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en el pediatra© GettyImages

Pediatría

‘Mi hijo tiene fimosis, ¿es necesario operar?’

En ocasiones, se hace imprescindible la operación para favorecer una correcta higiene de la zona y evitar así infecciones


23 de enero de 2024 - 17:15 CET

A modo de introducción o preámbulo es necesario conocer y saber de qué se trata la fimosis, qué es el prepucio y para qué sirve. Todos los niños al nacer tienen prepucio; esta es una estructura cutánea, conformada por piel muy elástica, que cubre y “protege” el glande. Su forma es cilíndrica y tubular y aunque al principio durante los primeros años de vida suele estar adherido al glande, con el tiempo se despega y se puede retirar manualmente. De forma fisiológica, cuando el pene está en erección, al aumentar de longitud y de volumen hace que el glande sobresalga y se destape de la protección prepucial.

El prepucio forma parte de la anatomía del aparato genital masculino desde el comienzo de la especie humana. Y era en estos remotos tiempos cuando su función era más necesaria, pues ante la precariedad de la vestimenta y la circulación a la intemperie por selvas o desiertos protegía de forma eficaz al glande, mucho más sensible y expuesto a todo tipo de agresiones. Con el tiempo, su función ha ido perdiendo importancia y el uso continuado durante siglos de ropas y elementos protectores ha hecho prescindible su función y necesidad.

De hecho, en la actualidad, más de la mitad de la población masculina del mundo está circuncidada. Ya sea por religión, por ritos o por higiene, la circuncisión, que es la operación quirúrgica más frecuente para retirar el prepucio, es la operación quirúrgica más frecuentemente practicada en la infancia.

¿Qué es la fimosis?

Cuando el prepucio es largo y estrecho y, pasados los tres años de edad, no es capaz de destapar el glande, se puede diagnosticar al niño de fimosis. Ya en fechas anteriores se puede sospechar que la existencia de fimosis no se va a modificar. Cuando la estrechez es persistente y no mejora con las prácticas habituales de dilatación prepucial, podemos prever que el paciente será circuncidado para resolver el problema.

Niño en el pediatra© GettyImages

¿Qué problemas plantea tener fimosis?

Tener fimosis conlleva una dificultad mayor para mantener una higiene eficaz del aparato genitourinario masculino, y este es un inconveniente que debe ser resuelto, pero además (y este es el factor más importante) es que la fimosis es una condición que suele generar molestias y dolor al tener relaciones sexuales. Esta es la razón y causa más importante para indicar un tratamiento ya sea médico o quirúrgico, para resolver la fimosis.

¿Es necesario operar?

El primer tratamiento que se puede recomendar, ya en la época de lactante es la “gimnasia prepucial”. Consiste en bajar levemente el prepucio con cierta asiduidad para ir dilatando su abertura y aumentando su diámetro y conseguir poco a poco que deje pasar el glande. Esta maniobra se debe acompañar de la aplicación sobre la piel de una pomada de Betametasona, un corticoide con gran poder antiinflamatorio y que tiene un intenso efecto nocivo para la piel que la atrofia y aumenta su elasticidad, pero que en este caso favorece nuestras intenciones sobre el prepucio, pues aumenta su elasticidad y disminuye su espesor, y ambas consecuencias son beneficiosas para nuestros fines.

El despegamiento de las adherencias y la dilatación manual realizada por un experto, también pueden resolver el problema.

La intervención quirúrgica está a veces indicada precozmente cuando se presentan dos posibles complicaciones, como la balanitis o infección del surco balano prepucial o algunas cistitis o infecciones de la orina, favorecidas por la dificultad en la salida del chorro de la orina por el orificio prepucial.

¿A qué edad se puede operar el niño?

La circuncisión es la operación quirúrgica que resuelve la fimosis. En dependencia de la edad suele ser siempre necesaria la anestesia general. Cuanto más precozmente se realiza, es mejor tolerada, tiene mejores resultados y da lugar a menos efectos secundarios. Sobre el momento de ejecutarla hay diferentes criterios, aunque los cirujanos infantiles son partidarios de realizarla no más tarde de los cuatro años. Habitualmente no precisa de ingreso hospitalario.