Las mascarillas vuelven a ser obligatorias en centros sanitarios desde este miércoles a causa del significativo aumento de infecciones respiratorias (COVID-19, gripe A, VRS...), que empiezan a saturar los servicios de urgencia. También las urgencias pediátricas están notando un incremento proporcional a causa de estas infecciones y se prevé que, tras la vuelta a las clases después de las vacaciones de Navidad, sigan aumentando los contagios entre niños y adolescentes de diversas patologías respiratorias. Pero ¿por qué?
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“El aumento de infecciones por bacterias y virus suele ser estacional, aunque no se sabe si tienen relación con la pandemia que vivimos con la COVID-19; si es que ha habido algún cambio en nuestro organismo que hace que seamos más sensibles a otros virus, o igual es que, con la mascarilla y resto de medidas de prevención, al no haber estado expuestos tampoco a otros gérmenes, nuestro cuerpo y el de los niños está ahora más expuesto al contagio de otras enfermedades o que, simplemente, está habiendo el número de casos que tendría que haber habido en el tiempo de la pandemia”, apunta la doctora Jennifer Cueva, especialista en otorrinolaringología pediátrica y en patología de la voz.
“Lo que está claro es que desde finales de 2022 han aumentado, sobre todo, los casos de infecciones severas por Streptococcus pyogenes o estreptococo del grupo A. De hecho, hubo una pequeña alerta por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de esta bacteria patógena, pero luego se apaciguó. Ahora estamos observando otro pico, aunque no tan alarmante”.
¿Cómo afecta a los niños?
Teniendo en cuenta que los contagios están en aumento y que se prevé que sigan creciendo todo el mes de enero, ¿afecta la gripe A de manera diferente a los niños? La gripe A tiene una alta incidencia en niños, siendo un vector de infección importante. Es especialmente peligrosa en niños pequeños por debajo de un año; en ellos puede complicarse con neumonías o sobre infecciones bacterianas. Es importante tener en cuenta que cursa con mayor severidad que un resfriado común, con fiebre más elevada, tos, dificultad respiratoria, inapetencia...
Por otro lado y según nos cuenta la doctora, el estreptococo del grupo A es otra infección “bastante común en los niños” y que, si bien se suele presentar en ellos con síntomas más o menos leves que mejoran rápidamente con tratamiento antibiótico, es necesario “vigilar que no se compliquen”. Sobre todo porque hay que tener en cuenta que “este patógeno puede complicarse y manifestar unas infecciones supuradas a nivel de cuello, abscesos periamigdalinos, abscesos cervicales profundos, abscesos retrofaríngeos; e incluso a nivel pulmonar”. Es importante recibir atención médica en casos de persistencia de fiebre elevada o síntomas anómalos o graves, puesto que estos abscesos pueden, en función de su tamaño, llegar a obstruir las vías respiratorias y, en algunos casos, es necesaria, incluso, una intervención quirúrgica.
Además, en lo que a los abscesos se refiere, “la virulencia de las cepas sí que está siendo más agresiva y está causando infecciones por gérmenes más resistentes a los antibióticos”, advierte la especialista en otorrinolaringología pediátrica. “No sabemos si tiene que ver con la COVID-19. También el mal uso de los antibióticos puede hacer que haya cepas más resistentes”.
¿Cómo deben proceder los padres ante los primeros síntomas en los niños?
En la mayoría de estas infecciones respiratorias, los pasos a dar en casa ante los primeros síntomas son los mismos, puesto que la manera de transmitirse y favorecer el contagio es igual: “a través de pequeñas gotas que podemos propagar a través de la tos y los estornudos; vamos, que se transmiten por el aire y también pueden contagiar si se quedan sobre superficies”, detalla la facultativa. “No obstante, una persona puede contagiarse, ser asintomática y transmitirlo si no es tratada”.
Por eso, “ante los primeros síntomas, lo mejor es no llevar al niño al colegio” siempre que sea posible, recalca la Dra. Cueva. El objetivo es evitar propiciar una mayor propagación de esos gérmenes (que pueden ser virus o bacterias). Una vez en casa, administrar al pequeño “antipiréticos y antiinflamatorios como paracetamol o ibuprofeno”. En principio, con estos fármacos sería suficiente para que vaya mejorando el cuadro clínico y para hacer frente a los síntomas en los niños; en cualquier caso, “si con estas medidas no se controla, habría que llevarlo al pediatra o al otorrino, dependiendo del cuadro sintomático que presente”.