Fomentar la autonomía desde pequeños es uno de los mejores regalos de vida que podemos hacer a nuestros hijos. Irán siendo conscientes de que se valen por sí mismos, que pueden ir logrando todo (o mucho) de lo que se proponen, con las repercusiones que esto tiene en su autoestima y en su bienestar emocional. Y para fomentar esa autonomía, una de las cuestiones que más la favorecen es permitir que se vistan solos. Cada vez que consigan pequeños retos (ponerse un calcetín, un vestido, un pantalón…), se pondrán de lo más contentos; lo ideal es aprovechar esos pequeños logros para ir instaurando una rutina, que será lo que verdaderamente potencie esa autonomía y vaya desarrollando en ellos un cierto sentido de responsabilidad por hacer por sí mismos todo tipo de actividades.
1º Empezar a una edad temprana
Es recomendable enseñarles a una edad temprana a irse vistiendo solos. No importa que se pongan la camiseta o el vestigio al revés o que no tengan mucha destreza haciéndolo, lo importante es darles la oportunidad de ponerse ellos mismo su ropa para ir instaurando, poco a poco, el hábito. De este modo, cuando sean más mayorcitos, habrán convertido el acto en una rutina que a ellos les dará autonomía y que a los papás les facilitará mucho la vida (sobre todo por las mañanas para llegar a tiempo a clase o a cualquier otro lugar). A partir, aproximadamente, de los 2 años (unos niños algo antes y otros, algo después) están preparados para ir empezando a dar sus primeros pasos en este aspecto.
2º Enseñarle primero a desvestirse
Para facilitarles que aprendan a vestirse en torno a los 2 años, el primer paso es que aprendan a desvestirse. Dado que su motricidad fina y gruesa está aún en pleno desarrollo, les resulta mucho más sencillo quitarse la ropa que ponérsela. Al permitir que lo hagan, favorecemos que vayan adquiriendo un mayor control de sus habilidades manuales y su coordinación, lo que favorecerá el siguiente paso.
3º Primero con prendas sencillas
Lógicamente, hemos de ir poco a poco. No podemos pretender que se pongan una camisa y se la abrochen solos con dos años. Lo recomendable es ofrecerles primero prendas más fáciles de ponerse, como los calcetines o, ahora que estamos en invierno, gorros. Después, podemos pasar a faldas -en el caso de las niñas-, a continuación a camisetas o vestidos y, después a pantalones. A medida que vayan cogiendo más soltura, podemos invitarlos a ponerse otro tipo de prendas, como camisas o chaquetas con botones grandes; esto les ayudará a fortalecer los músculos de las manos, lo que le será muy útil para cuando comiencen el proceso de lectoescritura.
4º La clave: adiós prisas
Si queremos ayudarles a que aprendan a vestirse solos, procura que no sea en un momento en el que tengas que estar pendiente del reloj. Pedirles que se vistan solos por las mañanas, con la hora pegada al cuello, no hará más que causarles estrés y cierta frustración por no lograr ponérselo todo lo rápido que requieres o por no hacerlo bien. Los niños necesitan aprender a su ritmo, con calma, y proyectando toda su atención en la actividad o en la destreza que están adquiriendo. Es mejor probar los fines de semana o en un momento en el que podamos darle la oportunidad de intentarlo todas las veces que ellos quieran; de otro modo, es posible que las prisas y la imposibilidad de conseguir ponerse la prenda a tiempo le acabe generando rechazo y se nieguen a volver a intentarlo otro día.
5º Ayudarle con juegos
Si hay algo que ayude a los niños a aprender todo tipo de conocimientos y a adquirir diferentes habilidades, eso es el juego. Si os dedicáis una tarde, por ejemplo, a disfrazaros, a poneros todo tipo de prendas (tanto el niño o la niña como el adulto) y jugáis a que sois princesas, cocineros o doctores o a que interpretáis una obra e interpretáis diferentes papeles que requieren cambio de ropa, el peque lo pasará a lo grande al tiempo que aprende tanto a vestirse como disfruta del juego simbólico (con todo lo que este implica).
6º Establecer una rutina
A medida que vaya adquiriendo más soltura y que vaya siendo capaz de ponerse más prendas solo, sí es importante ir estableciendo una rutina para que pase a formar parte de su vida diaria. Primero, procura que la rutina sea al volver a casa o en el momento del baño; que se quite él solito la ropa y se ponga el pijama. Es importante mantener aún la premisa de hacerlo sin prisas, sin estar pendiente del reloj. Una vez que ya haya avanzado con este paso y veas que tanto él como tú estáis preparados para instaurarlo en la rutina de la mañana, permite que lo haga también en ese momento; eso sí, al principio, mejor adelanta un poco el despertador para evitar que aparezca el estrés por no llegar tarde, pero no lo dejes de intentar: es una magnífica oportunidad para que adquiera verdadera autonomía.
7º Deja que elija su ropa
Para fomentar su autonomía a la hora de vestirse y favorecer que quiera hacerlo solo, una manera eficaz de lograrlo es permitiendo que elija la ropa que se va a poner. Si no quieres que salga a la calle con cualquier cosa (ya sabemos que podría elegir una vestimenta y combinación de prendas de lo más variopinta), dale tú las opciones: por ejemplo, dos (o como mucho) tres conjuntos de ropa, no más (si tu peque es de ideas fijas, procura que todas las prendas que le presentas sean combinables entre sí porque es probable que quiera la parte de arriba de un conjunto y la de abajo de otro).
8º Celebra sus logros
Cuando consiga ponerse una prenda que le resultara especialmente difícil, celebra su logro. Desde el punto de vista de la disciplina positiva, es mejor es alentar a elogiar; es decir, hacer hincapié en el proceso, en el esfuerzo, no en el resultado en sí mismo. De este modo, fomentamos y cultivamos en él o ella el valor del esfuerzo y no lo hacemos dependiente de las alabanzas de los demás.
9º ¿Y si no lo consigue?
Si no lo consigue tras varios intentos y compruebas que empieza a frustrarse por ello o que simplemente lo rechaza, no le fuerces. Es mejor dejarlo y volverlo a intentar más adelante; puedes esperar bien tan solo unos días o retrasarlo unas semanas (incluso, unos meses). Cada niño tiene su ritmo y obligarle a que haga algo para lo que no está preparado puede dar lugar al efecto contrario al que queremos. Dale su tiempo; es posible que, cuando menos te lo esperes, lo encuentres intentándolo por sí mismo o pidiéndote que le dejes vestirse solo. Antes o después, lo conseguirá.