El paracetamol y el ibuprofeno, que se encuentran en el grupo de los medicamentos analgésicos-antitérmicos, son probablemente los dos más utilizados en la actualidad en la edad pediátrica. Sus efectos más importantes son aliviar el dolor y bajar la fiebre. Ambos son eficaces en sus indicaciones y suelen ser muy bien tolerados. Además, ambos son de venta libre y no necesitan receta médica para su adquisición y consumo.
Medicamentos analgésicos-antitérmicos más empleados
El arsenal de este tipo de medicamentos es extenso y variado. Su clasificación y su utilización está en relación a su composición, a la intensidad del síntoma que queremos tratar y a la gravedad del proceso. Los más utilizados, que son a los que vamos a hacer referencia y que se utilizan en los primeros síntomas, son: el ácido acetil salicílico, el metamizol, el acetaminofén o paracetamol y el ibuprofeno.
- El ácido acetil salicilico, la súper conocida Aspirina, ha sido durante décadas el medicamento más utilizado de este grupo. Y ha cumplido con creces durante muchísimos años, pues sus beneficios para los niños, con fiebre o con dolor, han sido ingentes. Desde el descubrimiento del acetaminofén o paracetamol, su uso ha ido decayendo, acelerados por la mala tolerancia gástrica de algunos pacientes y su participación en el origen del temido síndrome de Reye, enfermedad grave en los niños. En los adultos persiste su uso, aumentado ahora como antiagregante plaquetario para la prevención del infarto.
- El metamizol es una dipirona que tiene fundamentalmente un efecto muy eficaz contra el dolor, siendo también muy activo frente a la fiebre. Este medicamento, con los nombres comerciales de Nolotil o Metalgial, puede ser útil también en procesos febriles reacios al tratamiento con otros antipiréticos y en los niños se sigue utilizando con éxito en su presentación en gotas.
El paracetamol
El paracetamol, también llamado acetaminofén, es un fármaco con propiedades analgésicas y antipiréticas que se utiliza con enorme éxito para tratar la fiebre y el dolor de leve a moderado en los niños. El paracetamol es un medicamento muy seguro a dosis adecuadas, se tolera muy bien y tiene muy pocos efectos secundarios no deseados. Es analgésico y antitérmico y sus cualidades antiinflamatorias no son significativas. Tiene poca toxicidad, pero en tratamientos prolongados con dosis elevadas o en intoxicaciones accidentales puede tener toxicidad hepática y producir alteraciones sanguíneas.
La vía de administración más frecuente es la oral. También puede administrarse por vía intravenosa. Se presenta en comprimidos, cápsulas, jarabe, gotas y supositorios. La dosificación del paracetamol debe ser de 60 mgrs/Kg de peso y día, lo que sería lo mismo que 10 mgrs/Kg cada 4 horas, o 15 mgr/Kg cada 6 horas. La dosis máxima diaria no debe superar los 80 mgrs/Kg de peso y día.
El ibuprofeno
El ibuprofeno es un fármaco derivado del ácido propiónico, del grupo de los AINE (antiinflamatorios no esteroideos), que se utiliza en los niños principalmente para tratar la fiebre y los dolores de leves a moderados. Su principal cualidad, además de ser analgésico y antipirético, es la de ser antiinflamatorio, condición que le diferencia del paracetamol.
Se desaconseja su utilización en niños menores de seis meses. Para los niños se presenta en forma de jarabe y gotas y es un medicamento de venta libre (hasta 400 mgrs por comprimido), muy eficaz para procesos infecciosos en el niño que cursan con inflamación aguda, tales como amigdalitis, otitis, sinusitis, bronquitis, etc.
En general es bien tolerado, pero puede afectar a la mucosa gástrica y producir irritación y gastritis, por lo que es recomendable acompañar la toma con algún alimento. Los pacientes con alergias, rinitis o asma lo toleran peor. La dosificación del ibuprofeno en niños debe ser de 30 mgrs/Kg de peso y día, repartida cada cuatro o cada seis horas, siendo la dosis máxima diaria de 40 mgrs/kg.
En qué casos debemos darlo a los niños
Tanto el paracetamol como el ibuprofeno son dos medicamentos muy útiles y generalmente bien tolerados para el tratamiento de procesos febriles agudos en los niños, resfriados, catarros, infecciones ORL (de las vías respiratorias) y para el tratamiento de dolores de leves a moderados. El dar uno u otro dependerá, en principio, de la recomendación de su pediatra y luego de la tolerancia y el efecto que produzcan en cada paciente. De experiencias previas, le puede ir mejor uno u otro.
La recomendación de alternar ambos en un mismo tratamiento no nos parece ni necesaria ni más eficaz. Es más, puede aumentar determinados efectos secundarios y suele dar lugar a errores en la dosificación.