Faltan tan solo unos días para que comiencen las vacaciones escolares de Navidad y, con ellas, Nochebuena, Nochevieja, Año Nuevo… Fechas señaladas y propias de reuniones y reencuentros familiares en las que las comidas copiosas y los dulces navideños son casi inevitables. Mazapán, turrón, polvorones… muchas casas tienen ya incluso sus bandejas ya listas para ir picando de vez en cuando, pero ¿debemos dejar a los niños que coman también estos dulces? ¿Y que se excedan estos días? Pues la respuesta es un ‘no’ rotundo en el caso de los niños menores de 2 años, ya que la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la la ESPGHAN (Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) recomiendan no dar nada de azúcar a niños de ese tramo de edad, tal y como señala Jennifer Marcheix, nutricionista infantil de Peque Ideas (@pequeideasapp) y BLW ideas app (@blwideasapp). “En estos casos en los que sea imposible evitarlo, no pasará nada si es algo puntual, y siempre y cuando sea el niño el que lo pida si lo ve, y lógicamente que tenga una textura que no conlleve riesgo de atragantamiento”, nos dice. “Intentaremos evitar ofrecerlo nosotros: no ofrecer, no negar, esa es la clave”.
“En niños mayores de 2 años, seguiremos haciendo lo mismo: no ofrecer, no negar”. La nutricionista explica que, “dentro de una alimentación equilibrada y saludable, no pasa nada si hay un consumo esporádico de este tipo de alimentos, pero eso no significa tampoco que haya carta blanca y puedan comer todo lo que quieran, es decir, en el equilibrio está la clave también”.
Hemos de seguir teniendo, por tanto, cuidado con los atracones, pero… ¿y qué ocurre con los excesos? ¿Es perjudicial si los niños mayores de 2 años comen polvorones o mazapán de más en la cena de Nochebuena o en la de Nochevieja, por ejemplo? “Depende de lo que entendamos por exceso”, apunta Anastasia Karpova, dietista infantil y directora de las apps Peque Idas y BLW ideas. “Si el exceso es que tengo un niño de 5 años como una moto a las 10 de la noche porque lleva toda la tarde comiendo azúcar, pues bueno no es. El pico de glucosa provoca en los niños un estado de sobreaceleración y excitación similar a cuando tomamos mucho café”, advierte.
“Las consecuencias a corto plazo, aunque no sean dañinas para la salud, es algo que podemos hacer el esfuerzo de evitar por el bienestar del peque”. Y con bienestar se refiere la experta a “algo tan simple como prever dónde es suficiente cantidad para evitar, por ejemplo, el común un dolor de estómago por comer muchos dulces”.
¿Cómo evitar que los niños se excedan con el consumo de dulces navideños?
“Claro que los niños deben disfrutar de las fiestas y comer dulces”, asegura Karpova. En estas fechas, lo mejor que los papás y las mamás podemos hacer es relajarnos y, sobre todo, dejar que nuestros hijos también se relajen y disfruten. En cualquier caso, si no queremos que se peguen atracones ni se ‘pasen’ ingiriendo este tipo de productos, las expertas dan estas pautas a seguir estos días:
- Marcar límites. “Si vemos que se nos va de las manos podemos marcar límites, pero sin que sea algo ‘prohibido’”, recomienda Jennifer Marcheix. “No consiste en prohibir, sino en comerlos con naturalidad y disfrutarlos el día que toque, es importante para tener una relación sana con la comida, que no vean connotaciones negativas a algunos alimentos. Pero sabiendo que va a ser algo puntual, lo que hay que priorizar es una alimentación saludable en la infancia”.
- Hablar con el niño o la niña. “Con niños de más de 2 ó 3 años ya podemos hablar, explicar que si come en exceso tiene consecuencias como dolor de barriga (lo cual es muy real), pactar una cantidad, podemos servir una porción x para todos en la mesa”, añade Karpova. “Con calma, con amor, siendo flexibles si hace falta”.
- Usar “el sentido común”. El principal consejo de la directora de Peque Idas y BLW ideas es que, como adultos, utilicemos el sentido común. Así, debemos tener en cuenta que, “si vamos a cenar en 30 ó 40 min, pues no es el momento de comer dulces porque crean sensación de saciedad y tendremos un niño que no comerá la comida y es muy probable que nos vaya a crear una situación de malestar a nosotros porque no han comido”, nos dice. “Y algo similar, si nos falta poco para ir a dormir. Podemos buscar momentos adecuados para ello”. Más allá de comer o no dulces, “lo importante es estar ahí con ellos totalmente presentes, sin teléfonos o pantallas de por medio” para poder, de este modo, “compartir momentos felices con los niños”.
- Respetar la decisión de los padres. La dietista infantil añade, además, un consejo fundamental ya no para los padres, sino para otros familiares o amigos adultos (la abuela, la tía…): “es importante escuchar y respetar la decisión de los progenitores, si ellos no quieren dar cosas con azúcar, lo mejor es respetarlo sin cuestionar ni comentar nada, están en su derecho”.