Hay muchos tipos de familias, como bien sabemos. Y muchas situaciones personales que arrastran cada uno de los miembros que interfiere directamente en la estructura de cada núcleo familiar y de cada individuo que lo conforma, incluidos los niños. Así, “en el complejo entramado de la vida familiar, a menudo encontramos a niños que, a una edad temprana, se ven obligados a asumir responsabilidades que van más allá de su desarrollo y capacidad”, nos indica Paola Porrúa Ocejo, psicóloga clínica y neuropsicóloga en el Centro Psicológico Loreto Charques (@centro_loreto_charques). Son los llamados niños ancla o niños bastón , una expresión que describe a aquellos menores que, “debido a circunstancias familiares difíciles o desafiantes, se convierten en pilares de apoyo y cuidado dentro de su hogar”.
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Asumen, por tanto, roles que no les corresponden y, si bien los progenitores pueden no ser conscientes de la situación, la realidad es que las repercusiones “pueden ser devastadoras tanto en el núcleo familiar como en el propio niño”.
Los roles que asumen los hijos ancla pueden ser de muy diversa índole, “desde ocuparse de hermanos más pequeños, realizar tareas domésticas hasta brindar apoyo emocional a los adultos en situaciones difíciles”, detalla la psicóloga. Y, del mismo modo, las circunstancias dan lugar a esa situación son también diversas, “como la enfermedad crónica de un padre o madre, el abuso de sustancias, la ausencia de uno o ambos progenitores, padres ausentes, entre otras”. La cuestión es que, se deba a un motivo o a otro, las consecuencias en el desarrollo y en el bienestar del pequeño son casi inevitables.
Repercusiones para el niño que se ha convertido en un ‘hijo ancla’
“Debemos tener en cuenta que la ley de vida es siempre descendente, los padres, los hijos, los nietos, los biznietos… y lo mismo es lo que ocurre en torno al amor, ya que siempre se da preferencia al más débil, con lo cual también es descendente; pero cuando se toman responsabilidades exigidas en el ambiente familiar que se relacionan con la supervivencia, todo cambia y se trastoca”.
El hecho de que un menor asuma un papel que no le corresponde “genera en sí una personalidad no sana”, advierte Paola Porrúa. Ya se trate de un niño de muy corta edad, ya de un adolescente, le afectará de una manera u otra. “En primer lugar, esta situación puede generar estrés, ansiedad y sentimientos de sobrecarga emocional en el niño”.
A esto hay que añadir que el que tenga que “lidiar con responsabilidades propias de los adultos puede interferir con su desarrollo emocional y social, así como con su rendimiento académico”, puesto que no puede dedicar su tiempo a estudiar ni a relacionarse con otros niños de su edad mientras ejercen las funciones que les han encomendado sus padres.
“Además, los niños ancla pueden experimentar sentimientos de culpa por no poder disfrutar de una infancia sin preocupaciones y por no poder cumplir con las expectativas impuestas sobre ellos. Este tipo de situaciones insanas pueden traer problemas y dificultades graves tanto psíquicas como emocionales en su vida adulta”.
¿Es posible que un hijo ‘ancla’ deje de serlo?
Teniendo en cuenta las repercusiones que el hecho de ser un hijo ancla puede implicar para el niño y el sufrimiento que puede haber detrás de haber llegado a esa situación, “es esencial brindar apoyo tanto a los niños ancla como a sus padres para abordar esta situación de manera efectiva”, dice con contundencia la psicóloga del centro Loreto Charques. Para ello, los pasos que recomienda seguir son los siguientes:
- Identificar y reconocer la existencia de los niños ancla en el entorno familiar y comunitario, así como proporcionarles un espacio seguro para expresar sus preocupaciones y necesidades.
- Ofrecer recursos y servicios que ayuden a aliviar la carga de responsabilidad del niño, como programas de cuidado infantil, apoyo psicológico y asistencia social, es fundamental.
- Proporcionar orientación y capacitación a los padres para que puedan identificar y abordar las causas subyacentes de la situación, así como desarrollar habilidades parentales positivas y efectivas.
- Fomentar un ambiente familiar y comunitario donde se promueva la equidad de género, el respeto mutuo y la colaboración en la crianza de los hijos puede ayudar a reducir la presión sobre los niños ancla y crear un entorno más saludable y solidario para ellos y sus familias.
“En resumen, los niños ancla representan un desafío complejo que requiere una respuesta compasiva y proactiva por parte de la sociedad en su conjunto. Al reconocer, comprender y apoyar a estos niños y sus familias, podemos ayudar a romper el ciclo de la responsabilidad excesiva y brindarles la oportunidad de disfrutar de una infancia plena y feliz”, señala Paola Porrúa Ocejo. “La jerarquía familiar, sin duda, es un papel bastante importante que debemos respetar ante cualquier situación, por difícil que sea, ya que de lo contrario puede traer un desequilibrio que pone en riesgo a la unidad familiar”.