Cuando se habla de reuma , se hace referencia a enfermedades o dolores relacionados con las articulaciones y con los músculos y se asocia, generalmente, a personas de edad avanzada. Sin embargo, el término reuma no existe como concepto médico (se usa únicamente de manera coloquial) y, en contra de lo que cabría imaginar, las enfermedades reumáticas también afectan a los menores de edad . De hecho, “en España hay entre 8.000 y 10.000 niños y niñas que padecen una patología reumática”, apunta la Dra. Sagrario Bustabad, presidenta de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefa del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Canarias.
Algunas de las más de 200 enfermedades reumáticas diferentes que existen debutan durante la infancia, entre las cuales habrá casos en los que la enfermedad se cronifique, es decir, que afecte al niño o a la niña durante el resto de su vida. Por eso, como explica la dra. Bustabad, “a pesar de que durante las últimas décadas se han producido avances muy significativos en las terapias, hasta un 40-50% de los casos de niños y adolescentes con enfermedades reumáticas precisan continuar con sus tratamientos en la edad adulta”.
Hay que tener en cuenta, además, que padecer una enfermedad reumática puede acabar afectando a la calidad de vida del niño y a la limitación en ciertas actividades del día a día, especialmente en los momentos de inflamación aguda y al inicio de la enfermedad, antes de haber recibido el diagnóstico y el tratamiento adecuado. De ahí la necesidad de que estos menores reciban, lo antes posible, el diagnóstico.
¿Cómo ayudar a los menores con una enfermedad reumática?
Frente al dolor y para llevar una mejor calidad de vida es esencial que adquieran unos hábitos saludables. “Es fundamental que los pacientes conozcan todos los aspectos relacionados con su patología, se impliquen y consoliden hábitos de vida saludables que les ayudarán a convivir con su enfermedad”, asegura la Dra. Andrea Zacarías, reumatóloga del Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona.
Para ello, los propios pacientes, aunque sean menores de edad, deben ser conscientes de su situación y deben implicarse de manera activa en el manejo de su enfermedad, para lo que habrá que ir capacitandolos progresivamente, según indica la Dra. Zacarías. “De ahí la importancia de dotarles de herramientas y de toda la información necesaria para que puedan hacerlo de la mejor forma posible”.
También hay que brindar a estos pacientes apoyo emocional, especialmente en etapas más complicadas para ellos. Así, la reumatóloga explica que “el adolescente, en ocasiones, presenta una actitud desafiante con los médicos y con su entorno, no siguiendo las pautas recomendadas y con el consecuente riesgo que estas actitudes tienen para su salud”. Para evitar esta situación, es fundamental fomentar la relación médico-paciente, de modo que “se conviertan en aliados y en equipo” frente a su enfermedad. “Con una mayor comunicación se conseguirán mejores resultados en su salud”, asegura.
-La alimentación, la piedra angular de los hábitos saludables
Seguir una alimentación saludable y, en concreto, la dieta mediterránea es básico para los niños y adolescentes con una enfermedad reumática (y también para los adultos). En primer lugar, porque “previene la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, que son comorbilidades habituales en las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas”, tal y como señala Carolina Estepa, enfermera del Hospital Sant Joan de Deu. La dieta mediterránea ayuda a controlar el peso, un aspecto “importante para las articulaciones de los pacientes con enfermedades reumáticas”, pues podrían sentir más dolor al sobrecargar las articulaciones con más peso corporal. “También juega un papel esencial en el periodo de la adolescencia”.
Además, la dieta mediterránea disminuye el riesgo de sufrir afecciones como la diabetes y “ayuda a reducir los niveles de triglicéridos en sangre y a controlar la presión arterial”, todo lo cual repercute en una mayor sensación de bienestar físico .
Por todo lo anterior, Carolina Estepa recomienda a las familias de menores con una enfermedad reumática que procuren que estos inicien la dieta mediterránea cuanto antes, pues, como vemos, tiene muchos beneficios para la salud. “Estas ventajas se verán en la edad adulta, donde las personas que mantienen la dieta mediterránea desde jóvenes tienen menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades mentales y neurodegenerativas, diabetes y obesidad”.