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Salud

¿Por qué los menores que hacen deporte deberían someterse a un reconocimiento médico?

Lo recomendable es hacer un estudio cardiovascular antes de comenzar la práctica deportiva, según los cardiólogos


25 de enero de 2024 - 14:48 CET

No es extraño tener una cardiopatía congénita y que pase desapercibida durante la mayor parte de al infancia e, incluso, la adolescencia. Es lo que está detrás, en la mayoría de los casos, de la temida muerte súbita del deportista, como nos informa el Dr. José Ignacio Carrasco, director de la Unidad de Cardiología Pediátrica y Hemodinámica Infantil del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre: “la causa más frecuente de muerte súbita en pacientes jóvenes son los llamados defectos congénitos no diagnosticados porque algunos pueden pasar desapercibidos hasta edades avanzadas de la vida, como la adolescencia”.

A ellos hay que añadir “enfermedades congénitas de las arterias coronarias, alteraciones del músculo cardíaco que llamamos miocardiopatía, u otras enfermedades hereditarias”.

Sin embargo, el cardiólogo subraya que hacer deporte es sano: “mejora la calidad de vida, el riesgo cardiovascular y el riesgo, en general, a tener problemas”. Hay que ser conscientes también, añade, de que el deporte “supone un estrés para el organismo”. Este estrés que supone el ejercicio, sobre todo, cuando es intenso, puede hacer que una persona (en este caso, un menor) con un problema cardíaco que nunca antes había presentado síntomas, haga que se desenmascare y se manifieste con un problema de gravedad, como puede ser la muerte súbita o un paro cardíaco.

No se trata de que los niños y los adolescentes no hagan deporte, sino de que le hagan “una valoración cardiovascular prepráctica deportiva” y poder así comprobar si tiene o no una afección cardíaca que le pueda dar problemas durante la realización de ejercicio, aconseja. “Es decir, estamos hablando de chavales que han pasado todos los controles pediátricos y no se les ha detectado nada; de hacerles un examen un poquito más exhaustivo, sobre todo a nivel cardiovascular, antes de que empiecen a hacer deporte”.

Y esa revisión, a pesar de ser muy poco habitual (y menos aún en menores de edad), es mucho más importante de lo que cabría imaginar, puesto que “hay estudios que señalan que de cada tres personas que habían tenido una muerte súbita haciendo deporte, solo uno se había realizado un estudio previo”.

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¿En qué consiste la valoración cardiovascular prepráctica deportiva?

Lo primero es averiguar si el menor tiene antecedentes familiares con el mismo problema. Después se realiza el estudio cardiovascular, que consiste en dos exploraciones básicas: un electrocardiograma y la ecocardiografía. “Si se les encuentra algo, ya pasamos a exploraciones más avanzadas como la resonancia, TAC o cateterismo cardíaco”. Con estas pruebas “se diagnostica el 90% de los problemas”, afirma el especialista.

Pero, además, es necesario que en los clubes deportivos y en los estadios haya personal formado en reanimación cardiovascular básica y que reconozcan los signos de alarma: un mareo o una pérdida de conciencia en el momento en el que estás haciendo ejercicio; notar que el corazón late muy deprisa nada más empezar a hacer deporte o que tengas un dolor en el pecho haciendo ejercicio. En ese momento hay que parar y ver qué pasa. También es importante que todas las instalaciones deportivas cuenten con desfibriladores automáticos para poder actuar en caso necesario.

¿Qué ocurre tras la valoración cardiovascular?

Si no se ha detectado ningún problema, lógicamente, el niño podrá hacer deporte con total normalidad. En caso de que se haya detectado una enfermedad del corazón, es importante que se realice la práctica deportiva guiado por un cardiólogo del deporte o infantil. Incluso en estos casos es saludable que hagan deporte, siempre con la orientación y las pautas que le de el especialista y, cuando se considere preciso, tras hacer pruebas de esfuerzo y rehabilitación.