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frenillo corto y lactancia materna© AdobeStock

Lactancia

Frenillo corto: ¿cuándo interfiere en la lactancia?

Entre las circunstancias que pueden dificultar, en un principio, la lactancia, está que el bebé tenga un frenillo lingual corto. ¿Qué implica para madre e hijo? ¿Cómo detectarlo y de qué manera se resuelve?


26 de enero de 2024 - 13:03 CET

El frenillo lingual es una fina membrana que conecta la lengua con el suelo de la boca. Algunos bebés nacen con un frenillo corto, lo que se denomina anquiloglosia, pues es como si la lengua estuviera anclada a ese suelo de la boca, impidiendo los movimientos adecuados de la misma. Hay distintos grados de frenillo corto, hasta cuatro, que informan de cómo afectan a la funcionalidad de la lengua.

Laia Aguilar, matrona, consultora certificada de lactancia materna IBCLC y coodinadora clínica en LactApp, nos cuenta cuándo el frenillo corto supone un problema para la lactancia y qué hacer en ese caso.

¿Por qué el frenillo corto puede causar problemas en la lactancia?

Gracias a los movimientos que hace con la lengua, el bebé puede extraer la leche del pecho materno. Cuando la lengua no puede moverse bien, porque el frenillo se lo impide, “el bebé va a ‘buscar’ otras maneras de poder extraer la leche”. A estas formas, como indica la experta, es a lo que se denomina compensaciones de la succión, y son las que pueden causar interferencias en la lactancia, afectando a la madre o al bebé.

Algunos niños con frenillo sublingual corto pueden llevar a cabo una succión ineficaz. Esto puede provocar dolor en la madre. “Habitualmente observamos cómo el pezón sale deformado de la boca del bebé, pinzado, y  esto puede causar grietas de mayor o menor tamaño”,  comenta Laia Aguilar.

“Además, la presión sobre el pezón y, por lo tanto, también sobre los conductos se asocia a inflamación que puede derivar en un mal drenaje del pecho”, advierte. Por otro lado, el frenillo lingual corto también se relaciona, en ocasiones, con obstrucciones o mastitis recurrentes, “que son extremadamente dolorosas y que  hace que muchas madres abandonen la lactancia de manera prematura”. 

Cómo detectar el frenillo corto

Hay distintas señales que pueden hacer pensar en un frenillo corto, antes de ser examinado por un especialista. Así, cuando la madre siguen teniendo dolor al amamantar, a pesar de haber corregido el agarre y la posición al pecho de su bebé, debe consultar lo antes posible con un profesional para que valore la anatomía oral del bebé.

Otro punto clave es que  el bebé no gane peso aunque esté muchas horas mamando.  Sucede porque el frenillo corto le impide hacer una succión eficaz. En cuanto a algunos aspectos concretos que pueden hacer pensar en la presencia de un frenillo corto están los siguientes:

  • Chasquidos al mamar.
  • El bebé pierde constantemente el agarre del pecho.
  • Duerme con la boca abierta y la lengua baja.
Frenillo lingual corto© AdobeStock

¿Cuándo hay que intervenir para cortar el frenillo?

Hay niños con frenillo corto que se adaptan bien y desarrollan una lactancia sin complicaciones derivadas de este punto, por lo que en estos casos no hay que hacer nada.

Sin embargo, cuando la anquiloglosia plantee problemas existe la opción de la frenectomía, una intervención en la que se da un corte al frenillo para hacerlo más funcional y conseguir que deje de estar ‘anclado’ a la base de la boca. “Es muy importante una valoración previa antes de realizar la frenectomía. La valoración debe incluir la evaluación de los reflejos y la funcionalidad de la lengua, junto con una valoración detallada de la posición y el agarre del bebé al pecho”, recomienda la especialista de LactApp (www.lactapp.es). Algunos niños que toman biberón también pueden tener estas dificultades, por lo que estaría igualmente indicada para ellos.

La intervención se hace de manera ambulatoria y dura unos pocos minutos. Se puede hacer con unas tijeras especiales o mediante láser y se encargan de llevarla a cabo cirujanos, pediatras, matronas...

¿Qué pasa tras la intervención en el frenillo?

Después de cortar el frenillo, será necesario un proceso de rehabilitación de la lengua, “pues esta debe aprender a posicionarse de manera adecuada”, comenta la consultora de lactancia.

En la mayoría de los casos, los bebés van a poder mamar sin dificultades inmediatamente después, pero algunos van a necesitar más tiempo: entre dos y tres semanas. En estos casos, como aconseja Laia Aguilar, sería conveniente la valoración por parte de un logopeda miofuncional que ayude a acompañar todos los movimientos nuevos que debe hacer la lengua.

¿Qué pasa si no hay mejoría? Suele ocurrir en un número pequeño de casos, pero si sucediera hay que valorar si la frenotomía está bien hecha y ver si se ha vuelto a reproducir, “ya que los bebés tienen una gran capacidad de cicatrización y pueden sellar de nuevo la lengua”.

 “Un efecto secundario poco habitual pero que puede aparecer es el rechazo del pecho a las pocas horas de haber realizado la frenotomía.  Puede ser que sea debido al malestar que puede producir la herida. Por este motivo, puede ser necesario que el profesional que ha realizado la intervención recete al bebé algún tipo de analgésico tipo paracetamol. Por otro lado, el bebé puede estar más irritable durante dos o tres días”, recalca la experta.