Ya entrado diciembre, ¿quién no ha dicho ya en alguna que otra ocasión a sus hijos eso de pórtate bien, que te están viendo los Reyes Magos ? Es una afirmación que todos hemos escuchado alguna vez y que a la mayoría de quienes ahora son padres les decían los suyos cuando eran pequeños. Sin embargo, “que se haya escuchado siempre no quiere decir que esté bien”, asegura con contundencia, Noelia Esteban, pedagoga y experta en acompañamiento a familias a través del juego (@noeliaeducacontigo). “Utilizar este tipo de frases es una amenaza y se basa en generar miedo a los peques”. Aun así, en momentos de cierta exasperación de los padres, cuando sentimos que los niños no hacen caso a nada… ¿por qué no recurrir a este tipo de afirmaciones si resultan útiles?
Por qué no decir a los niños ‘pórtate bien, que te están viendo los Reyes Magos’
Partiendo de que no es recomendable hacer a los niños este tipo de afirmaciones, tampoco resulta de utilidad para mejorar su comportamiento porque… “¿qué es portarse bien?”, se cuestiona la pedagoga. Estos son los motivos:
- No les sirve de aprendizaje. “Si por ejemplo le decimos al niño si te quedas aquí sentadito, los Reyes Magos te traerán muchos regalos, tu hijo se va a quedar sentado, un rato, luego sentirá la necesidad imperiosa de moverse. En este caso tu hijo estará actuando, por obtener un premio y no porque entienda lo que le pedimos ni porque sea beneficioso para él o ella”. No aprenderá, por tanto, cómo debe actuar para comportarse correctamente y repetirá en otras ocasiones esa conducta que queremos eliminar.
- Su efecto se da solamente a corto plazo. “Si tu hijo se porta bien porque le están viendo los Reyes Magos lo hará por miedo”, preocupado por la posibilidad de que no le traigan regalos. Si bien “en ciertos momentos puede funcionar”, será tan solo un parche. No nos está sirviendo para educar y, en consecuencia, una vez pasadas las Navidades, puede entender que tiene vía libre para llevar a cabo ciertos comportamientos, puesto que la amenaza habrá desaparecido.
- Dificulta la comunicación entre padres e hijos. “Usar el castigo como método para modificar su conducta no es la mejor manera para generar un apego seguro y buena comunicación con nuestros hijos y nuestras hijas”.
- Puede afectar a su autoestima. Por un lado, “los niños entienden a hacer las cosas por obtener algo a cambio y buscan todo el rato la validación externa”, lo cual afecta directamente a su autoestima, pues acaban generando dependencia en la aprobación por parte otras personas de aquello que hacen. Y, por otro lado, “si les repetimos mucho que son niños malos les puede producir mucha inseguridad” en sí mismos.
- Pueden no entender la causa-efecto de la afirmación. “Si son muy pequeños, no establecen una relación directa entre el presente y el momento de los Reyes Magos, por lo tanto, tendremos que repetir muchas veces y todos los días las cosas. Si desde noviembre estamos diciendo esto, el niño no entenderá qué relación tiene todo esto con el día de los regalos. Es mucho tiempo para su pequeña cabecita”, explica la pedagoga. “Concretamente, la frase de ‘si no te portas bien, los Reyes Magos no te traerán lo que has pedido’ es un mensaje muy ambiguo para los niños y las niñas: ¿qué es portarse bien? ¿Hacer lo que nosotros queremos?”.
- Puede servirles para aprender a mentir. “Cuando son un poco más mayores, pueden aprender a mentir o hacerlo ciertas cosas a escondidas para que no lo vean los Reyes Magos”, advierte Esteban. “En lugar de reconocer sus errores, como harían si les enseñamos a hablar las cosas y juntos buscar soluciones, mentirán y esconderán”.
Alternativas (para los padres) a la amenaza de los regalos de Papá Noel o los Reyes Magos
Una vez que tenemos claro que “no deberíamos relacionar los regalos con la conducta de nuestros hijos”, ¿qué podemos hacer cuando parece que nada funciona?, ¿cómo lograr que se comporten de manera adecuada?. Estas son las pautas que plantea la experta:
1º Darles órdenes concretas. “En lugar de usar la expresión ‘portarse bien’, te recomiendo hablar de forma más clara con órdenes concretas y nunca diciendo que deben hacerlo porque así obtendrán lo que quieren. Eso es chantaje emocional y lo que aprende tu hijo o tu hija es a hacer las cosas por lo que los demás esperan de él y por obtener algo a cambio”.
2º Establecer límites inamovibles. “Para que tu hijo te obedezca, debes establecer ciertos límites inamovibles, que se cumplan siempre, esté con el cuidador que esté”. Es fundamental que vayan siendo conscientes de aquello que no pueden hacer y por qué; para ello, deberemos explicárselo de la manera más sencilla posible y, probablemente, tendremos que repetirlo una y otra vez, pero hemos de mantenernos firmes en esas premisas (y hacer que otros familiares o cuidadores también lo hagan en nuestra ausencia).
3º Potenciar la validación interna. La base es “pasar tiempo de calidad con él o ella y jugar mucho a lo que necesite en cada momento”; de este modo iremos favoreciendo esa validación interna, “el reconocimiento propio”, tan importante para la formación de una sana autoestima. Para favorecer esa validación interna, Noelia Esteban recomienda evitar decir a los niños frases como muy bien; es preferible ir “a lo concreto con otras tipo veo que estás muy concentrado o ¿cómo te sientes?”.
4º Ayudarles a gestionar sus emociones. Para ello, lo primero es que los adultos de referencia de los niños también lo hagan y sepan manejar la situación: “cuando se esté portando mal, establece maneras para auto-calmarte”, puesto que, como señala la asesora de crianza, “lo difícil no suele acompañarles a ellos, sino verlos sufrir y estar ‘medio tranquilos’, sabiendo que forma parte del proceso”; es decir, es normal que sufran una rabieta ante una negativa nuestra. Debemos aprender a acompañarlos en esos momentos de desborde emocional, aunque, como bien sabemos, no es tarea fácil.
Así, siguiendo todas estas premisas, “poco a poco, se portarán bien porque así disfrutan más, no porque tu les digas que si no los Reyes Magos les traerán carbón”.