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pantallas y pensamiento abstracto de los ni os© AdobeStock

Psicología

Así afectan las pantallas al pensamiento abstracto del niño

La influencia del mundo digital sobre los menores es motivo de mucha controversia y debate social. ¿Pueden las pantallas ser negativas para determinadas manifestaciones del pensamiento infantil?


27 de diciembre de 2023 - 10:12 CET

En las últimas semanas, la discusión sobre si los móviles deben prohibirse en algunas etapas de la infancia ha estado en el primer plano informativo y social.  Algunos padres piden una regulación para que los menores de 16 años no puedan acceder a los teléfonos inteligentes  por sus riesgos asociados en relación al acoso, el acceso a contenidos inadecuados, como la pornografía, y la erosión de las relaciones sociales con sus iguales. Otros solicitan que los móviles queden fuera del entorno escolar simplemente y, por otra parte, hay quien no ve necesaria ninguna regulación externa y prefieren que sean las propias familias las que pongan las normas.

Lo que está claro es que el efecto de las pantallas sobre distintos aspectos del desarrollo infantil cada vez se estudia más. El Congreso Internacional ‘Los menores en el mundo digital: riesgos y potencialidades’, organizado por la Cátedra UNESCO en Paz, Solidaridad y Diálogo Intercultural de la Universitat Abat Oliba CEU, ha puesto el acento en un factor más: cómo influyen en el pensamiento abstracto de los menores.

El riesgo de un exceso de información procesada

Cuando las pantallas ocupan masivamente el tiempo de los niños hay un riesgo esencial, según los ponentes en el citado Congreso, y es que se saltan etapas del camino que son claves para el aprendizaje y la maduración personal.

Así lo advierte el director del Colegio San Pedro de Gavá, en Barcelona, Rafael Rodríguez: “Las herramientas tecnológicas ofrecen un nivel de abstracción muy avanzado”, esto implica que la información que les llega ya está ‘acabada’; es decir, el proceso les llega completado, un proceso que deberían haber recorrido ellos mismos en la vida real para llegar a esa información final. “Los niños no pueden permitirse no pasar por esos procesos de abstracción.  Si se los saltan, no podrán llegar a tener pensamientos complejos o entender las relaciones sociales”,  alerta. Así, desde su punto de vista, los niños actualmente están “expuestos a demasiada información procesada”.

Otros riegos que no hay que dejar pasar

Al margen del ámbito concreto del pensamiento, que tiene una destacada importancia también a medio y largo plazo, Rafael Rodríguez señala cómo las pantallas están influyendo en la educación emocional de los niños.  “No se puede aprender a socializar con un móvil”,  destaca, para añadir: “Se nos llena la boca con la educación emocional, pero hay niños que no saben expresar sus emociones porque no tienen recursos verbales”.

Desde su punto de vista, “los problemas están ahí” en los campos del lenguaje y la socialización. Y lo que antes eran casos puntuales de dificultades en los escolares, se ha convertido en una realidad muy presente en las aulas. Ante este panorama, su recomendación es “ser valientes”. “No se trata de prohibir, pero sí de no convertir a la tecnología en el eje del proyecto educativo”, subraya.

Otros participantes en la jornada, como Imma Molas, representante de Familias Puntocom, coinciden con él en la valoración del impacto de una exposición excesiva a pantallas en los primeros años de vida.  “Tiene efectos negativos en el desarrollo del lenguaje.  Los niños de tres años de hoy no hablan bien porque no se les ha dado la oportunidad de hablar bien”, señala.

En otro contexto, el de los problemas de aprendizaje, su percepción es que “antes se podían contar con los dedos de una mano los niños que tenían algún trastorno del aprendizaje”, mientras que ahora es un hándicap mucho más visible.

En opinión de Imma Molas, “las prohiciones son parches. No es educar. A veces son necesarias, pero no son la clave”. En este sentido pide coherencia a las familias para educar con el ejemplo y abordar la cuestión desde la potenciación de valores.

Aportar algo nuevo

En el citado congreso también se ha reflexionado sobre los beneficios que aporta la tecnología al desarrollo del menor en el contexto educativo. En este sentido, Frank Sabaté, miembro de Innovama y experto en robótica de la Universidad de Barcelona, cree que hay que apostar por las oportunidades que ofrece.

“La tecnología puede ser muy útil para el docente. La tecnología puede simular situaciones e individualizar aprendizajes”, comenta. Sin embargo, “lo que no tiene sentido es utilizar la tecnología para replicar lo que ya se hacía sin aportar valor”.

Según destaca, aunque en el uso de la tecnología “hay riesgo”, también lo hay en el temor paralizante. “Que no nos condicione el miedo”, concluye.