Las bajas temperaturas son el punto de partida para muchas infecciones respiratorias en niños. La más frecuente en menores de dos años es la bronquiolitis, que se convierte cada temporada en una de las principales causas de hospitalización. Pero, al margen de esta, hay otros episodios que tienen a la tos y los mocos como protagonistas.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
El Dr. Enrique Sánchez, pediatra y neonatólogo del Hospital Vithas Málaga, nos aclara cuáles son las ideas falsas que hay que desterrar a la hora de tratar estos cuadros en los niños.
1. ‘Si hay moco verde, es porque el catarro se ha complicado’
Cuando el niño enferma y tiene mucosidad, esta va evolucionando a lo largo del tiempo. Sin embargo, muchos padres creen erróneamente que el hecho de que se vuelva más espesa o más verdosa indica que la situación se ha complicado.
“Con el paso de los días, la mucosidad se vuelve más y más espesa. Es la evolución normal de cualquier catarro”, indica el especialista.
Los mucolíticos no están indicados en niños pequeños, pero, por el contrario, los lavados nasales y dar suficientes líquidos pueden mejorar mucho la situación.
Al igual que sucede con los mucolíticos, los antitusivos tampoco están indicados para niños. El motivo es este: “La tos es una mecanismo de defensa que favorece la movilización de secreciones. En caso de no producirse esa movilización, el moco estancado puede sobreinfectarse secundariamente por bacterias, con lo que cual el proceso puede empeorar”, detalla el pediatra.
La tos no es el único factor que altera, por ejemplo, el descanso del niño. Sufren otras molestias como dolor en la garganta o en las articulaciones o directamente la fiebre puede modificar su patrón de sueño.
4. ‘Si el niño tiene fiebre, hay que arroparlo mucho para que sude el catarro’
Los catarros no se deben ‘sudar’. “Con la fiebre se tiende a perder líquidos y si abrigamos mucho al niño hay riesgo de que se deshidrate”, confirma el especialista de Vithas Málaga. Por eso, lo correcto cuando el termómetro sube es desabrigar al pequeño, en vez de ponerle más ropa.
Cuando se tiene fiebre se suda más que en condiciones normales, y hay que saber que la fiebre no es impedimento para bañar al niño, “a ser posible con agua tibia”, indica.
6. ‘Si al niño le duele el garganta, hay que ponerle un pañuelo con alcohol’
Un remedio popular aconseja poner un pañuelo impregnado en alcohol en el cuello de los niños que están afónicos o con dolor de garganta. ¿Tiene alguna evidencia este remedio?
“Esta medida no solo no beneficia en absoluto al menor, sino que puede derivar en irritación local de la piel”, alerta el pediatra. Además, “dado que la permeabilidad de la piel en niños pequeños es más alta que en adultos, dicho alcohol puede absorberse y pasar a la sangre”.
7. ‘Si el niño tiene bronquitis, el humidificador le viene bien’
La humedad ambiental no viene bien a todos los niños que pasan por una bronquitis. Además, hay que tener en cuenta que, de usarse, es obligado mantener unas estrictas medidas de higiene con el humidificador, para que no conlleve riesgos.
En palabras del especialista, “hasta al 50% de los niños con afectación bronquial les perjudica la humedad ambiental”.
Esta afección “se debe al edema en la pared de los bronquios de menor tamaño y dicho edema aparece a raíz de una infeccción vírica”, comenta el pediatra. Los broncodilatadores no se han mostrado eficaces en los lactantes más pequeños, “por lo que su uso de rutina no está indicado”.