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Familia

Adopción de niños con VIH: luchando contra el estigma

Hay distintos tipos de adopción. Una de ellas es la adopción especial, donde se prohija a niños con problemas, ya sea de salud, de discapacidad o por circunstancias poco habituales. Los niños con VIH entran en esta categoría.


16 de enero de 2024 - 13:04 CET

En la adopción hay varias posibilidades:  adopción nacional, que es la que se produce con niños nacidos en el propio país;  adopción internacional, que es la dirigida a niños nacidos fuera; y adopción especial, en la que se prohija a niños con condiciones particulares, como la discapacidad, ya sea física o intelectual, diversos problemas de salud, edad más avanzada, grupos de hermanos...

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Hay muchos menos ofrecimientos de familias para la adopción especial, por lo que los trámites son mucho más rápidos. Y entre los menores que están englobados en esta condición no todos tienen las mismas posibilidades de encontrar una familia. Hay algunas afecciones, como el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) que aún siguen teniendo una gran carga de estigma social detrás, lo que complica mucho que estos niños puedan ser adoptados.

Así lo han puesto de manifiesto organizaciones como Cesida para poner el foco en la realidad de estos niños. Sin embargo, el mensaje no acaba de calar en la sociedad y hay pocas adopciones en este sentido.

¿Cómo es la evolución de un niño con VIH?

El VIH es una infección que puede controlarse muy bien, tanto en adultos como en niños, gracias al tratamiento con antirretrovirales. Se trata de un tratamiento crónico que hay que llevar de por vida, pero que impide que la infección evolucione y se complique hasta el SIDA (síndrome de inmunodefiencia adquirida). Cuando hay SIDA hay más riesgos y la evolución es peor.

Los avances actuales hacen posible que  en embarazos controlados de madres con VIH el hijo quede libre de la enfermedad,  pero, aunque no fuera así y se infectara finalmente, la medicina ha conseguido “que puedan llevar una vida muy normal”, tal como apunta la Dra. María Velasco, portavoz de la SEIMC (Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica).

“Desde que tenemos el tratamiento con antirretrovirales, la evolución de los niños con VIH es muy buena. No son enfermos con grandes complicaciones como se veía antes”, insiste. De hecho, la mortalidad en estos casos es muy baja. “De cada cien pacientes que se siguen durante un año, menos de un niño puede fallecer, y no siempre por complicaciones asociadas al VIH”.

¿Puede contagiar el VIH un niño?

Uno de los mayores miedos en relación a los niños con VIH es el del contagio. Pero hay que saber que el VIH solo se transmite a través de relaciones sexuales y por contacto directo con la sangre. “Compartir besos, abrazos, toallas... no transmite la infección”, subraya la especialista. Sí habría que tener cuidado en no compartir útiles personales donde pueden quedar restos de sangre, como el cepillo de dientes.

“Los niños y los adultos que tienen el virus controlado y que no tienen virus en sangre no transmiten la infección. Se puede tener una convivencia normal. Cuando la enfermedad en sangre es indetectable se vuelve intrasmisible, y esto se aplica también a los niños”, asevera.

¿Cómo es el tratamiento de un niño con VIH?

Cuando una familia se plantea adoptar a un niño con VIH sí debe tener claro que está ante una enfermedad crónica que va a necesitar tratamiento de por vida y controles sanitarios periódicos. No obstante, se espera que en un futuro cercano los antirretrovirales se apliquen con una periodicidad mucho mayor a la actual, y puedan administrarse únicamente unas dos veces al año y de forma inyectable. Es un tratamiento, además, en el que todos los afectados son atendidos por el sistema público de salud.

Es una adopción que exige ese cuidado especial y que va a ser continuado, aunque no suele haber complicaciones cuando el tratamiento se sigue de forma correcta. “Es una enfermedad que se controla muy fácil y que si se hace el tratamiento, tiene un pronóstico bueno”, confirma la especialista. Si no se controlase el virus, el niño sí se quedaría sin defensas, lo que puede dar lugar a neumonías graves, abscesos cerebrales, encefalopatías o problemas intestinales.

“Los niños tienen que ser instruidos también en su propio autocuidado en relación a los antirretrovirales”, comenta la Dra. Velasco.  En frecuente que en la adolescencia, como ocurre con el resto de las enfermedades crónicas, los chicos con VIH muestren problemas para seguir el tratamiento.  También habrá que instruirles acerca de cómo mantener relaciones sexuales seguras.

“Hay algunas enfermedades como esta que tienen un estigma, la creencia de ‘me voy a contagiar’, ‘cómo le van a tratar los demás’, ‘se va a morir’... son ideas culturales”, advierte. Detrás de ellas están las reticencias para adoptar a estos niños que, como ha comentado, con un seguimiento de salud crónico, pueden llevar una vida normal.