A estas alturas del año, a punto de dar la bienvenida al invierno y tres meses después de haber dado inicio el curso escolar, lo más probable es que la mayoría de los niños hayan pasado ya varios virus respiratorios. Mocos, malestar, tos… Algo que genera cierta incertidumbre a los padres, pero que es más que habitual: “los niños van cogiendo infecciones de vías respiratorias altas de repetición, que les causan tos y mocos”, nos comenta la Dra. Gemma Morera, pediatra y una de las pocas especialistas que hay en neumología y alergia infantil. “Durante los tres primeros años de vida se suelen coger alrededor de un centenar de catarros de vías altas en total. Algunos son asintomáticos y otros no. De hecho, es conveniente que cojan todos esos catarros para que el sistema inmunológico se forme bien; así consiguen inmunizarse”.
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Sin embargo, esas llamadas toses de repetición -las que se dan en periodo escolar- no preocupan, en principio, a los pediatras. “Si descansa bien, come bien, no tiene tos haciendo deporte y en verano está bien, las toses de repetición no deben asustarnos”, asegura la doctora. “La que nos preocupa es la crónica; la que tiene más de cuatro semanas de duración, la que despierta e impide el sueño, que provoca un mal estado general, que el niño no coma, y la que, aunque sea verano, sin estar expuesto a los virus de la época escolar, se mantiene”.
Por qué acudir al pediatra si la tos tura más de cuatro semanas
La tos es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio, por lo que a priori no solo no es preocupante, sino que se podría afirmar que es beneficiosa para el niño (o el adulto). El problema se da cuando esa tos es recurrente, algo más frecuente de lo que cabría imaginar, pues tiene una prevalencia del 5 al 7% en niños de edad escolar y se incremental del 12 al 15 % en niños algo más mayores, de hasta 11 años, según la AEPD (Asociación Española de Pediatría). ¿Por qué preocupa este tipo de tos?
Porque “si persiste es porque detrás de ella hay algo que, si no se diagnostica y no se trata, puede llevarnos a una lesión crónica: a un asma, a una neumonía, a una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), a una bronquiectasia (en la que el pulmón tiene zonas inutilizadas por infecciones de repetición), etc.”, advierte la Dra. Morera. “Estas son enfermedades que pueden desarrollarse si no desinflamamos y desinfectamos apropiadamente el pulmón”.
De ahí que sea esencial acudir al pediatra con nuestro hijo o nuestra hija “cuando lleve con tos más de cuatro semanas” o bien cuando esa tos le despierta por la noche y va acompañada de “malestar general, decaimiento, falta de apetito, fiebres altas, o cuando es una tos que aparece reiteradamente al hacer ejercicio físico”.
Cómo tratar la tos recurrente en niños
Lo primero que la especialista en neumología infantil advierte a los padres es que no se deben administrar a los niños jarabes antitusivos por norma, puesto que “lo que hacen es cortar el reflejo de la tos, y eso no es más que una falsa mejoría porque deja de toser”, advierte. La tos es, como señalábamos anteriormente, un mecanismo de defensa del cuerpo que nos está diciendo que está pasando algo: “si cortas la tos no haces más que enmascarar el problema”.
Por eso “los jarabes solo hay que tomarlos cuando están prescritos por un médico. Si el médico nos lo receta porque lo que hay es una tos irritativa, vale, porque dejará descansar al niño; pero primero debe verle un médico, descartar que no hay otra patología además de esa tos irritativa”, recalca la facultativa. “Lo importante es curar la causa de la tos”.
El medicamento a administrar a nuestro hijo o el tratamiento a seguir dependerá, como es lógico, de la causa: “si es una tos seca irritativa, pues un antitusivo para cortarla y un antiinflamatorio; si es porque hay moco en el pulmón, un expectorante; si hay infección, ya habría que tratarla con antibiótico; y si hay asma, un broncodilatador”, explica Gemma Morera. “Lo importante, insisto, es encontrar la causa y tratarla; no tomar un jarabe para cortarla porque para cada causa hay un tratamiento, y enmascarar la causa puede empeorar la patología”.