La bolsa amniótica empieza a configurarse desde que el embrión se implanta en el útero. Tiene unas funciones esenciales y, si no hay problema, permanecerá intacta hasta el momento del parto. Algunas parejas temen que con las relaciones sexuales se pueda romper esta estructura.
La Dra. Tamara Sánchez Miguel, médico especialista en Obstetricia y Ginecología de Quironsalud Campo de Gibraltar y Clínica José Manuel Segura, en Algeciras, nos habla de si hay algún riesgo real en este sentido.
Las importantes funciones de la bolsa amniótica
Tal como explica la especialista, el embrión está protegido y envuelto por dos estructuras: el amnios (que es la membrana que forma la bolsa del líquido amniótico) y el corion. En el amnios hay dos capas de células, los amniocitos, cuya función básica es la de “producir y regular de manera principal el líquido amniótico hasta que tomen el relevo los riñones y los pulmones fetales en esta función, sobre las semanas 18-20 de gestación”. Desde ese momento del embarazo, “el líquido amniótico es prácticamente orina fetal que circula de nuevo al feto mediante la deglución y su paso por los pulmones”, detalla.
Pero, además de esta función tan importante, hay otras:
- Protección del embarazo frente a traumatismos.
- Regulación del volumen de líquido adecuado para permitir el movimiento fetal (así evitará malformaciones posturales).
- Desarrollo pulmonar del feto (permite la expansión de los alveolos).
- Regulación de la temperatura fetal.
- Prevención de infecciones dentro del útero.
Rotura de la bolsa: ¿por qué se produce?
El motivo principal por el que la bolsa amniótica se rompe es porque la mujer inicia el trabajo de parto. Es así, sobre todo, en gestaciones a término (entre la semana 37 y la 41). Cuando se rompe la bolsa en semanas anteriores, una de las causas más frecuentes es la presencia de una infección intraamniótica, conocida como corioamnionitis. “Esta causa será más problable conforme más prematura sea su rotura en el momento de la gestación”, aclara la obstetra (@ginecologa.tamara_sanchez, en Instagram).
En este sentido, y en general, la bolsa no se puede romper al mantener relaciones sexuales. “Se precisan traumatismos de muy alto impacto para que se produzca una rotura de bolsa de forma traumática”, explica. De hecho, cuando se rompe la bolsa por vía vaginal durante el parto, se emplea una lanceta que se introduce más allá del cérvix.
Señales que indican que se ha roto la bolsa
La rotura de la bolsa se manifiesta con la expulsión de un líquido abundante (como agua transparente y sin olor) por la vagina. Es algo que la embarazada no puede controlar y que se mantiene de forma continua en el tiempo, aunque con distintan intensidad.
“En algunas ocasiones la rotura puede pasar desapercibida, lo que que se conoce comúnmente como ‘fisura’ en la bolsa”, advierte la especialista. Lo que notará aquí la mujer será un aumento de la humedad que llega a manchar su ropa interior. Esto puede acompañarse de alguna contracción y de leves manchados.
Para confirmar que se ha roto la bolsa, en los centros médicos disponen de test que detectan el líquido amniótico en caso de sospecha.
Qué hacer cuando se rompe la bolsa amniótica
La rotura de la bolsa implica tener que visitar el centro médico donde estén siguiendo a la embarazada. “Si es un parto a término, el líquido es claro y no hay contracciones, se puede ir con tranquilidad”, apunta la Dra. Tamara Sánchez Miguel. Pero si la mujer es positiva en estreptococo del grupo B (EGB positivo), tiene sangrado vaginal o el líquido es verdoso (lo que indica la presencia de meconio, la primera caca del bebé), “debemos ir en el menor tiempo posible, al igual que en casos de prematuridad”, alerta.
Cuando el embarazo está a término y se ha roto la bolsa, si el parto no se desencadena de forma espontánea, se suele inducir en las siguientes 12-24 horas. Si no se trata de un parto prematuro, “no existen riesgos para la madre ni el hijo por el hecho de tener la bolsa rota o el tiempo de bolsa rota que lleven, pero debemos asegurarnos de tener una cobertura antibiótica adecuada en los casos indicados para ello y que no existan otros signos de infección fetal o materna”, especifica.
Sin embargo, en partos prematuros el manejo de la situación es diferente, especialmente cuando faltan muchas semanas para terminar el embarazo. En este caso, se intenta continuar el embarazo lo más posible, con el soporte médico necesario, hasta acercarse a las 34-37 semanas de gestación.
Cuando la rotura de la bolsa se ha producido por debajo de las 23-24 semanas, en el límite de la viabilidad fetal, hay un riesgo importante de muerte fetal y de complicaciones importantes y permanentes que exige una valoración profunda por parte de los padres y el equipo médico.
¿Cómo afecta al embarazo y al parto la rotura de la bolsa?
La rotura de la bolsa afecta al embarazo en forma de riesgo de prematuridad, de infección intraamniótica y de malformaciones por falta de líquido en edades muy precoces.
En relación al parto, “la rotura de la bolsa amniótica es un estímulo para que se inicien contracciones de parto por la liberación de prostaglandinas”, comenta la especialista. Solo en algunos casos, la ausencia del líquido amniótico lleva aparejada otro riesgo: el aumento de compresión sobre el cordón umbilical. No obstante, esto rara vez se traduce en pérdida de bienestar fetal.
Además, “roturas de bolsa donde preexistía un exceso de líquido sí pueden ocasionar prolapsos de cordón umbilical o problemas de colocación del feto en el canal del parto por un exceso de espacio y movilidad en el vientre materno, aunque son poco frecuentes si se produce la rotura de forma controlada”, tranquiliza la Dra. Sánchez Miguel.