

¿Qué riesgos comporta el síncope vaso-vagal en los menores?

El síncope vaso-vagal, tanto el esporádico como el recurrente, no suele presentar graves trastornos para la salud, pues el paciente se recupera espontáneamente, quedando posteriormente asintomático. No dan síntomas posteriores y no dejan ninguna secuela.

Al ser un cuadro agudo y muy llamativo, sí genera una importante alteración doméstica y social en el entorno del paciente, pero si se conocen los síntomas previos y las conductas a seguir, se pueden prevenir muchos de ellos.