Los soplos cardíacos son sonidos en forma de soplido aéreo, silbido o susurro, que se perciben a través del estetoscopio cuando auscultamos al bebé y que se producen en el sistema cardio-vascular cuando la sangre circula de forma anómala, acelerada o turbulenta, en el corazón y en los vasos sanguíneos. Su existencia nos indica que la circulación de la sangre está alterada por alguna anomalía en la estructura anatómica o funcional del corazón, de las válvulas cardíacas o de las arterias.
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Por otra parte, los soplos pueden ser registrados por un aparato llamado fonocardiógrafo, el cual reproduce gráficamente todos los ruidos emitidos por el corazón, incluyendo los soplos, durante el ciclo cardíaco.
Soplos cardíacos en el periodo neonatal
En la sala de partos y durante los primeros días de vida del recién nacido se detectan muchas veces soplos cardíacos. La mayoría de ellos son transitorios y casi todos están provocados por los cambios hemodinámicos que se producen durante las primeras horas y los primeros días de vida, al pasar de la circulación fetal del sistema cardio-respiratorio del feto a la circulación y respiración extrauterina del niño, pues el recién nacido debe comenzar a utilizar sus pulmones para oxigenar su sangre.
La mayoría de ellos son transitorios y se deben, de más a menos frecuentes, al cierre incompleto del conducto arterioso, a estrechamientos de las ramas periféricas de la arteria pulmonar o a una pequeña comunicación interventricular.
Cuando los soplos persisten durante las primeras semanas de vida, se debe vigilar la evolución del bebé, registrando los cambios debidos a un mal funcionamiento del corazón, como consecuencia de enfermedad cardíaca o, lo que es más grave, de una malformación congénita del corazón.
Llegados a este punto, el niño debe ser estudiado por un especialista en cardiología pediátrica lo más precozmente posible para realizar las pruebas de imagen, ECG (electrocardiograma), ecocardio y las pruebas funcionales y así llegar a un diagnóstico e iniciar el tratamiento, ya sea médico o quirúrgico.
El arte de auscultar
El descubrimiento de un soplo cardíaco por parte del neonatólogo se debe a la realización de una exploración cuidadosa del recién nacido. Esta se practicará en las mejores condiciones ambientales, en una estancia silenciosa y tranquila, con el niño en decúbito supino, siempre que esté tranquilo y relajado. Siguiendo una rutina, el clínico escucha todo un ciclo cardíaco, identificando la sístole y la diástole con el primero y el segundo tonos cardiacos, localizando el soplo para ubicarlo en el lugar adecuado.
Soplos ‘normales’
En el lactante y el niño se pueden oír varios soplos que son normales, debidos generalmente a situaciones funcionales no patológicas. El más frecuente es el soplo vibratorio de eyección sistólica, conocido también como soplo funcional o soplo de Still . Otro soplo benigno es el denominado zumbido venoso , que suele oírse en la parte superior del borde esternal.
En los recién nacidos no suelen oírse soplos normales. Las excepciones las representan el soplo del conducto arterioso permeable del recién nacido, que suele ser un soplo sistólico suave y anodino. Otro soplo relativamente frecuente y normal en el periodo neonatal es el soplo de la estenosis pulmonar periférica, que se debe a la forma angular de la arteria pulmonar con cada una de sus ramas.